Jun 10, 2011

216 - LA DORMICION DE LA VIRGEN MARÍA


Inicialmente en los primeros cuatro siglos del cristianismo no existe escrito alguno acerca de la muerte de la Madre de Jesús, desde los apóstoles y las siguientes generaciones
Se pensó en un paralelo entre la muerte, resurrección y Ascensión del Señor a la Gloria y la muerte,  Tránsito de la Virgen al cielo, koimesis o dormición y su Asunción a la Gloria o analepsis.
No existe un texto bíblico que refleje en la palabra lo que muestra el icono de la Asunción de la Virgen María a los cielos, pero podría servir para orientar nuestra meditación el cántico de la Virgen, el Magnificat, o algunos de los textos del Cantar de los Cantares, fuente de inspiración del primitivo oficio romano de la Asunción de María. 
Desde antiguo la Iglesia ha aceptado esta iconografía como un resumen de antiguas narraciones del "Tránsito" de la Virgen María.
En el Misterio hay una simetría entre Cristo que por su propio poder Asciende al Padre y María Madre del Hijo de Dios que por la gracia divina es Asunta o subida al Cielo. 
Esto equivale a la pascua de Nuestra Señora que implica que ella es la primicia pascual con Cristo, sus cuerpos gloriosos son promesa de lo que seremos.
Al buscar el icono primitivo en Oriente de la Dormición de la Virgen  es el que ha prevalecido, desde las iniciales ilustraciones y mosaicos de esa área, hasta los iconos rusos de los siglos XIV y XV de los maestros Theófanes el griego y su discípulo Andrea Rublov.

Su fiesta se prepara en la Iglesia Ortodoxa oriental con una pequeña cuaresma de la Madre de Dios, rezando el oficio de la "paráclisis" con devotas invocaciones para cerrar el ciclo anual de las celebraciones, siendo la Dormición, el último de los misterios que resume la esperanza de los fieles católicos.

Más tarde en Occidente, aparecen pinturas medievales, frescos, mosaicos, bajorrelieves y tablas de la mejor imaginería española, logrando su clímax en el tipo "Asunción" a los cielos, casi en una Ascensión de la Virgen, semejante a la de Cristo Jesús.
El pietismo popular español como el latinoamericano ha conservado huellas  de la iconografía oriental en las vírgenes dormidas que se llevan en procesión el día de la Asunción.

Múltiples preguntas surgen en el contexto cultural contemporáneo como: 
¿La Virgen María murió?
¿Dónde?
¿Existe su sepulcro?
¿De qué murió la Virgen?
¿Debemos rendirle culto?
¿Por qué la llamamos Reina?
¿Qué valor tiene su vida ...?


El padre Royo Marín  s. j. dice "No parece que muriera de enfermedad, ni de vejez muy avanzada, ni por accidente violento (martirio), ni por ninguna otra causa que por el amor ardentísimo que consumía su corazón."
Por supuesto que esto no es una afirmación en que el amor a Dios haya sido causa de su deceso o una ilusión poética, producto de la piedad ingenua y entusiasta para con la Santísima Virgen. Por el contrario, es una enseñanza fundada en testimonios de los Santos Padres de la Iglesia. 
El padre Joaquín Cardoso, s. j. cita a San Alberto Magno:  "Creemos que murió sin dolor y de amor”.
Juan Pablo II dice observando el pensamiento del Abad Guerrico, Ricardo de San Lorenzo, "La liberalidad de María se asemeja a la de su Hijo, que otorga más de lo que se le pide"
San Francisco de Sales dice, "la muerte de María se produjo como un ímpetu de amor" en su tratado sobre “El amor de Dios”, habla de una muerte en el Amor, a causa del Amor y por Amor.
San Alfonso María de Ligorio: al explicar sobre la Inmaculada Concepción dice "Convenía al Padre celestial, al Hijo y al Espíritu Santo, preservar de toda mancha a María Santísima, porque Ella es su hija preferida"
Alastruey, afirma: "La Santísima Virgen acabó su vida con muerte extática, en fuerza del divino amor y del vehemente deseo y contemplación intensísima de las cosas celestiales."

"Más importante es investigar la actitud espiritual de la Virgen en el momento de dejar este mundo."

Nuevamente Juan Pablo II aclara aún más este punto: "Cualquiera que haya sido el hecho orgánico y biológico que, desde el punto de vista físico, le haya producido la muerte, puede decirse que el tránsito de esta vida a la otra fue para María una maduración de la gracia en la gloria, de modo que nunca mejor que en este caso la muerte pudo concebirse como una dormición.


Luego basándose en la tradición para tratar este tema, el Papa nos aclara aún más este maravilloso suceso:
"Algunos Padres de la Iglesia describen a Jesús mismo que va a recibir a su Madre en el momento de la muerte, para introducirla en la gloria celeste. Así, presentan la muerte de María como un acontecimiento de amor que la llevó a reunirse con su Hijo Divino, para compartir con El la vida inmortal. Al final de su existencia terrena habrá experimentado, como San Pablo y más que él, el deseo de liberarse del cuerpo para estar con Cristo para siempre."


Garriguet otro ilustre Mariólogo, también citado por Royo Marín, nos describe más detalles sobre la vida y la dormición de la Madre de Dios: "María murió sin dolor, porque vivió sin placer; sin temor, porque vivió sin pecado; sin sentimiento, porque vivió sin apego terrenal. Su muerte fue semejante al declinar de una hermosa tarde, como un sueño dulce y apacible; era menos el fin de una vida que la aurora de una existencia mejor. Para designarla la Iglesia encontró una palabra encantadora: la llama sueño o dormición de la Virgen."


Pero es el elocuentísimo predicador francés obispo de Meaux del Siglo XVI-XVII
Bossuet, en su Sermón Segundo sobre la Asunción de María nos describe con los más bellos detalles qué significa morir de amor y cómo fue este maravilloso pasaje de la vida de la Madre de Dios:
"El amor profano es quejumbroso y está diciendo siempre: languidezco y muero de amor. Pero no es sobre este fundamento en el que me baso para haceros ver que el amor puede dar la muerte. Quiero establecer esta verdad sobre una propiedad del Amor Divino. Digo, pues, que el Amor Divino, trae consigo un despojamiento y una soledad inmensa, que la naturaleza no es capaz de sobrellevar; una tal destrucción del hombre entero y un aniquilamiento tan profundo en nosotros mismos, que todos los sentidos son suspendidos. Porque es necesario desnudarse de todo para ir a Dios, y que no haya nada que nos retenga. Y la raíz profunda de tal separación es esos tremendos celos de Dios, que quiere estar solo en un alma, y no puede sufrir a nadie más que a Sí mismo, en un corazón que quiere amor. Amarás a Dios sobre todas las cosas. Si alguno ama a su padre o a su madre o a sus hermanos más que a Mí, no es digno de Mí."


"Ya podemos comprender esta soledad inmensa que pide un Dios celoso. Quiere que se destruya, que se aniquile todo lo que no es El. Y, sin embargo, se oculta y no da a ninguno un punto de donde asirlo materialmente, de tal modo que el alma, desprendida por una parte de todo, y por otra, no encontrado aquí el medio de poseer a Dios efectivamente, cae en debilidades y desfallecimientos inconcebibles. Y cuando el amor llega a su perfección, el desfallecimiento llega hasta la muerte, y el rigor hasta perder la vida." 


"Y he aquí lo que da el golpe mortal: es que el corazón despojado de todo amor superfluo, es atraído con fuerza al solo Bien necesario, con una fuerza increíble y, no encontrándolo, muere de congoja. San Pablo dice, el hombre insensato, no entiende estas cosas y el sensual no las concibe; pero nosotros hablamos de la sabiduría entre los perfectos y explicamos a los espirituales los misterios del espíritu´. Digo, pues, que el alma, desprendida de todo anhelo de lo superfluo, es impulsada y atraída hacia Dios con una fuerza infinita, y es esto lo que le da la muerte; porque, de un lado, se arranca de todos los objetos sensibles, y por otro, el objeto que busca es tan inaccesible aquí, que no puede alcanzarlo. No lo ve sino por la fe, es decir: no lo ve; no lo abraza, sino en medio de sombras y como a través de las nubes, es decir, que no tiene de dónde asirlo. Y el amor frustrado se vuelve contra sí mismo y se hace a sí mismo insoportable."
"Yo he querido daros alguna idea del amor de la Santísima Virgen durante los días de su destierro y la cautividad de su vida mortal. No, no; los Serafines mismos no pueden entender, ni dignamente explicar, con qué fuerza era atraída María a su Bien Amado, ni con qué violencia sufría su corazón en esta separación. Si jamás hubo algún alma tan penetrada de la Cruz y de este espíritu de destrucción santa, fue la Virgen María. Ella estaba, pues, siempre muriendo, siempre llamando a su Bien Amado con un anhelo mortal"
«No busquéis, pues, almas santas, otra causa de la muerte de la Santa Virgen. Su amor era tan ardiente, tan fuerte, tan inflamado, que no lanzaba un suspiro que no debiera romper todas las ligaduras de esta vida mortal; no enviaba un deseo al Cielo que no hubiera debido arrastrar consigo su alma entera. Os he dicho antes, cristianos, que su muerte fue milagrosa, pero me veo obligado a cambiar de opinión: su muerte no fue el milagro, el milagro estuvo en la suspensión de esa muerte, en que pudiera vivir separada de su Bien Amado. Vivía, sin embargo, porque esa era la determinación de Dios, para que fuese conforme con Jesucristo su Hijo crucificado por el martirio insoportable de una larga vida, tan penosa para Ella, como necesaria para la Iglesia. Pero como el Divino Amor reinaba en su corazón sin ningún obstáculo, iba de día en día aumentándose sin cesar por el ejercicio, creciendo y desarrollándose por sí mismo, de modo que al fin llegó a tal perfección, que la tierra ya no era capaz de contenerla. Así, no fue otra causa de la muerte de María que la vivacidad de su amor"


El Padre Joaquín Cardozo s.j.  citado por Bossuet,en "La Asunción de María Santísima" comenta,
"Y esta alma santa y bienaventurada atrae consigo a su cuerpo a una resurrección anticipada. Porque, aunque Dios ha señalado un término común a la resurrección de todos los muertos, hay razones particulares que le obligan a avanzar ese término en favor de la Virgen María"


Bibliografía:
Biblia de Jerusalem
Alastruey, “Tratado de la Virgen Santísima
J. B.Bossuet: "Sermón segundo sobre la Asunción de María"
Cardozo Joaquín s. j. “La Asunción de María Santísima
Garriguet J. A: "Vida y Ddormición de la Madre de Dios"
Juan Pablo II, 25-junio-97; 25-junio-99 "Tratado del Amor de Dios.
Royo Marín o.p. La Virgen María. Teología y espiritualidad marianas.
Sales Francisco de “El amor de Dios” 

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