Jan 26, 2007

57 - EVANGELIOS APOCRIFOS


A pesar de su riqueza teológica los evangelios canónicos se muestran muy discretos sobre los detalles de la vida de Jesús, de María y de José, de la infancia y de la adolescencia del maestro.
Dichos relatos cargados de fuerte cristología y llenos de alusiones bíblicas, sólo pueden ser captados por los eruditos o los letrados, donde el pueblo no tiene ni ocasión ni preparación para entrar en los misterios de esta palabra escrita.
ASÍ QUE, SE NECESITÓ ALGO MÁS VIVO Y MÁS CONCRETO.
La piedad judía había inventado ya no pocas leyendas en torno a personajes sagrados de las viejas Escrituras. Esta haggadá permitió al pueblo comprender y memorizar la Escritura al apropiarse de ella.
La piedad cristiana creó del mismo modo una haggadá en torno a los personajes del Nuevo Testamento, de Jesús, de los que le trataron y particularmente de María.
De aquellas leyendas surge una literatura paralela que se dedicó a escribir en las zonas oscuras de los evangelios, relatos maravillosos.
Por el siglo ll comienza una tercera generación después de la muerte del Señor, a tratar de escudriñar sobre los antecedentes familiares y cotidianos en la vida de Jesús y de sus padres, con los que se fabrican escritos, que posteriormente hasta el siglo lV circulan como “evangelios”.
Pero, dada sus condiciones literarias, su procedencia y su no-revelación, a pesar de haber recogido dichos, palabras o hechos de Jesús se denominaron desde Orígenes como apócrifos (crípticos) ocultos o no aceptados ni recogidos y a partir de Jerónimo, se denominaron así al no ser acogidos como canónicos por la Iglesia.
PROTOEVANGELIO DE SANTIAGO Siglo ll Guillermo Postel siglo XVl

EVANGELIO DE PSEUDOTOMAS Siglo ll por filósofo gnóstico israelita
EVANGELIO DE PSEUDO MATEO Reelaboración occidental siglo lV - V

DE LA NATURALEZA DE MARIA Versión occidental
HISTORIA DE JOSE EL CARPINTERO Relato copto del siglo lV-V
Los “Agrafha” son una gran y abundante masa de material disperso que literalmente no fue escrito y no figuró en los cuatro Evangelios canónicos, calificándose como “Dichos extracanónicos de Jesús” y que se fueron organizando desde los Padres de la Iglesia hasta el año 500 d.C.
Más tarde este material fue escrito al ser absorbido por los Evangelios Apócrifos que a fin de cuentas es un amasijo de toscos materiales, producto de la devota y delirante imaginación de ciertos cristianos del siglo ll.
Estos relatan muchas etapas de la vida de Jesús, María y José, pero dentro de los llamados Evangelios de infancia, el texto más antiguo es el Evangelio de Jacobo conocido por Justino e Ignacio de Antioquía, más tarde llamado Evangelio de Santiago y en el siglo XVl denominado como “Protoevangelio de Santiago” por Guillermo Postel.
Este apócrifo data del siglo ll elaborado de los relatos de infancia de Mateo y de Lucas con una buena dosis de novela popular que desconoce las instituciones judías que menciona; tiene más de cien manuscritos en griego, con versiones en siríaco, etiópico, copto, árabe, paleoeslavo, armenio etc. Hoy causan sensación dentro de los medios de comunicaciones populares, mientras que sus refutaciones no se difunden.
Algo más tarde un filósofo gnóstico israelita escribe el “Evangelio de Pseudo Tomás” presenta al niño Jesús como un muchacho terco y caprichoso que infunde más temor que evangelio, a manera de entretenimiento religioso.
Más tarde con estos dos se confecciona una reelaboración en occidente entre los siglos lll y lV como el “Evangelio de Pseudo Mateo”.
Escrito luego el texto “De la Naturaleza de María” por esa misma época, este relato circuló por occidente con una gran difusión, mientras que otra obra “La Historia de José el Carpintero”, escrita en copto, queda en Oriente hacia el siglo lV. En el año de 662 d.C. se escribe “Vida de María” por Máximo el Confesor quien hablando de sus fuentes, relata que desde mediados del siglo V en Jerusalén donde se mantuvo siempre viva una tradición recogida por los autores apócrifos, relacionada con que allí, cerca de la puerta de la piscina probática o de las ovejas, se encontraba la casa de María.
La iconografía de esta festividad iniciada desde el Protoevangelio de Santiago y trasmitida por lo Padres de la Iglesia fue madurando con los escritos de: Gregorio de Neocesarea, el Taumaturgo, el gran Atanasio de Alejandría, Gregorio de Niza (335-395), Dionisio Aeropagita y otros.
La festividad del Nacimiento de María fue aprobada después por Juan Damasceno (675 a 749 d.C.), Andrés de Creta (740 d.C.) y el patriarca Focio (897 d.C.).
Es necesario conocer estos textos, pues estas leyendas y mitos han impregnado el imaginario colectivo cristiano que hoy ronda entre nuestras fuentes de interpretación popular en los pesebres.
Brown Raymond E.: El nacimiento del Mesías.
Michaud J.P.: María de los evangelios.
Passarelli Gaetano: El icono de la Navidad de la Madre de Dios.
Perrot Charles: Los relatos de infancia de Jesús.
Santos Otero A.: Los evangelios apócrifos.

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