Del Génesis a Josué (Hexateuco) más que una conquista militar lo que se observa es la isrealización de Canaán, pero antes de ingresar en variadas interpretaciones, recordemos brevemente cómo el libro de Josué expone los hechos, las doce tribus procedentes de Transjordania, atraviezan el Jordán y bajo el mando de Josué se apoderan rápidamente de Jericó y de Ay, para someter las zonas vecinas mediante un pacto con los gabaonitas y provocar el enfrentamiento con los reyes cananeos del sur, finalizando la conquista de toda esta zona.Conquista panisraleita Nm:12-13 continúa Nm:20-25 acaba en Jos:1-12
Como consecuencia de ella, se formará una coalición de reyes cananeos del norte, que también serán derrotados.
En una rápida campaña, a manera de guerra relámpago, actuando cruelmente con los pueblos vencidos, aplican la ley del anatema y las tribus se hacen con el dominio de todo el territorio de Canaán, salvo algunas excepciones.
Esta presentación aparentemente choca con la del capítulo primero del libro de los Jueces, donde las operaciones militares están guiadas por cada una de las tribus independientes entre sí, aquí no juega papel alguno la figura de Josué y donde se subraya mucho más la imperfección de la conquista, indicando los territorios que no pudieron ser dominados.
Kaufmann, aunque reconoce que los relatos de la conquista están rodeados de una nube de leyenda, sostiene que responden a la realidad histórica.
La conquista fue obra de todas las tribus, que se habían unido en el desierto en virtud de una alianza religiosa y nacional, Josué fue un personaje de excepción, quien comprendió que la conquista sólo se lograría si aquellas tribus se mantenían unidas en el combate conservando su moral.
Sostuvo su moral con gestos que le infundían una confianza absoluta en la victoria: la erección de piedras en Guilgal después de cruzar el Jordán, la maldición de Jericó después de tomar la ciudad, el colgamiento del rey de Ay, el altar del monte Ebal, la mutilación de los caballos y la destrucción de los carros después de vencer a los reyes del norte.
Josué no sólo comprende la psicología del pueblo; es además un estratega excelente; si mantiene su campamento en Guilgal es porque va devastando todo el país a medida que lo conquista y porque debe sacar sus provisiones de Transjordania; por otra parte, debe estar alerta contra una posible acción de Amón y Moab, que podían atacarle por la espalda.
Por esto retrasó el asentamiento hasta que terminaron los combates; no ocupó ni reconstruyó ninguna de las ciudades conquistadas sino que mantuvo al pueblo en el campamento, adonde se regresaba después de cada campaña.
El capítulo primero de Jueces no ofrece una imagen opuesta narra lo que ocurrió después de la muerte de Josué.
Este había repartido el territorio aunque la conquista no estaba terminada, y las tribus tuvieron que continuar su lucha individualmente para asegurar la posesión de la tierra.
Jueces 1 es la continuación histórica del libro de Josué pero no se halla en conflicto con él, la teoría de Kaufmann resulta sumamente atractiva pues salva totalmente los datos bíblicos.
Pero el P. de Vaux comenta que el establecimiento de los israelitas en Canaán y de la formación de las tribus (Doce con letras y no con números) es el más difícil de toda la historia de Israel y no está de acuerdo con el anterior autor al no tener en cuenta, la crítica textual o literaria, la crítica de las tradiciones ni la crítica histórica.
Albright y sus discípulos, de la llamada escuela norteamericana, supone un proceso de asentamiento pacífico, defendida por Alt y Noth de la escuela alemana.
Lo anterior debe indicarnos que estos estudios son difíciles de conciliar y que se debe tener en cuenta que por sana prudencia no pueden ser leídos con ligereza ni al pié de la letra.
Josué es nombre hebreo y Jesús viene del arameo, lo cual nos indica que el segundo toma un relevo significativo en la conquista de la tierra prometida al iniciar su vida pública en el Jordán, allí donde Josué ingresó a la conquista.
Como consecuencia de ella, se formará una coalición de reyes cananeos del norte, que también serán derrotados.
En una rápida campaña, a manera de guerra relámpago, actuando cruelmente con los pueblos vencidos, aplican la ley del anatema y las tribus se hacen con el dominio de todo el territorio de Canaán, salvo algunas excepciones.
Esta presentación aparentemente choca con la del capítulo primero del libro de los Jueces, donde las operaciones militares están guiadas por cada una de las tribus independientes entre sí, aquí no juega papel alguno la figura de Josué y donde se subraya mucho más la imperfección de la conquista, indicando los territorios que no pudieron ser dominados.
Kaufmann, aunque reconoce que los relatos de la conquista están rodeados de una nube de leyenda, sostiene que responden a la realidad histórica.
La conquista fue obra de todas las tribus, que se habían unido en el desierto en virtud de una alianza religiosa y nacional, Josué fue un personaje de excepción, quien comprendió que la conquista sólo se lograría si aquellas tribus se mantenían unidas en el combate conservando su moral.
Sostuvo su moral con gestos que le infundían una confianza absoluta en la victoria: la erección de piedras en Guilgal después de cruzar el Jordán, la maldición de Jericó después de tomar la ciudad, el colgamiento del rey de Ay, el altar del monte Ebal, la mutilación de los caballos y la destrucción de los carros después de vencer a los reyes del norte.
Josué no sólo comprende la psicología del pueblo; es además un estratega excelente; si mantiene su campamento en Guilgal es porque va devastando todo el país a medida que lo conquista y porque debe sacar sus provisiones de Transjordania; por otra parte, debe estar alerta contra una posible acción de Amón y Moab, que podían atacarle por la espalda.
Por esto retrasó el asentamiento hasta que terminaron los combates; no ocupó ni reconstruyó ninguna de las ciudades conquistadas sino que mantuvo al pueblo en el campamento, adonde se regresaba después de cada campaña.
El capítulo primero de Jueces no ofrece una imagen opuesta narra lo que ocurrió después de la muerte de Josué.
Este había repartido el territorio aunque la conquista no estaba terminada, y las tribus tuvieron que continuar su lucha individualmente para asegurar la posesión de la tierra.
Jueces 1 es la continuación histórica del libro de Josué pero no se halla en conflicto con él, la teoría de Kaufmann resulta sumamente atractiva pues salva totalmente los datos bíblicos.
Pero el P. de Vaux comenta que el establecimiento de los israelitas en Canaán y de la formación de las tribus (Doce con letras y no con números) es el más difícil de toda la historia de Israel y no está de acuerdo con el anterior autor al no tener en cuenta, la crítica textual o literaria, la crítica de las tradiciones ni la crítica histórica.
Albright y sus discípulos, de la llamada escuela norteamericana, supone un proceso de asentamiento pacífico, defendida por Alt y Noth de la escuela alemana.
Lo anterior debe indicarnos que estos estudios son difíciles de conciliar y que se debe tener en cuenta que por sana prudencia no pueden ser leídos con ligereza ni al pié de la letra.
Josué es nombre hebreo y Jesús viene del arameo, lo cual nos indica que el segundo toma un relevo significativo en la conquista de la tierra prometida al iniciar su vida pública en el Jordán, allí donde Josué ingresó a la conquista.
Bibliografía:
Pierre Buis: El Libro de los Números.
Damien Noël: Los orígenes de Israel.
P. R. de Vaux: Historia del antiguo Israel.
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