Sep 18, 2008

157 - RELIGIOSIDAD POPULAR

Pbro. Amadeo Pedroza P., c.j.m. Ciudad de México.
La religiosidad popular de las gentes en sus múltiples formas (oraciones, devociones, peregrinaciones, fiestas patronales, etc.) es un rasgo característico de nuestros pueblos latinoamericanos, una expresión sencilla de su fe, una forma de ser cristiano y católico en nuestro continente.
Como dijo S.S. Benedicto XVI en el discurso inaugural de Aparecida, en mayo 2007: “Todo ello –las diversas formas de devoción- forma el gran mosaico de la religiosidad popular, que es el precioso tesoro de la Iglesia Católica en América Latina, que ella debe proteger, promover, y en lo que fuere necesario también purificar”.
La religiosidad popular es el resultado de esa interesante convergencia entre la cultura y la religiosidad de los pueblos originarios del continente y la fe cristiana anunciada y comunicada por los misioneros españoles (inculturación y sincretismo). El mensaje cristiano siempre se ha encarnado e involucrado en la forma de ser y en las manifestaciones religiosas de los pueblos en los que ha sido anunciado. La misma luz del Evangelio ha iluminado y transformado las múltiples expresiones de vida cristiana y de religiosidad de los diversos pueblos.
Efesios: 4, 5-6 “Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos” en la diversidad de lenguas, pueblos y naciones.
En nuestros pueblos latinoamericanos la religiosidad popular ha tenido las siguientes manifestaciones:

1- El amor al Cristo sufriente, el Dios del perdón, de la compasión y la reconciliación.
2- La adoración del Señor presente en la Eucaristía, el Dios con nosotros, que se nos entrega en alimento.
3- La devoción filial y tierna a María, madre de Jesús y madre nuestra, en sus diversas advocaciones, desde la Virgen de Guadalupe hasta el santuario de la Virgen de Luján.
4- La devoción a los santos y las fiestas patronales.
5- La peregrinación a los santuarios, en las que los creyentes manifiestan su condición de pueblo peregrinante hacia la casa del Padre.
Ante este “precioso tesoro” de la religiosidad popular, la Iglesia Católica tiene el deber y la responsabilidad de conservar, proteger, promover, y purificar, puesto que se trata de un tesoro de gran valor que requiere ser bien conservado y protegido. Y también necesita ser purificado de las múltiples incongruencias y desviaciones que el pueblo le agrega.
La religiosidad popular, bien orientada y fomentada, nos debe llevar hacia Jesús Hebr:12, 2 “autor y consumador de nuestra fe” y nos debe ayudar a cumplir la palabra que María pronunció en las Bodas de Caná: “Hagan lo que él les diga” de Jn:2, 5.

Sep 2, 2008

155 - PABLO Y LA EUCARISTIA

En los capítulos 10 y 11 de su carta primera a los Corintios, veinte a treinta años antes de que se hicieran escritos los Evangelios, Pablo narra con asombrosa fidelidad la excepcional página, de institución de la Eucaristía,
Les trasmito la tradición que recibí del Señor
Estas mismas palabras se reflejan más tarde en Marcos:14,22-25; Mateo:26,26-28 y Lucas:22,19-20; las cuales bebió de la pura y próxima fuente: los apóstoles, testigos de la Última Cena como de los primeros cristianos de Damasco, Antioquía y Jerusalem al celebrar la “Fracción del Pan
Estas palabras eliminan cualquier duda de la realidad eucarística de los Evangelios, aquí los incrédulos chocan con las palabras de Pablo “Esto es mi cuerpo y esta es mi sangre” las que no se pueden racionalmente negar y que ni Lutero pudo borrar.
Muchos años después, Juan agrega “Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida"
El pan y el vino son ciertamente el cuerpo y la sangre del Señor.
El mandato se refiere no al recuerdo sino al memorial que seguirá celebrándose hasta que el Señor vuelva.
El Papa Juan Pablo II, en su homilía del jueves santo de 2001 dijo “La Eucaristía es escándalo de amor que nos sobrepasa” es una experiencia que no deja de generar amor fraterno, ya sea en el creyente o en la comunidad eclesial.
1- “In supremae nocte Cenae / recumbens cum fratribus” La noche de la última Cena sentado en la mesa con sus hermanos, con sus propias manos se dio así mismo en comida a los doce.
El himno del Pange lingua insinúa y presenta la Última Cena en la que Jesús nos dejó el admirable sacramento de su Cuerpo y de su Sangre y las lecturas ilustran y proclaman un sentido cristológico profundo al componer un tríptico:
- La institución de la Eucaristía.
- La prefiguración en el Cordero Pascual.
- Su traducción existencial en el amor y en el servicio fraterno.
Pablo en 1ª. Corintios 11,26 ha recordado en el hecho histórico lo que Jesús hizo “En la noche en que Jesús iba a ser entregado” y ha agregado su comentario “cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga
Así la comunidad que celebra actualiza la Pascua, son los cristianos como profecía nueva, la Eucaristía no es la simple memoria de un rito pasado, sino la viva representación del gesto supremo del Salvador.

2- “Verbum caro / panem verum verbo carnem efficit” El verbo encarnado con su palabra transforma el pan en su carne” es el “escándalo” eucarístico, primera parte del tríptico.
Este es el prodigio que los sacerdotes todos los días tocan con sus manos en la Santa Misa y que repitiendo las palabras del Maestro saben que la Iglesia está comprometida a celebrarlo hasta el fin de los tiempos.

Permanecen las especies eucarísticas, pero el pan y el vino se convierten en “verdadero, real y substancial en Cuerpo y Sangre de Cristo” (Concilio de Trento)

La mente se siente perdida ante el Misterio y muchos interrogantes aparecen, sin embargo encuentra paz en las palabras “Et si sensus déficit / ad firmanum cor sincerum sola fides sufficit” Si los sentidos desfallecen la fe es suficiente para un corazón sincero.
3- La institución de la Eucaristía se remonta al antiguo rito de la primera Alianza Ex:12,5 “del cordero sin defecto, macho, de un año" cuyo sacrificio liberaría al pueblo del exterminio, es la segunda parte del tríptico.
Ex:12,13 “La sangre será vuestra señal en las casas donde moráis. Cuando yo vea la sangre pasaré de largo ante vosotros y no habrá entre vosotros plaga exterminadora” Este pasaje interpretado por Santo Tomás de Aquino dice “Abra paso la antigua Ley al sacrificio nuevo” y orienta la mirada hacia el Nuevo Cordero que con la sangre derramada libremente en la Cruz (Ilasterium, Kaporet o Propiciatorio) ha establecido una nueva y definitiva Alianza.
Al ofrecerse la carne inmolada y la sangre derramada, brinda la salvación a toda la humanidad, recordando a Tomás de Aquino
¿Cómo es posible no quedar fascinados por este Misterio?
Que la fe supla a los defectos de los sentidos y nos lleve al estupor y a la adoración
4- El tercer elemento del tríptico que compone la liturgia de hoy se debe a la narración evangelista de Juan quien enseña la desconcertante imagen del lavatorio de los pies.
Con este gesto, Jesús recuerda a todos sus discípulos de todos los tiempos, que la Eucaristía exige que sea testimoniada en el servicio del amor a los hermanos. Jn:13,14 “Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros” Jn:13,15 “Os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros
El lavatorio de pies se presenta como un acto paradigmático que tiene su clave de lectura y su explicación plena en la muerte en Cruz y en la Resurrección de Cristo.
La Eucaristía constituye el signo perenne del amor de Dios que sostiene nuestro camino hacia la plena comunión con el Padre, a través del Hijo, en el Espíritu Santo.

Bibliografía
Biblia de Jerusalem
Juan Pablo II: “Eucaristía escándalo de amor que nos sobrepasa

García Inza Juan: "Eucaristía, Sacramento para los tiempos difíciles"

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