May 17, 2007

87 - ESPIRITU - VIDA - SALVACION

Ruah, Hayah, Yasha, estas palabras extrañas para nosotros y fundamentales para el entendimiento de la Biblia han significado: Espíritu, Vida y Salvación.
El hombre desde el punto de vista antropológico y filosófico es un enigma, (sin llave) mas solo desde una óptica teológica es un misterio (territorio cerrado) susceptible de ser develado, por cuanto “hombre” no tiene definición concreta, siendo un proyecto inconcluso.
Durante la experiencia antes de la muerte, se sucede el más grande de los misterios, la vida. No podemos precisar qué es, pero las Escrituras Bíblicas se esfuerzan en enseñar de una u otra manera, cuales aproximaciones, mediante relecturas desde muchas vivencias y reflexiones, son catequéticamente las que reflejan este misterio.
Soplo se encuentra cerca de 531 veces cuyos significados pueden ser: ser ligero o vaporoso, respirar u oler o también fragancia.
Nosotros los occidentales, suponemos que el espíritu se relaciona con el cerebro y con la inteligencia, más la mentalidad bíblica atribuye a funciones vitales más próximas a la voluntad y a las emociones.
André Myre lo ha traducido por soplo o soplar del viento, Gn:1,2;3,8; Ex:14,21, Sal:1,4; 18,11.43; como la respiración animal, en Gn:7,15; Sal:104,29; o de la respiración humana, en Jue:15,19; Is:42,5; Ecl:12,7; Sal:31,6; 146,4: y finalmente como el aliento de Dios, en Is:30,1; 42,1; 44,3; Ez:36,27; 37,14; 39,29.
En los Salmos, soplo, es la traducción más adecuada que involucra las dimensiones cosmológica y antropológica de la palabra, 15 veces está como soplo y 15 como soplo vital.
Los campesinos de Israel comprenden al salmista cuando escribe, 18,42; el viento que levanta y arrastra el polvo, o 1,4; 83,13; la paja en los graneros al trillar el trigo, o 55,8; 107,25; 148,8; el viento terrible del huracán y de la tempestad, o 135,7 y la brisa bienhechora que acompaña a la lluvia y fecunda la tierra.
La vida humana es de Dios, es el soplo, 104,29; Les retiras el aliento y expiran. Les envías tu aliento y los creas. 78,39; un soplo precioso pero frágil 78,39; No son más que carne, un soplo que se va para no volver.
Allí también se crean los proyectos y se toman las decisiones, 142,4; Expongo ante él mi angustia, mientras me va faltando mi aliento. 31,6; La entrega voluntaria y amorosa de toda la vida en manos de Dios Lc:23,46; En tus manos encomiendo mi espíritu.
Los salmistas desde el Génesis ven en el soplo de Dios, una fuerza que da vida.
Vivir es el acto de construir la vida, Hayah es un dinamismo permanente hasta la muerte que se menciona con varia acepciones como, viviente, ser viviente o vida cerca de 1090 veces en el veterotestamento.
Los antiguos entienden primero en sentido físico con un sentido que favorece el bienestar del individuo y su calidad de vida, siempre relacionada consecuentemente con la fidelidad a los mandamientos y a la palabra de Dios.
En los Salmos se percibe un amor profundo e invencible por la vida, 34,12; ¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad?
La vida es la bendición suprema como el don más deseado y apreciado 21,5-6; Te pidió vida el rey y se la haz concedido, años que se prolongan sin término.
La vida no se abre al individuo solamente, sino se extiende a toda la Creación 150,6; Todo ser que alienta alabe al Señor. Aleluya.
Sin embargo toda esa fascinación ante la vida no impide una enorme sensibilidad ante su carácter trágico.
La vida no se da nunca de ante-mano, no está nunca construida pues ha de conquistarse en ardua lucha, en combate ante el mal, el dolor, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte como nos recuerda, 31,10; Mi vida se gasta en el dolor; mis años en los gemidos, u 88,4; Mi alma está colmada de desdichas y mi vida está al borde del abismo (sheol)
Los salmistas y el Qohelet son concientes que más allá de la experiencia individual hay que tener en cuenta un dato universal, inflexible e irreversible: la vida desemboca en la muerte.
Es el misterio de la vida que debe pasar por la muerte, 49,8-10; “Nadie puede salvarse sin dar a Dios un rescate, es tan caro el rescate de la vida, que nunca les bastará para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa (sheol)
Los salmistas bajo una seguridad inquebrantable se entregan con confianza al Dios de la vida y de los vivientes, donde el obstáculo supremo de la muerte puede ser superado 30,3; Señor sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.(sheol)
O en 33,18-19: Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempos de hambre.
En 56,13; Libraste mi alma de la muerte, mis pies de la caída; para que camine en presencia de Dios a la luz de la vida. (Vida eterna)
El Dios de los Salmos no es el dios abstracto de los filósofos, sino el Dios vivo y cercano, 42,3; Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo.
Aquí observamos que el salmista no habla de un Dios lejano sino acompañante del hombre y que luego en la literatura de Pablo, ese Dios Trino misericordioso (que siente con sus entrañas) está dentro del templo humano.
Salvación mencionada cerca de 568 veces en el Antiguo Testamento es uno de los verbos más conocidos por lo cristianos en los nombres propios de Josué, Oseas, Isaías y Jesús y en la aclamación Hosanna (da la salvación) Mt:21,9; Sal:118,25.
Yasha` significa ser amplio, largo, espacioso, lo opuesto a opresión o estrechez o angustia en el sentido latino de la palabra. Llegó a significar, soltar las amarras, hacer espacioso, liberar, sacar de la cárcel.
La liberación y la salvación se ven como la apertura de un espacio para quien estaba encerrado en la cárcel, 18,19; Me sacó a la libertad; me salvó porque me amaba. El 118,5; En mi angustia llamé al Señor el me escuchó y me dio libertad.
Es de notar que en el Antiguo Testamento la palabra salvación no tiene la connotación espiritual que tomará en el Nuevo Testamento como, perdón de los pecados, liberación del poder del pecado y de Satán el adversario.
Tiene un sentido de liberación de un peligro concreto, de una catástrofe o de un enemigo preciso y visible, encontrándose en un contexto militar como en el libro de los Jueces en que recibe el sentido de victoria.
En los Salmos, Dios libra al hombre del peligro, del enemigo de la agresión corporal o de la angustia, 7,2; Líbrame de mis perseguidores y sálvame. 22,22; Líbrame de las fauces del león; a este pobre, de los cuernos del toro. Como triunfo en, 20,6-7.10; Da victoria al rey.
Al volver del destierro babilónico la salvación toma el carácter de reconstrucción y reagrupación, 69,36; El señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá.
Finalmente un salmo que recuerda la escuela deuteronomista con Jeremías, toma un significado de interioridad 51,14; Devuélveme la alegría de tu salvación.
Debemos leer las Sagradas Escrituras con un corazón limpio invadido por el Espíritu de Dios y con la mente atemporal, con el tiempo necesario para lograr recoger su mensaje, hoy difícil para nuestra mentalidad occidental.
Bibliografía:
Présvot Jean Pierre: Diccionario de los Salmos.
Gabner Haider: Vocabulario práctico de la Biblia.
Biblia de Jerusalem

May 9, 2007

86 - EL LENGUAJE DE JESUS

Hoy día con las modalidades del cine, la televisión y de las modernas técnicas como las verdaderas mega comunicaciones, devoramos los temas visuales con guiones mal elaborados o quizá mal intencionados, sin pensar en el mínimo sentido crítico de estos.
Las escenografías son excelentes, agraciadas con unos elementos muy semíticos y helenísticos y actores posesionados de sus papeles, pero sus libretos no dan crédito de originalidad bíblica.
Esto en una sociedad fast, ligth, metal music y vértigo con una vida ocupada por la prisa y con una pereza intelectual hacia la lectura y la cultura, absorbemos todo lo que vemos y oimos.
Así, no nos paramos a pensar si lo que nos presentan las grandes cadenas internacionales de televisión y los grandes estudios de cine, son honestos con una sociedad, ignorante de la historia y de las culturas de la cuenca mediterránea.
Vemos en las cintas, diálogos entre hebreos, arameos, griegos y latinos, con una fluidez asombrosa de carácter doméstico.
Por supuesto damos por entendido lo que por ligereza y falta de esfuerzo “aprendimos” es cierto categóricamente.
No conocemos la geografía de la región israelita o judía, ignoramos que es un pequeño corredor a manera de franja de tránsito de tres continentes, que en época antigua era invadido y utilizado en los expansionismos militares y políticos, como comerciales (parte de la ruta de la seda) entre, África, Asia y Europa.
¿Qué idiomas se conocían allí?
Los idiomas semíticos, derivados del fenicio, cananeo, hebreo, nabateo, arameo, sirio-babilónico, árabe y los de los imperios hitita, los idiomas mesopotámicos y los del país de los faraones.
Israel era un pequeño pueblo de nómadas que luego se asentaron, formando dos sociedades, una ganadera de pequeños animales como cabras y ovejas, y otra agrícola productora de cereales, aceite y vino.
El pueblo de Israel en principio habla un idioma hebreo arcaico que se va perfeccionando a medida que el culto se organiza y así se van a escribir la mayoría de los textos del Antiguo Testamento.
Las invasiones mesopotámicas de Asiria, de Babilonia y de Persia desde los siglos VIII a IV a.C. van a producir una inflexión histórica en el idioma.
Los desplazamientos, las destrucciones y las deportaciones van a colocar al pueblo en condiciones de pérdida de sus elementos de pertenencia, asumiendo culturas e idiomas extraños.
El akadio antiguo como lengua comercial sería sustituido por el arameo que iría a convertirse en el idioma popular.
El exilio babilónico originó la escritura del Pentateuco, el hebreo se va perdiendo como lengua popular, quedará como la lengua sagrada y pasará a la práctica cultual evolucionando hacia el hebreo mísnico de tal suerte que los textos sagrados suenan arcaicos. Bajo dominio persa por el 445 a.C. Nehemías se queja de los matrimonios mixtos que ya no saben hablar el hebreo, en este segmento Neh:8,1-11 “Esdras de pie acompañado por varias personalidades, lee ante el pueblo El libro de la Ley, y con el concurso de varios levitas Matatías, Sema, Ananías, Urías, Hilcias y Maasías explican el contenido de la ley”. No existía el megáfono o el alta-voz por lo que los delegados se distribuían entre la multitud para leer y explicar los pasajes de la Torah.
Hay una larga época postexílica de un bilingüismo hebreo y arameo y éste último se convertirá en el nuevo idioma popular de los judíos.
Alejandro Magno al vencer a los persas, toma todo el mundo antiguo e introduce el griego especialmente la Koiné o idioma popular, como una tercera lengua.
En Alejandría bajo el reinado de los Ptolomeos los judíos de la diáspora en el siglo II a.C. solicitan la traducción de la Torah al griego, obra que se llamará la Septuaginta o de los LXX, pues ya no recuerdan ni practican el hebreo.
En Palestina debe leerse Las Escrituras en hebreo y mediante un traductor poder expresar en arameo a los fieles el contenido de éstas; así nacen los Tárgum en este idioma, para explicar, actualizar y dar sentido ortodoxo a las mismas.
No hay consenso en cuanto a qué idiomas se hablaban en tiempos de Jesús, pero da la impresión que en la región de la Tierra Santa prevalece la idea de que era trilingüe, como atestiguan los textos del Mar Muerto en Qumram y en obras religiosas, bíblicas y profanas.
Es importante recordar que cerca del 2% de la gente sabía escribir y leer a título de especialistas, escribas y personas de la corte y del Templo, motivo que acredita la idea del estilo de predicación con ejemplos sencillos o parábolas.
El arameo era la lengua materna de la mayor parte de la población.
En la Galilea (tierra de gentiles) al norte, el griego popular era más hablado y es posible que Jesús, los apóstoles y discípulos lo conocieran al estár cerca de la Decápolis.
Fuera de estas consideraciones lingüísticas la mentalidad dificulta nuestro entendimiento de las Escrituras, pues nuestro pensamiento occidental es analítico, despedazamos la idea y el de ellos es concreto. Hay que tener sumo cuidado en la lectura bíblica, abrir el entendimiento recibiendo al Espíritu Santo para que nos ilumine y podamos discernir al recibir el mensaje sagrado.
Bibliografía:
Antonio Rodríguez Carmona: El Tárgum.
Domingo León Muñoz: La literatura intertestamentaria.

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