Después del excelente artículo del P. Pedro Pablo Múnera, es interesante continuar con algunas reflexiones que nos ofrece el P. Pierre Grelot al indicarnos cómo al leer el Génesis aparecen muchas preguntas como si fuese una carta de "ajuste de cuentas" que enmascara nuestra existencia y suprime nuestra voluntad, pero que lejos de esta ligera interpretación, son relatos fruto de una experiencia de liberación.
¿Cómo podría el autor saber lo que ocurrió al momento de la Creación?
¿Cómo creer que se pueda conciliar la ciencia con estas enseñanzas, si Adam y Eva nunca existieron, pues el hombre apareció por la evolución, siendo imposible creer en esos seis días de la Creación?
¿Qué es el famoso Pecado Original?
¿Se originó en la relación carnal entre Adam y Eva?
¿Por qué debemos cargar con esa culpa?
¿Qué significa toda esa imaginería de la serpiente, el árbol del bien y del mal?¿Donde está el Paríso y qué es?
¿Cómo fue el diluvio universal?
Lo importante de estos extraños relatos consiste en que son respuestas pero no las comprendemos por pertencer a contextos culturales del Medio y Próximo oriente asiático, cuya mentalidad no es comprensible desde nuestra razón occidental.
Estos relatos se elaboraron en dos épocas diferentes, una en el siglo X a.C. tras la instalación del pueblo israelita en Canaán y la otra en el siglo VI a.C.
Cuando el primer autor escribió habían pasado más de ochocientos años que habría muerto Abraham (Ab = padre, Raham= pueblos) y cuando el segundo hagiógrafo (escritor sagrado) elaboró su texto ya habían vivido y transmitido su mensaje la mayor parte de los profetas.
Pero se planteó que esa era la historia de su pueblo y surgío una pregunta:
¿Cual sería la historia de los demás pueblos o sea de la humanidad?
¿Cómo comenzó?
El autor de estos escritos se encontraba lo mismo que nosotros hoy, no sabía nada.
Sólo pensaba que Dios es fiel al hombre y por tanto debió obrar de la misma manera que lo había hecho con Israel y a partir de esta concepción, descubrió las grandes leyes con que Dios actúa, proyectándolas en "los orígenes" a través de una magnífica visión.
Así intentó responder a las preguntas que entonces, como ahora continúan planteadas sobre la existencia humana.
¿Por qué la vida?
¿Y por qué esa vida marcada por el mal, el sufrimiento y la muerte?
¿Por qué esa misteriosa atracción de los sexos?
Las respuestas siguen en pie dadas en un lenguaje imaginado, porque están inspiradas por Dios, como la luz para nosotros, los hombres de hoy.
¿LEY APLASTANTE O EXPERIENCIA DE LIBERACION?
Pareciera que Dios hubiese tenido un plan preconcebido al leer esos capítulos de Creación, donde el hombre en forma pasiva acepta y ejecuta.
Dios se presenta como el amo de quien todo depende y donde el hombre no posee su libertad.
A diferencia nuestra, Israel no lee estos relatos así, sino que descubre en el curso de su historia, que ser amado y amar compromete a un cierto tipo de existencia.
Israel llega a la noción de Creación después de haber realizado una experiencia de Liberación.
Las ideas de creación habían sido concebidas mucho antes por todos los pueblos del Oriente Antiguo, pero en Israel se van desarrollando y tomando forma dentro de un contexto de liberación.
Primero es el Dios de la Liberación y luego el Dios de la Creación.
Ningún autor habla con tanta claridad de Dios creador como el Deutero-Isaías quien anuncia la liberación del pueblo deportado a Babilonia (587-538) donde tuvo experiencia de fe en Dios salvador y por eso lo proclama como creador Is:40-55.
En este contexto es que escribe el primer relato de Creación.
El autor del segundo relato, escribe mientras el pueblo está empezando a saborear y degustar los frutos de la liberación.
Dios quiere que su pueblo sea libre y por eso le salva de sus esclavitudes.
El genio de los dos autores de Gn:1,11 consiste en que Israel respondiendo en amor ante la alianza con Dios, ha sabido elevarse de la historia de un pueblo a la de todos los pueblos.
Los relatos de Creación son antetodo respuestas a los cuestionamientos del hombre.
¿CUAL ES MI INDEPENDENCIA?
Hoy las preguntas continúan:
Hoy las preguntas continúan:
¿Cúal es el lugar en mi propia vida, en que puede adquirir sentido la noción de creación?
¿Realizo yo la experiencia de la dependencia en cuyo seno puede expresarse la libertad creadora?
El hombre concreto inserto en la historia realiza su experiencia necesariamente en tres clases de dependencias:
Dependencia cósmica: estamos inmersos en el cosmos y dependemos de él.
Dependencia sexual: No hemos escogido nacer, ni ser hombre o mujer en este mundo, estan cosas condicionan toda nuestra concreta existencia.
Dependencia histórica: estamos condicionados por todos los seres humanos que nos han precedido y con los cuales vivimos.
Para escapar de estas dependencias el hombre de todos los tiempos se ha inventado soluciones que no son más que espejismos: No puede ver más que materia e intenta evadirse de ella sin lograrlo.
Se niega todo lo que es sexual o se sacraliza el sexo.
Se sacrifica al individuo en aras de la sociedad o al grupo en aras del individuo.
Nos damos cuenta que estas soluciones son falsas y no resuelven nada.
¿Podremos ejercer una libertad creadora en el seno de estas dependencias?
EL ARTE un día nació como creación por el pintor, el escultor y el poeta, pero tienen que sujetarse a la materia con la que miden sus fuerzas y a la que vuelven a crear, Malraux.
Ellos acogen dentro de sí el sentimiento profundo de los hombres con los que viven y vuelven a expresar, pero dicho sentimiento es inconsciente por lo que los artistas con frecuencia son incomprendidos para su época.
Del propio seno de sus dependencias existenciales es de donde brota su inspiración "la naturaleza, la vida, la muerte, el amor, temas que inspiran verdaderamente la poesía" Fournier-Ganne.
LA COMUNION AMOROSA es otra experiencia de creatividad en la dependencia, precisamente porque el otro es otro, y nos resiste, y es por esto que podemos convertirnos en nosotros mismos.
¿Qué esposo pretendería decir que es menos libre cuando se siente obligado a hacer algo porque ama?
LA VIDA MORAL puede ser también una experiencia por el estilo, no por tener que obedecer pasivamente unas leyes, sino aquellas que descubre en la voluntad de ser hombre, como experiencia de superación y hasta de sacrificio por los demás.
Estas tres experiencias tienen en común la alteridad como presencia y no como causa exterior al hombre ni como una potencia enemiga, que puede suscitar y promover una libertad.
Israel había descubierto que al verse liberado de la servidumbre de Egipto, la certeza de una dependencia podía ser un espacio para la creatividad libre.
La fuerza por la que te amo no es diferente de la fuerza por la que existes, decía doña Proeza a Rodrigo en el Zapato de razo.
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