Dec 28, 2010

210 - EL ROSTRO DE JESUS

Se daría una fortuna por conocer el exterior de Jesús.
La cabeza de Homero pintada sobre un panel de vidrio del Templo de Isis en Cencreas, puerto occidental de Corinto, tiene una sugestiva similitud con las cabezas bizantinas de Cristo. Posiblemente las cabezas imaginarias de Cristo se tomaron del modelo más grave del repertorio griego, como la del poeta de la Ilíada, aunque otros creen que fueron tomadas de los rostros de Alejandro magno elaborados por discípulos de la escuela escultórica de Fidias y Praxíteles.
Así como Virgilio conocía a sus diosas por su modo de andar, nosotros deberíamos conocer a Jesús, por su sonrisa, en su mirada y en la dulce armonía de sus facciones.
El viejo Testamento no es ajeno y describe la belleza de algunos personajes.
1 Samuél: 9,2De la tribu de Benjamín había un hombre llamado Cis, tenía un hijo que se llamaba Saúl, joven y muy alto de estatura. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo"
2 Samuél:14,25 Es celebrada en la escritura la belleza de Absalón, אַבְשָלוֹם “Paz del padre:
No había en Israel un hombre que se le pudiera comparar, era hermoso y gallardo, desde la planta del pié hasta la coronilla. Una vez al año cortaba su cabellera, la cual era valorada en 200 siclos de plata"
¿De Jesucristo se podrá decir algo?
En los primeros siglos Clemente y Tertuliano pudieron sostener la extraña tesis, de la fealdad de Jesús, aduciendo esa descripción con la que se quería ver la profecía cumplida en la pasión del Mesías de:
Isaías 53,2-3. "crecerá, como una humilde planta y brotará como una humilde raíz en tierra árida. No es de aspecto bello, ni es esplendoroso; le hemos visto y nada hay que atraiga nuestros ojos ni llame nuestra atención hacia él: despreciado y el desecho de los hombres, varón de dolores y que sabe lo que es padecer; y su rostro como cubierto de vergüenza y afrentado; por lo que no hicimos ningún caso de él"
Tertuliano agregaba: "si hubiese sido hermoso, nadie se hubiese atrevido a tocarlo, ni con la punta del dedo y si le escupieron el rostro era porque era feo".
Juan Crisóstomo con palabras opuestas a las de Isaías, toma las del salmista para referirse al Mesías Vencedor, y dice:
"eres, el más hermoso de los hijos de los hombres, la gracia está en tus labios. Su poder de atracción era extraordinario, arrastraba a las muchedumbres y sus enemigos lo catalogaban de seductor"
En los evangelios se dice de su hermosura corporal, que Jesús mientras hablaba en Cafarnaúm, una mujer exclamaba: "feliz el vientre que te llevó y los pechos que te alimentaron".
"Todos los niños se acercaban para hacerse bendecir"
El evangelio que deja en la penumbra los rasgos de Jesús nos habla de sus miradas.
En Nazaret y Jerusalén esa mirada paraliza el brazo de sus enemigos, en Getsemaní hace retroceder a los criados del pontífice, llega al fondo del corazón de Natanael y hace conmover a la hemorroisa, llena de gozo el alma de Zaqueo y desata lágrimas en el interior de Pedro.
Epifanio, monje del siglo IV destaca la hermosura de Jesús al decir que era el mismo retrato de su madre y asegura, que "Cristo tenía el rostro, no redondo, sino alargado, como el rostro de su Madre, a la cual se parecía en todo"
Los antiguos decían que los hijos se parecen a las madres, y maría es la más bella entre todas las mujeres.
Agustín de Hipona declara que “lo que prueba que Jesús es hermoso, es que nadie jamás ha sido tan amado e insinúa que el que encuentre en el alguna fealdad no le ame
Tomás de Aquinodeduce que su cabello no era rubio, ni su tez sonrosada, pues no le caía bien para la proporción de su belleza corporal que emanaba, reverencia y atracción de su rostro
El Cardenal Gomá hablando de la belleza corporal y del cuerpo bien formado, dice “tenía un continente grave y un rostro como espejo de las perfecciones del alma. Su mirada serena y dulce en unos ojos luminosos que permiten adivinar las profundidades del espíritu, bajo una frente despejada y un delicado perfil
Hay otras descripciones antiguas de Jesús algunas hechas con devoción para la posteridad.
Juan Damasceno describe en el siglo Vlll una imagen de la época de Constantino en el siglo lV la que mandó reproducir en pinturas y mosaicos. "de ojos hermosos, nariz larga, cabellos ondulados, cuerpo un tanto encorvado, aspecto joven, barba negra, un tinte de color amarillento como el de su madre y dedos largos"
Andrés de Creta en el siglo Vll “representa a Jesús con cejas unidas, ojos bellos, de rostro alargado, cuerpo un poco encorvado, de buena estatura y aspecto de hombre joven, semejante a la Madre de Dios
En la carta de Léntulo, fabuloso predecesor de Pilatos enviada al senado, al parecer es conocida en el siglo V y editada en el siglo Xll, aunque el cardenal Ricciotti la adjudica al siglo Xlll dice:
"es de elevada estatura, distinguido, de rostro venerable. A quien quiera que le mire, inspira a la vez amor y temor. Son sus cabellos ensortijados y rizados, de color muy oscuro y brillante flotando sobre sus espaldas y dividido en medio de estas al modo de los nazarenos su frente despejada y serena, su rostro sin arruga ni mancha, es gracioso y de encarnación no muy subida.
Su nariz y su boca son regulares. Su barba abundante y partida al medio. Sus ojos de color gris azulados y claro. Cuando reprende es terrible; cuando amonesta es dulce, amable y alegre sin perder nunca la gravedad. Jamás se ha visto reír, pero si llorar con frecuencia. Se mantiene derecho, aunque inclinada su cabeza. Sus manos y sus brazos son agradables a la vista. Habla poco y con modestia. Es el más hermoso de los hijos de los hombres

Nicéforo por su parte, nos describe a "Jesús de una estatura de 7 palmos (1,75cm.), sus cejas negras, sus ojos oscuros eran vivaces y de irresistible dulzura. Su rostro ovalado, tenía el color del trigo cuando empieza a madurar: se parecía mucho al de su madre. La gravedad, la prudencia, la dulzura y una clemencia inalterable, se pintaban en su semblante"
Es imposible llegar a obtener un verdadero rostro de Jesús de Nazareth.
Los artistas, pintores, escultores, antropólogos, y los reconstructores por medio de las más modernas técnicas en supercomputadoras, se recrean digitalmente tratando de vislumbrar mediante el diseño gráfico, esta faz de quien llegó a ser la más alta expresión de la antropogénesis al alcanzar la inimaginable humanidad y divinidad.
Los canales de TV internacional impresionan al público con imágenes como la que estremece nuestro profundo sentido espiritual de cristianos en el excelente trabajo de Ray Downing en 3D basado en datos del Sudario de Turín y presentado por History Channel.
Queda hoy día por colocar en correlación las imágenes de Jesús surgidas de aquellas reconstrucciones históricas y las afirmaciones de fe.
El Jesús de la Historia es un personaje que permanece abierto a la investigación empírica de cada uno y de todos los investigadores.
La Resurreción por su misma naturaleza aunque es real, queda por fuera de estudio al no ser un acontecimiento temporo-espacial.
Bibliografía
Biblia de Jerusalem
History Channel: "El rostro de Jesús"
Rodríguez Garcés C.A: "El rostro de Jesús" art 98 primera parte.
Tertuliano: "Apologeticus, I, 1, 1ss"

Dec 22, 2010

209 - DE LAS CATACUMBAS A BERNARDONE

Siendo aquellos primeros cristianos unas comunidades de cultura helénica, copiaron dicha forma de expresión corriente en sus sitios de reunión durante la época de persecución, así las catacumbas cubrieron sus muros de frescos alusivos a las imágenes literarias de las Escrituras.
Sincréticamente tomaron figuras de Orfeo o Dionisos para convertirlas en David o el Buen Pastor.
La antigua fiesta de los cristianos no fue la navidad, sino la pascua, solamente la resurrección del Señor constituyó el alumbramiento de una nueva vida y, así, el comienzo de la iglesia. En Antioquía de Siria por el año 41 se llamaba despectivamente "cristiani" a los seguidores de un tal Crestus.
Por eso ya Ignacio de Antioquía (+ en 117 d. C.) llama cristianos a quienes “no observan ya el sábado, sino que viven según el día del Señor
Ser cristiano significa vivir pascualmente a partir de la resurrección, la cual es celebrada semanalmente en la festividad pascual del domingo.
Que Jesús nació el 25 de diciembre lo afirmó ya con seguridad por primera vez Hipólito de Roma, en su comentario de Daniel escrito más o menos en el año 204 d.C.
Bo Reickeel investigador que trabaja en Basilea, basándose en ciertos indicios, cree poder demostrar que ya Lucas en su evangelio presupone el día 25 de diciembre como el día del nacimiento de Jesús: en ese día se celebraba entonces la Fiesta de la consagración del Templo, establecida por Judas Macabeo en el año 164 a.C. y la fecha natal de Jesús simbolizaría de esta manera que, con él, como verdadera luz de Dios que irrumpe en la noche del invierno, se operó realmente la consagración del templo, la llegada de Dios a esta tierra.
Inicialmente los cristianos pintaron frescos sobre los muros, luego hicieron bajo-relieves, para continuar con las imágenes de bulto a manera de unas estatuillas, dando la impresión que estas a medida que pasaba el tiempo iban desprendiendo progresivamente de los planos verticales, liberándose hacia una tercera dimensión.
Tomaron figuras del paganismo y las sincretizaron o convirtieron en figuras cristianas así un Orfeo pudo transformarse en David o en Jesús como Buen Pastor.
La iconografía produjo imágenes y escenas alusivas a los episodios de Infancia de Jesús, bebiendo en las fuentes de los Evangelios Apócrifos, lo que despertó el pietismo y la sensiblería de las gentes causando deformidades del mensaje por las inculturaciones diversas que vivió la tradición franciscana. Esto marcó en el imaginario colectivo fuertemente, una interpretación a la manera de historia secular de Jesús histórico.
La representación del pesebre durante la Edad Media está llena de naturalidad y significado, existe un pesebre de antes de Francisco de Asís, elaborado en relieve en marfil por el año 1000 llamado “Il Guenesis” y se halla en el museo Vaticano, en este vemos a la Virgen recostada, el Niño en un pesebre o sepulcro bajo la estrella, tres personajes acuden a ella como los sabios de Oriente. José de espaldas al evento, meditabundo y pensativo invadido por la duda de los celos; al extremo opuesto, están dos comadronas que bañan al Niño cuyo significado es bautismal.
Sin embargo, el especial calor humano que tanto nos conmueve en la fiesta de navidad y que incluso en los corazones de la cristiandad ha sobrepujado a la pascua, se desarrolló por primera vez en la Edad Media, y aquí fue Francisco de Asís el que, partiendo de su profundo amor al hombre Jesús, hacia el Dios-con-nosotros, contribuyó a introducir esta novedad.
Su primer biógrafo Tomás de Celano, dice:
Más que ninguna otra fiesta celebraba él la navidad con una alegría indescriptible. Él afirmaba que ésta era la fiesta de las fiestas, pues en ese día Dios se hizo un niño pequeño y se alimentó de leche del pecho de su madre, lo mismo que los demás niños. Francisco abrazaba, ¡y con qué delicadeza y devoción! las imágenes que representaban al niño Jesús y lleno de afecto y de compasión, como los niños, susurraba palabras de cariño. El nombre de Jesús era en sus labios dulce como la miel
Otro biógrafo de Francisco: San Buenaventura narra:
"Tres años antes de su muerte, él quiso celebrar en Greccio el recuerdo del nacimiento del Niño Jesús, y deseó hacerlo con toda posible solemnidad, a fin de excitar mayormente la devoción de los fieles. Para que la cosa no fuese adjudicada a manía de novedad, primero pidió y obtuvo el permiso del Sumo Pontífice"
Francisco, ayudado por un amigo soldado llamado Juan de Grecio, conocido como "velita” inició los preparativos dos semanas antes del 25 de diciembre. Eligió un lugar abierto donde pusieron un paño blanco, igual que sobre un altar y llevaron una gran cantidad de heno.
Trasladaron enseguida un asno, un buey y otros animales.
Diez días antes de la Nochebuena convocó a toda la aldea para celebrar una misa en el sitio de la representación en vivo. Llegada la Nochebuena de 1223 en la villa de Greccio instaló un pesebre lleno de heno, junto al cual puso los animales, con dispensa del Papa Honorio lll colocó un altar y el obispo Ugolino celebró la misa de medianoche, el diácono Francisco cantó el evangelio y pronunció un sermón que conmovió vivamente a la gente.
Una referencia narra:
"Se celebró el rito solemne de la Misa sobre el Pesebre, y el sacerdote gustó un consuelo insólito. Francisco, se revistió de ornamentos diaconales, porque era diácono, y cantó con voz sonora el santo Evangelio; aquella voz robusta, dulce, límpida, sonora, arrebató a todos en deseos de cielo. Después predicó al pueblo y dijo cosas dulcísimas sobre la natividad del rey pobre y sobre la pequeña ciudad de Belén. Frecuentes veces, también, cuando quiso nombrar a Cristo Jesús, inflamado de inmenso amor, lo llamó el Niño de Belén; y aquel nombre de Belén lo pronunció llenándose la boca de voz y más aún de tierno afecto, produciendo un sonido como balar de oveja; y cada vez en el nombrar Jesús o Niño de Belén, con la lengua se lamía los labios, como queriendo retener también con el paladar toda la dulzura de aquella palabra".
La idea de reproducir el nacimiento había rescatado la ya olvidada hacía siglos Misa de Media noche.
Esta celebración se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano y de las representaciones en vivo se pasó a la utilización de figuras de barro.
Los monjes franciscanos promovieron de esta manera la devoción al pesebre y al Vía Crucis.

Bibliografía:
Biblia de Jerusalem
Card. Joseph Ratzinger “El rostro de Dios” Ed. Sigueme, Salamanca 1983, 19-25.
Fray Tomás de Celano “Hagiografías sobre san Francisco de Asís
S, Buenaventura, “Legenda Maior c. X, n. 7

208 - LA CASITA DE NAZARETH

Dos textos de la Nueva Alianza relatan en forma de midrash, el Misterio de Encarnación y el crecimiento de dos figuras complementarias a manera de bisagra bíblica entre el Antiguo y el Nuevo Testamentos, Juan y Jesús, según Mateo 1,1; 2,23 Lucas 1,1; 2,52.
Este último presenta en paralelo entre los dos personajes: anunciaciones, nacimientos y crecimiento corporal y espiritual.
Lc:2,39Crece el niño” y su despertar espiritual, se presenta lleno de misterios.
El Espíritu empieza a asomarse en sus ojos y reacciona ante la mirada de su Madre que lo contempla. Se alterna su brillo y se desvanece, como si tratase de asomarse el alma en torno de su morada.
Más tarde aprende a sentarse derecho; trata de ponerse de pie, agarrando una silla o una butaca, avanza, se admira y se asusta de sí mismo por su propio atrevimiento.
Hace uno, dos o tres pasos y cae en brazos de la Madre, que lo convida con cariño, y con caricias, al tiempo que trata de descifrar sus primeros sonidos.
En su alma hay capacidad especial para leer el rostro de quienes le rodean. Copia el comportamiento de su Madre y aprende por mímica y por imitación.
La fe de la Madre influye inconscientemente en el alma del Niño, que despierta en su lento desarrollo, siempre perseguido por la mirada infatigable de Ella, sobre todos sus movimientos, palpando con sus dedos y jugando con los pies que se balancean.El rostro de María fue su primer espejo donde aprendió a conocer el mundo que lo rodeó.
Cada caricia de Ella a su Hijo fue como un acto de adoración.
Para cuando Jesús pudo pronunciar el nombre de Dios, había recogido en su alma todas las enseñanzas de María.
Creció y salieron de su boca las preguntas misteriosas que hacen todos los niños a sus padres y mayores. Sus relaciones fueron estrechas, aprendiendo lo cotidiano, delante del hornillo de barro, o de la vasija de harina o del manejo del cántaro con agua en un rincón de la casa, para dirigirse a la fuente y volver con él sobre la cabeza, situaciones que posiblemente causaron admiración en los vecinos de su barrio.
Era deber de todo matrimonio israelita, el enseñar a rezar a sus hijos, recayendo la obligación sobre el padre.
La Sagrada Familia fue un nuevo modelo de creación humana en Nazareth, pues quien introdujo el contenido de estas formas de oración fue la Virgen en su Hijo.
José y María rezaban el Shemâ Israel “Oye Israel” y Jesús con qué prontitud y fervor repetiría los versículos,
El Señor Nuestro Dios es el único Señor -Debes amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Las palabras que hoy te propongo, tienes que conservarlas en tu corazón y enseñarlas a tus hijos. Habla de ellas cuando descanses en casa, cuando vayas de camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Debes ligártelas a tu mano y tenerlas como señal siempre ante tus ojos. Escribirlas sobre el dintel de tu casa
Estas frases más que las escrituras fueron la esencia de su enseñanza, para responder los ataques de los letrados.
Antes de que Jesús supiese de memoria esta oración, había puesto María en sus vestidos la señal de Hijo de Israel, cosiéndole unas hebras azules con borlas, que él debía llevar como distintivo. Escuchaba con toda atención a José en la tonada de la mañana y de la tarde, como profesión de fe de un Israelita piadoso (Hassidim).
En el marco de la puerta estaba clavada una caja de madera o Mezuzah, cuya abertura permitía tocar el pergamino, donde estaban escritos algunos fragmentos de los textos sagrados. Así al salir de casa levantaba la mano para tocarlos a manera de agua bendita entre los actuales cristianos piadosos.
Es posible que José con sus brazos alzara al Niño para asir los escritos.
Todas las oraciones de la casita de Nazareth sobre la vía Marmión, subían al cielo, con el mayor fervor de la Sagrada Familia.
!Cómo sería este mundo! si los padres se dedicaran a mimar y enseñar a los hijos con este modelo moral, ético y costumbrista para hacer de esta Colombia amada un verdadero paraíso terrenal conectado no con la Internet ni el celular, sino con la divinidad, con el Dios de Jesús de Nazareth, mediante su Hijo y por acción del Espíritu Santo.

Bibliografía:
Biblia de Jerusalem:
González Antolinez Samuel cjm: "Los orantes del pesebre" art 121 de esta página.
Rodríguez Garcés C. A: "Costumbrismo de la Sagrada Familia"
Rodríguez Garcés C. A: ¿Qué sabes sobre el pesebre? art 46 de esta página.
Willam Francisco Miguel: "Vida de María la madre de Jesús"

Dec 21, 2010

207 - HE PHÂNE O PRAE-SEPAS

Lejos del sentido lucano del tercer Evangelio en el Nuevo Testamento, nuestras generaciones actuales desconocen el sentido cultual, ritual y religioso de esta sagrada celebración.
Los griegos consagraban el pino a Dionisio, dios de la fertilidad.
Si bien es cierto que tradicionalmente las antiguas civilizaciones relacionaban el solsticio de invierno con el nacimiento del sol en 21 de diciembre, la Iglesia Católica en el siglo IV para eliminar el último bastión pagano en que participaban los cristianos a manera de carnaval, suplantó la Saturnalia romana por la Natividad de Cristo y fijó la fecha del 25 de dicho mes para celebrar el magnánimo acontecimiento.
Transformó el Solis invictus por el Cristus invictus.
El nombre de “cristianos” con que fueron denominados despectivamente por las culturas griega y romana los seguidores de ese tal משיח o Mashiah, Cristus, o Ungido en Antioquía de Siria por el año 41 d.C., se devalúa y se pierde en su sentido universal.
No comprendemos que la Biblia es una relectura religiosa de la Historia de Israel y del Nuevo Testamento y no como una historia leída inadecuadamente a manera de novela simplista y reduccionista.
El pesebre corresponde desde el año 80 d.C. a la concepción de Lucas para avalar el Misterio de la Encarnación, pero en nuestra confusión creemos que es una escenografía doméstica adornada de elementos decorativos acompañada por rezos y cantos pasados de moda.
La tradición cuenta que san Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil, árbol consagrado a Thor, y en su lugar plantó un pino, que al ser perenne simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas.
América durante los siglos XVI y XVII heredó las tradiciones judeocristianas inculturadas en Europa, tanto de Italia como de España y traídas por los monjes colonizadores en forma de representaciones para catequizar a indios y esclavos negros, quienes de paso no aportaron nada a estas fiestas en su condición no cristiana.
Los frailes introdujeron las costumbres navideñas cristianas durante el proceso de evangelización de los nativos, como los nacimientos que tomaron un papel importante.
Los primeros religiosos franciscanos flamencos vinieron a México y entre ellos sobresalió Fray Pedro de Gante quien describió en el Códice Franciscano, cómo preparaba los cantos y los rezos para los mexicanos:
" ...hizo venir a los indios de toda la comarca y en un patio que se llenó a reventar, se cantó el himno`Ha nacido el redentorï".
Las iglesias contaban con capillas "posas" que utilizaban los religiosos y los vecinos para sus solemnes procesiones de Navidad.
Fray Pedro en la escuela que fundó en Texcoco, adiestró a los indígenas en la elaboración de las figuras y los detalles de los nacimientos para estas procesiones.
La gastronomía incorporó muchos elementos nativos para estos festines de fin de año.
Así recibida la esencia del culto al Nacimiento de Cristo desde la España colonizadora, se fueron agregando las reinterpretaciones que luego de ser ilustrativas de la celebración han sobrepasado en forma desmedida el sentido bíblico del autor del tercer Evangelio. Hacemos “pesebres” sin pesebre, es decir, sin la cuna de piedra de nacimiento que ha desaparecido de las elaboraciones populares, en que se colocan las tres figuras representativas de “madre, padre e hijo” acompañadas de los animales que no son bíblicos sino deducidos posteriormente en la interpretación franciscana de la Edad Media y muchos elementos que nada tiene que ver con la interpretación.
Hay quienes se jactan de fabricar gigantescos escenarios que no pasan de ser maquetas ingeniadas maravillosamente que atraen al público con fines más comerciales que religiosos, sin sentido cristiano.
La invasión comercial desmedida de adornos y accesorios incluso de alta tecnología que alegran esta época desvía especialmente la imaginación de los niños al omitir la lectura bíblica reemplazándola por fotografías in vivo al pie de un viejo gordo y canoso sentado en un carro arrastrado por seis renos que vuelan.
Imagen fantasiosa e ingenua que indica ignorancia y cultura deficiente lejos del sentido teológico del Misterio de Encaranación del Hijo de Dios en la humanidad, que interpretado en la religiosidad popular como Niño Jesús, no nació en el polo norte en una aparato de esta índole sino en una cuna de piedra, (he phâne, prae- sepas, presepio o pesebre)
Los hogares españoles se vieron adornados con el árbol de navidad hacia el año 1870 cuando Sofía Troubetzkoy de origen ruso, después de enviudar del duque de Morny, hermano de Napoleón Bonaparte, contrajo segundas nupcias con el aristócrata español Pepe Osorio, el Gran Duque de Sesto, uno de los mayores promotores de la Restauración borbónica que permitió subir al trono a Alfonso XII.
Papá Noel es una figura comercial cuya trayectoria transfigurada fue divulgada por los dibujantes de Coca-Cola en una imagen gnómica veinte siglos después del nacimiento de Cristo en Judea, que originó en esta sociedad de consumo un acaparamiento de la imaginación de los ilusos e ingenuos contemporáneos.
Recordemos que el fundamento de la celebración de la Navidad es el pesebre como sitio de juego y oración de la liturgia doméstica.
Bibliografía a solicitud de los interesados.

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