Dec 27, 2006

46 - LA CRIANZA DE LOS HIJOS

En esa época las bibliotecas estaban vacías, pero las memorias llenas.
La crianza de los hijos era una labor permanece dirigida por la madre y por el padre, quienes inculcaban en la mentalidad del niño todo aquel pensamiento judío para responder a la necesidad de pertenencia al pueblo elegido.
La endogamia o rechazo a la unión matrimonial con parejas extranjeras, determinaba la protección del patrimonio y de la tradición mosaica.
Se usaba las genealogías y el estudio de las cuatro madres abuelas para dictaminar la aprobación del matrimonio.
Jesús aprendió toda la oración en los ojos de María quien le seguía sin perderle de vista en todos sus movimientos.
Jesús copia el comportamiento de su Madre y aprende por mímica y por imitación.
La fe de la Madre influye indirectamente en el alma del Niño que despierta en su lento desarrollo, siempre perseguido por la mirada infatigable de Ella sobre todos sus movimientos al palparle con sus dedos mientras juega con sus piecitos que se balancean.
Lucas nos ha pintado la Navidad desde abajo mediante los signos del niño, de los pañales y del pesebre, dentro de un ambiente de ternura, de pequeñez, de pobreza, los que corresponden a los misterios gozosos del Señor, pero con un contrapunto de preocupación y nostalgia por el rechazo y la incomprensión de muchos.
Juan nos presenta el Misterio desde arriba, la Palabra estaba con Dios y era Dios, era la Luz y la Vida.
“La Palabra se hizo carne y puso su tienda entre nosotros”
Crece el niño y su despertar espiritual se presenta lleno de misterios, su espíritu empieza a asomarse en sus ojos y reacciona ante la mirada de su madre que lo contempla. Se alterna el brillo y se desvanece , como si tratase de asomarse el alma en torno de su morada.
Más tarde aprende a sentarse derecho, trata de ponerse en pie agarrado de una silla o una butaca, luego se admira y se asusta de sí mismo por su propio atrevimiento; hace uno o dos o tres pasos y cae en brazos de su madre que lo convida con cariño y con caricias, al tiempo que trata de descifrar sus primeros sonidos.
En su alma hay capacidad especial para leer el rostro de quienes le rodean, el rostro de María fue su primer espejo donde aprendió a conocer el mundo que le rodeó.
Cada caricia de Ella fue como un acto de adoración, pues para cuando Jesús pudo pronunciar el nombre de Dios, él había recogido en su alma todas las enseñanzas de María.
María nos enseña que el amor:
Es confianza en sí y en el otro.
Es paciente y espera sin límites.
Es expansivo, abierto a la fecundidad y a la comunidad.
Es juguetón, no ligero pero sí espontáneo.
Es sincero, nada oculta ni calla.
Es estimulante desde la mutua autoestima.
Es delicado, siempre respetuoso.
No es competitivo, último reducto de la gratuidad.
Permanece abierto, siempre en camino de crecimiento.
Bibliografía:
Francisco Miguel Willan: La vida de María la Madre de Jesús .
Rodríguez Garcés Carlos A. Costumbrismo de la Sagrada Familia
.

No comments:

BUSCADOR

Google