Mar 26, 2016

254 - ESTA VIVO

¡Está vivo! No está en el sepulcro; la piedra que le pusieron encima ha sido removida y una luz que en vez de entrar sale de donde antes estuvo oscuro es el reflejo blanquísimo de la vestimenta de los ángeles que dan la noticia  a quien va a buscar entre los muertos al viviente. Ahora por fin se definió una guerra que estaba plantada desde el inicio de los tiempos cuando el pecado del hombre dejó que entrara la muerte al mundo. Antes de él, nadie había podido escapar de las garras del sheol; Él, aunque pasó por allí, venció la muerte en su propio terreno para que nosotros, después de Él, por Él y en Él, ya no le tuviéramos miedo jamás.
¡Está vivo! A pesar de que el mundo no lo recibió, le cerró las puertas y le fue siempre hostil. La oscuridad reinante no soportó tanta luz. Los hombres de su tiempo, y los de ahora, prefirieron aceptar las generosas dádivas del príncipe de las tinieblas en vez de abrir el corazón a la propuesta del amor. El camino fácil, las puertas espaciosas, la vida sin cruces siempre han sido más atractivos que la fidelidad a una alianza con alguien que nos pide responder por la libertad que nos ha sido dada. Aquella vez, como también ahora, se reconciliaron los malos sólo para hacer más fuerte su poder a la hora de ahogar con sus manos la débil y serena llama de luz que emergía como esperanza de la humanidad. Lo que no sabían ellos era que la luz del Nazareno brotaba poderosa como extensión visible de un inapagable sol que ya era mucho antes de que empezaran a formarse las tinieblas.
¡Está vivo! Sólo por eso los discípulos pudieron recuperarse del golpe cruel que les había producido ver morir a su maestro como el mayor de los criminales. La Magdalena fue a buscarlo el domingo y después de encontrarlo gloriosamente transformado fue a dar la noticia a los demás; los demás, al principio comprensiblemente incrédulos, fueron experimentando en sus vidas la existencia de quien irrefutablemente estaba presente en medio de ellos y a partir de entonces estaría acompañándolos en su ineludible tarea de dar testimonio de su fe en todos los rincones. A pesar de las persecuciones, de las ironías, de las risas, de lo irracional, de las descalificaciones y los olvidos, ellos, los discípulos, una vez creyeron, no dejaron de creer. Así como tampoco ahora nosotros, a pesar de todo, dejamos de creer.

¡Está vivo! Saberlo le da sentido y orientación a la vida; el mundo sin resurrección no sería más que una bola que gira y gira de manera ciega y bruta per saecula saeculorum. En ella se fundamenta la fe; en ella encuentra su asidero la esperanza; por ella el amor vale la pena. Es quizá por eso que aunque nos toca vivir la congoja del viernes santo, nuestro corazón no se resigna y sabe que no todo terminó en la cruz. Allí Jesús abrió la puerta que da acceso a la plenitud; entró por siempre y para siempre al mundo que a todos nos espera. Es cierto que él fue el primero, pero después de él, por él y en él, venimos después todos los que seguimos creyendo que ¡ESTA VIVO
Felices pascuas de Resurrección.

Padre: Santino Sacramento Vitola cjm.

253 - JESÚS MORIBUNDO


Moribundo bien mío, el mar interminable de tus penas, el fuego que te consume, y más que todo el Querer Supremo del Padre que quiere que Tú mueras, no nos permiten esperar que puedas continuar viviendo. Y yo, ¿cómo podré vivir sin Ti? Ya te faltan las fuerzas, tus ojos se velan, tu rostro se transforma y se cubre de una palidez mortal, la boca está entreabierta, el respiro afanoso e intermitente, tanto, que ya no hay esperanza de que te puedas reanimar. Al fuego que te quema lo sustituye un hielo y un sudor frío que te baña la frente, los músculos, y los nervios se contraen siempre más por la acerbidad de los dolores y por las perforaciones de los clavos; las llagas se abren más y yo tiemblo, me siento morir. Te miro, oh mi bien, y veo descender de tus ojos las últimas lágrimas, mensajeras de la cercana muerte, mientras que fatigosamente haces oír aún otra palabra:
“¡Todo está consumado!”


Oh mi Jesús, ya lo has agotado todo, ya no te queda nada más, el amor ha llegado a su término. Y yo, ¿me he consumido todo por tu amor? ¿Qué agradecimiento no deberé yo darte, cuál no tendrá que ser mi gratitud hacia Ti? Oh mi Jesús, quiero reparar por todos, reparar por las faltas de correspondencia a tu amor, y consolarte por las afrentas que recibes de las criaturas mientras te estás consumiendo de amor sobre la cruz.
Con firme voz anunció Jesús, aunque ensangrentado, que del hombre y del pecado la redención consumó. Y cumplida su misión, ya puede Cristo morir, y abrirme su corazón para en su pecho vivir. Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz, y desde su altura de amor y de verdad proclamaste que ya estaba concluida la obra de la redención, para que el hombre, hijo de ira y perdición, venga a ser hijo y heredero de Dios; ten piedad de todos los hombres que están agonizando, y de mí cuando me halle en esos instantes; y por los méritos de tu preciosísima sangre, haz que en mi entrega a la obra salvadora de Dios en el mundo, cumpla mi misión sobre la tierra, y al final de mi vida, pueda hacer realidad en mí el diálogo de esta correspondencia amorosa: Tú no pudiste haber hecho más por mí; yo, aunque a distancia infinita, tampoco puede haber hecho más por Ti. Señor pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Bibliografia a solicitud.



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