Oct 7, 2012

229 - LA SEÑAL DE LA SANTA CRUZ

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Es el inicio de la Eucaristía  y de muchas prácticas religiosas y cotidianas, sin damos cuenta de lo que significa, a lo mejor porque hundidos en esta sociedad neoliberal de consumo y  prisa,  nos  parece que santiguarnos no es rezar, sino un simple gesto para rezar. 
A veces no es un simple garabato aéreo apenas identificable; lo hacemos correctamente, sin detenernos, sin prestar atención, porque debemos rezar el Avemaría o el Padrenuestro o vamos a la misa dominical
Sin embargo, ignoramos esos escasos minutos de oración tan intensos, tan concentrados, como el hacer la señal de la cruz.
En castellano existen dos verbos y dos gestos: santiguarsepersignarse. Santiguar es una derivación popular de santificare; las dos formas coexisten en la lengua con significados  diferentes, aunque su etimología se presta a la comprensión.

Están en la misma relación que mortificar y amortiguar, multiplicar amuchiguar, testificar  y atestiguar verificar y averiguar, pacificar apaciguar.




Santiguar equivale a santificar o consagrar: su representación es una cruz y una invocación trinitariaPersignarse es aumentativo o factitivo, como persuadir, perseguir, perturbar. Se ha reservado a la triple cruz, en la frente, en la boca y en el pecho
Pronunciamos una súplica de protección: Por la señal de la santa cruz de nuestros enemigos líbranos Señor. Es una función protectora, frente a función consagratoria, del signarse o santiguarse. La señal es un uso cultural muy antiguo, que conserva su validez en nuestros días. Señal, marca, contraseña, etiqueta, reborde, broquel, etc.: la pluralidad de sinónimos indica la presencia multiforme de dicha práctica.

Las excavaciones en territorios del Oriente Antiguo han sacado a la luz asas de cántaro con letras o signos grabados, que identificaban al productor o el dueño de dicha mercancía. Son innumerables los sellos en forma cilíndrica provenientes de Mesopotamia y otros en forma de escarabajo provenientes de Egipto. El grabador elaboraba un diseño en negativo, trabajo de miniatura, a veces delicado. Un cilindro rodado sobre un material blando dejaba impresa la escena en positivo. Los potentados llevaban sellos de anillo, o pendientes del cuello o de la muñeca. Podían pertenecer al rey, a un ministro, a un secretario, y se empleaban con valor jurídico en los documentos. La delegación de autoridad podía ir acompañada de la cesión del sello personal. También el Antiguo Testamento documenta dicha costumbre como algunas citas lo describen.

Gn 38, 18.25 Ya el patriarca Judá llevaba su sello personal colgado de un cordel.
Gn:41,2 El Faraón se quitó el sello de la mano y se lo puso a Jose, delegando en él su autoridad imperial.
1Re:21,28 Jezabel escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello del rey y las envió a los concejales y notables de la ciudad. El Doctor Marjo Korpel, un erudito del Antiguo Testamento de la Universidad de Utrecht, ha publicado in estudio detallado sobre un sello del siglo IX a.C. que perteneció probablemente a la infame Reina Jezabel.  
Est:8,8; cfr. 3, 12 El rey Asuero dice a Ester y a Mardoqueo: Vosotros escribid en nombre del rey lo que os parezca sobre los judíos y selladlo con el sello real, pues los documentos escritos en nombre del rey y sellados con su sello son irrevocables
 Jr:22,24 Jeremías usa la imagen del sello para indicar una pertenencia muy personal del rey al Señor: ¡Por mi vida, Jeconías, aunque fueras el sello de mi mano derecha, te arrancaría!. 
Ag:2,23 Según el profeta Ageo, el Señor dice a Zorobabel: Te haré mi sello, porque te he elegido.
Así se indicaba la procedencia y la pertenencia: un edicto emanado del rey, una casa propiedad de un personaje. La costumbre pervive en nuestros días con cambios accidentales. Gran parte de la publicidad, sí no toda ella, se monta sobre la marca, que el consumidor debe reconocer. Vemos una circunferencia con tres radios y reconocemos la marca del coche. Lo mismo sucede con detergentes, licores y películas.
Existe la marca o marco de calidad. Pero también pone uno una marca, un ex-libris, en sus libros y se bordan unas letras en sábanas o pañuelos. La costumbre moderna es tan sabida, tan consabida, que hasta podemos recibir su impacto de forma subliminar. Y por ella entendemos sin dificultad bastantes textos de la Biblia.
Marca y señal en la Biblia, algunos cuantos textos marcan la marca la posesión o tienen función protectora.
Gn 4, 15 El Señor marcó a Caín, para que no lo matara quien lo encontrara. Esa señal indica que está bajo la jurisdicción directa del Señor y que a nadie le está permitido hacer justicia en el homicida. Ezequiel desarrolla el tema en una visión.
Marca, en hebreo, se dice tau, o sea, la letra tau, que antiguamente se escribía con dos trazos en cruz. El escribano va marcando la tau, la cruz, en la frente; una señal que significa fieles al Señor, y en virtud de la cual se salvan de la matanza. Es una garantía patente que han de respetar los verdugos.
Ex:12,23 Algo parecido a aquella marca de sangre en jambas y dinteles de las puertas, cuando por las vías de Egipto pasaba el exterminador cobrando tributo de primogénitos.
Ex:28,36-37 El sumo sacerdote ostentaba una diadema con una joya en la cual estaba grabado Consagrado al Señor.
Jos:2,18 O como la cinta roja en la casa de Rajab, junto a la muralla de Jericó, que sirvió para salvar a toda la familia.
Job:31,35 él recita su alegato y después se lo entrega a Dios diciendo: Aquí está mi firma! o mi marca.
El Isaías Segundo anuncia la restauración del pueblo, su entrega al Señor: 
Is:44,5: Uno dirá: Soy del Señor, otro se pondrá el nombre de Jacob; uno se tatuará en el brazo: Del Señor, y se apellidará Israel. Como el propietario marcaba en el asa del cántaro su nombre, en señal de propiedad, así los israelitas se marcan en el brazo el nombre de su Señor y dueño.
Is:49, 16 En mis palmas te llevo tatuada, tus muros están siempre ante mí. Como si llevara debajo de la piel un diseño de la ciudad para recuerdo imborrable. Está también la marca protectora.
Ct:2,16 Es lo que ha dicho en otros términos: Mi amado es mío y yo soy suya. Es la unión del amor, fuerte como la muerte. El queda marcado con ella, para siempre.
El poeta del destierro aprovecha audazmente la imagen a Dios. Jerusalén, la ciudad que personifica al pueblo, es la esposa del Señor. Se queja de que su marido la haya olvidado, y él protesta.
Ct:8,6 Hacia el final del Cantar de los Cantares, ella habla apasionadamente: Grábame como un sello en tu brazo, como un sello en tu corazón. Quiere ser plenamente del otro, estar en él sin separarse jamás. No le pide que grabe su nombre en brazo y corazón, sino dice: grábame a mí, para ser totalmente tuya.
Ez:9,1 Por sus pecados Jerusalén está condenada, y el Señor despacha a los ejecutores de la sentencia. Conviene leer el texto: Entonces le oí llamar en voz alta: Acercaos, verdugos de la ciudad, empuñando cada uno su arma mortal. 2: Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la puerta de arriba, la que da al norte, empuñando mazas. En medio de ellos un hombre vestido de linocon los avíos de escribano a la cintura. 3: Al llegar se detuvieron junto al altar de bronce. La gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín en que se apoyaba, yendo a ponerse en el umbral del templo. Llamó al hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura, 4: y le dijo el Señor: -Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén y marca en la frente a los que se lamentan afligidos por las abominaciones que en ella se cometen. 5: A los otros les dijo en mi presencia: -Recorred la ciudad detrás de él, hiriendo sin piedad ni compasión. 6: A viejos, mozos y muchachas, a niños y mujeres, matadlos, acabad con ellos; pero a ninguno de los marcados lo toquéis. Empezad por mi santuario.
Ap:7,2: El Apocalípsis recoge y transforma la escena de Ezequiel: 1: Vi después un ángel que subía de oriente llevando el sello de Dios vivo2: Con un grito estentóreo dijo a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y el mar: 3: -No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente con el sello a los siervos de nuestro Dios. 4: Oí también el número de los marcados: ciento cuarenta y cuatro mil de todas las tribus de Israel. El hijo lleva el nombre del padre, de quien procede: Ezequiel hijo de Buzi, Jeremías hijo de Jelcías. El templo lleva el nombre del Señor; los altares se dedican invocando el nombre del Señor. La bendición se realiza imponiendo, invocando el nombre del Señor sobre la comunidad.
En el Nuevo Testamento apreciamos
Ef:1,13Oyeron el mensaje de verdad y el anuncio de su salvación y creyeron en Cristo, fueron unidos a él y sellados como propiedad de Dios por medio del Espíritu Santo.
Ef:4,30 No irritéis al Espíritu de Dios, que os selló para el día de la liberación
La señal de la Cruz es para los cristianos el símbolo de su salvación.
Así de grande es la señal de la cruz y el nombre trinitario sobre esa criatura, que empieza a ser superhombre, hijo de Dios marcado para siempre
El Padre Gaspar Astete s.j. da inicio a su Catecismo exponiendo la Santa Cruz como lugar elegido por Dios Nuestro Señor para liberar al mundo del pecado. Para el buen cristiano es indispensable signarse y santiguarse bien, y continuamente, sin embargo, es  importante que no lo hagamos como algo mecánico, sino que podamos vivir este hermoso signo y aplicarlo según el fin para el cual es concebido por la Iglesia.
Marcamos nuestra actividad y nuestro reposo, gozos y dolores con la señal de la cruz y el nombre trinitario, y así vamos realizando nuestro ser cristiano a lo largo de la vida. Y también nuestra muerte será marcada con la señal de la cruz. 
Al empezar la Eucaristía, nos santiguamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y el sentido trinitario de la celebración eucarística, que volverá a expresarse en varios momentos, queda proclamado desde el principio.

Bibliografía
Biblia de Jerusalem
Luis Alonso Schökel:  "La señal de la Cruz"
Astete Gaspar: "El Catecismo de la Doctrina Cristiana"

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