Nov 29, 2016

256 - JESÚS NOS LIBERA DE DIOS

1- Ruptura con la reproducción del mal “El perdón
Partiendo de este símbolo, el perdón, vemos en el evangelio de Lucas, que Jesús muere perdonando a sus verdugos sin que esto signifique que sea olvido pues él no deja de lado sus opositores durante su ministerio público, no cierra sus ojos para salvar su integridad.
Tampoco fue indiferencia, puesto que no huyó ante la realidad de la coalición de sus opositores de las clases político religiosas. Sus adversarios quisieron hacer condenar a Jesús por político y los romanos, los más interesados, lo declararon inocente.

Es fácil perdonar cuando se es indiferente pero esta clase de perdón, no tiene peso ni gracia.
El perdón de Jesús es un acto verdadero de esfuerzo lúcido, y, consciente que quien ha obrado mal, se encuentra en una situación más lamentable que quien ha sufrido.
El acto de perdón tiene por propósito romper el círculo reproductor del mal que se cierra bajo una extraña fascinación sobre si mismo.
El perdón desplaza el argumento de que no se cura el mal por el mal, el asesinato por el asesinato o la guerra por la guerra.
El perdón es ese acto que se niega a entrar en la lógica del adversario y que al desplazar el mecanismo anterior juzga cómo el enemigo mismo es capaz de aceptar dicha desviación.
SOLO PUEDE Y TIENE EL PODER DE PERDONAR Y ROMPER EL CIRCULO DE LA VENGANZA, QUIEN HA SIDO TORTURADO.
El perdón de Jesús está cargado de su ejemplar historia de lucha.
LA RESURRECCIÓN ES EL “SI” DE DIOS A ESTE PERDÓN Y ES EL ACTO POR EL QUE DIOS HACE SUYO EL ACTO DE PERDÓN DE JESÚS.
La resurrección no tiene sentido sino cuando se sitúa precisamente como la conclusión de la vida histórica de lucha que le llevó al proceso y a la muerte, a Jesús de Nazareth y  así mismo, abre un porvenir a la humanidad, aquel que perdona está definitivamente vivo.
El desplazamiento de la violencia ocurrido por la resurrección demuestra que la lógica asumida por el mal no es definitiva.  


2- Jesús nos libera de Dios
Desde luego nos libera de aquellas representaciones que nos hacemos de Dios con las cuales no lo alcanzamos a pesar de que quisiéramos lograrlo para ponerlo ordinariamente al servicio de nuestros intereses.
Mucho antes de que los alemanes utilizaran su Gott mit uns y los franceses su Gets Dei per francos, los fariseos habían utilizado a Dios a favor de su propia perspectiva ya que Dios se convertía en garantía de cierta forma de situarse ante él, no permitiendo al hombre ser libre y estar de pié frente a Dios.
Las actuaciones de Jesús en su vida histórica transformaron esas falsas representaciones de Dios pues su vida fue un grito de rebeldía contra la imagen idolátrica de un Dios que hace esclavo al hombre. Jesús nos pone de pie delante de Dios, liberándonos del miedo y de la inseguridad por la falta de fe.
3- Jesús nos libera de la tentación mesiánica
Todos estamos acostumbrados a oír mencionar a Jesús como el Cristo, el Mesías o el Ungido, sin embargo rehusó  serlo al menos en la forma como se entendía en su época.
Frustró las esperanzas del pueblo judío de un Mesías que llevara a cabo una liberación militar o política del imperio  romano dominante anunciada por la promesa bíblica.
Al no dar Jesús cumplimiento a nada de eso, causó decepción y permitió que los saduceos movilizaran al pueblo en su contra.
El proceso de Jesús se pudo llevar a cabo sólo por que chocaron los intereses del pueblo con los intereses muchas veces opuestos de los fariseos y de los saduceos.
Jesús rehusó tomar el poder durante su vida terrena e incluso después de su resurrección Hechos:1,6Los que estaban reunidos con Jesús le preguntaron. Señor ¿Vas a restablecer en este momento el Reino de Israel?”
Defraudarles era significación e indicación de que Dios no quiere desempeñar el papel que los hombres esperan de él, para regresar a una especie de paraíso perdido.
El Mesías no quiere privar a los hombres de crear ellos mismos su propia historia y su sociedad cuyas relaciones son producto histórico donde solo ellos pueden transformarlas.
El anuncio del Reino no anula la lucha histórica sino que manifiesta su alcance trascendente.
4- Jesús nos libera de la “tentación espiritualista
Jesús al negarse a hacer él mismo la historia, no nos envía a un reino puramente interior, si esto fuese verdad deberíamos borrar de su vida todos los riesgos que asumió y todas las obras que realizó.

Se rebeló contra las discriminaciones que se hacen en correspondencia con el próximo y la relación con Dios.
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La tentación espiritualista consiste en pensar que la relación que se hace con el próximo es indiferente para la relación con Dios.
Jesús identificó el lugar en donde se entabla la relación con Dios, que no es otra cosa que el encuentro con los demás.
LA SALVACIÓN ESTA EN DONDE UNOS HOMBRES HACEN LIBRES A OTROS HOMBRES.
La salvación cristiana da su dimensión trascendente al acto de liberación en el “aquí y el ahora” en que se realiza la salvación, en ese acto que hace libre, tiene una promesa que supera todo lo que puedo esperar y esa promesa está significada en la resurrección.

Bibliografia a solicitud


Nov 21, 2016

255 - EL PESEBRE

En el Nuevo Testamento, sólo Lucas al comienzo de su Evangelio habla de pesebre tres veces en los relatos de infancia de Jesús, y otra en sus actuaciones de misión.
Todos creemos conocer la representación de Navidad (Natividad de Jesús de Nazareth, no de Papa Noel) y armamos folclóricamente bellas maquetas según el sincretismo y la inculturación en que nos desenvolvemos. Así que no se trata de pesebrera, ni de animales, como adorno mental que solemos dar como primer motivo de representación del pesebre.
Los mayores, abuelos, padres y tíos son quienes indican la construcción de tales obras, efectuadas según los sicologismos de cada quien, pero sin haber leído los textos bíblicos del Nuevo Testamento.
El nacimiento de Jesús en Belén no es histórico, es una reflexión teológica que hacen los escritores neotestamentarios para avalar su procedencia de la ciudad de David, máxima figura del Antiguo Testamento y relacionarlo con el mesianismo judío.
Lucas es el pseudónimo de un escritor heleno-cristiano posiblemente de la diáspora, que escribe para los no judíos. Sus destinatarios son greco-romanos del imperio y quienes desconocen la Torah.
Por el siglo I no se habla el hebreo sino el arameo en sus siete formas como idioma comercial y el griego koiné desde el siglo III a.C. Fue el helenismo y las célebres persecuciones judeo- romanas los que fomentaron la expansión del cristianismo primitivo fuera de su tierra original en PalestinaNuestro carácter latino y tropical nos hace convertir esta bella época en vacaciones, paseos, comilonas, borracheras, pólvora y regalos, donde falta la liturgia doméstica en que la confección del pesebre para niños, adultos y viejos es un momento de juego y de oración. 
Pesebre no es una escenografía, sino una caja o cuna de piedra donde Lucas toma dicha imagen para avalar el Misterio de Encarnación, como vemos en la figura atrás.

Hace nacer a Jesús niño en este artefacto al indicar que el hijo de Dios vino al mundo en las máximas condiciones de pobreza como humano y no como un ser sobrenatural a la manera que algunos siglos después los autores de los llamados Evangelios Apócrifos le describieron a manera de un muchacho mago y malo.
Convocar familiarmente en esta época es hacer eclesía (ek –Kaleos) donde reina la fraternidad, el altruismo, el recogimiento, la reflexión para mejorar el estilo de vida, sintiendo deseos de dar abrazos y parabienes compartiendo delicias intercambiables de comidas, postres y dulces.
Proverbialmente rezamos la Novena de Aguinaldos, cantamos Villancicos, nos cruzamos regalos, pero a veces ese regocijo se acompaña de nostalgia por aquellos que partieron dejando en nosotros sus tradiciones que nos impulsan al perdón y al amor diáfano entre todos y a seguir con esperanza la lucha en este Edén terrenal.
No decimos Jesús de Belén, sino Jesús de Nazareth, no se refirieron las Escrituras al belemita, sino al nazareno. Por último ni Jesús ni Pablo de Tarso fueron cristianos, ellos mantenían un celo radical como judíos. El cristianismo con dichas figuras fueron el pedestal del complejo y difícil movimiento del cristianismo primitivo.
Hay un trio fundamental en las figuras: Jesús María y José, pero de él, sale un binomio inseparable Jesús y María, los cuales para el creyente no se pueden considerar el uno sin el otro, errónea interpretación de las iglesias protestantes. 
La Biblia no es un libro de historia, es un tratado de teología
Fueron los protestantes y luego los judíos, los que la convirtieron en un libro de historia. 
Las imágenes son la espiritualidad de la liturgia católica.


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