May 19, 2009

185 - EL CREER Y LA FE


Fe no es sencillo de definir, la ciencia la desconoce pues no sabe que hacer con ella.
Hay reduccionismo al sólo creer y surgen interrogantes:
Se puede identificar
¿Qué es fe?
¿Es posible para el hombre creer?
¿Cuáles son los contenidos de la fe?
¿Por qué partir de una antropología?
El hombre es el único ser con potencial de preguntar y a través del tiempo su ansia de conocimiento le lleva a conocerse así mismo.
Sólo el hombre en la naturaleza, cree.
Dios no debe convertirse en “un tapa huecos” la fe primero y principalmente es para conocer al hombre, pero también se cuestiona:
¿Qué pregunta el hombre?
¿Quién soy yo?
¿Qué es el universo?
¿Qué es todo?
Así vemos que el hombre es una pregunta siempre abierta, es capacidad permanente de preguntar y en la medida que pregunta requiere respuestas y pasa de la ignorancia al conocimiento. Aquí desde temprana edad entra en la filosofía, ese amor por la sabiduría, el por qué de las cosas. Sin embargo, a veces “decide no preguntar” evadiendo la realidad para refugiarse en la ignorancia. Presentar algo nuevo, escandaliza debido a que no tenemos la generosidad de preguntar y no nos desacomodamos con una pregunta.
Los efectos culturales nos quieren llevar a no pasar por el dolor de las preguntas y como esponjas “absorbemos todo lo que nos dicen” y al confrontarnos quedamos sin piso. Tenemos una receptibilidad pasiva como el lado supuesto de la fe por falta de conocimiento.
Recibimos la cultura por “oídos y visión pero no hay vivencia”, no sabemos creer y queremos sólo saber.
Creemos que el mal es una potencia que viene de afuera (el diablo) y no que nosotros podemos fabricarlo dentro de sí mismos.
Sabemos que en la evolución en el último minuto del complejo año cósmico, aparece el hombre con gran capacidad de destrucción.
Hay un punto que no queremos encarar y buscamos disculpas en cuanto a la pregunta que el hombre se hace:
¿Quién soy yo?
Cada uno va atrás de su propia identidad y ese preguntarse desde adentro, no es inofensivo. La mayoría de las veces somos muy contradictorios porque carecemos de conocimiento sobre nosotros mismos.
Lo que nosotros sabemos de nosotros mismos nos lo cuentan otros, es como el espejo de nuestra realidad.
¿Quién soy yo?
Es una pregunta fatigosa pero el método fundamental para comprender la antropología y la teología nos conducirá a una aproximación así mismos.
Nos pasamos la vida decidiendo por otros ya que otros nos han enseñado y decidido por nosotros.
Decimos que Dios decide por nosotros, así todo se lo vamos acomodando a Él, el problema de esto es una excelente justificación para quedar en “un estado infantil” de una religiosidad mal entendida pues como Dios decide todo por nosotros, no hacemos nada, creyendo que la Voluntad de Dios a quien todo se le atribuye es suficiente, esto origina una extraña relación con Dios de tipo enfermizo.
Cuando el hombre se pregunta por sí mismo “Yo soy Yo” y “Dios es Dios” se adquiere madurez al establecer relaciones de autonomía y no de dependencia que llevan a conflicto de muchos intereses.
Al saber quien es el hombre deduce que es un ser único, irrepetible e insustituible.
Gastamos la vida acomodándola a nuestra manera de pensar y no hemos asumido las relaciones de independencia. “Yo soy para el otro un don, una gracia, una dádiva, una compañía y no una carga.”
Tenemos una formación parasitaria “vivimos a costillas de otros” y como no tenemos conciencia de sí mismos nos dedicamos a la destrucción.
No hemos llegado a una adultez antropológica, teológica ni espiritual. Esta pregunta sólo la responde cada quien en un proceso de conciencia y de responsabilidad.
La soledad no es otra cosa que la incapacidad en la estructura interior del hombre de ser amigo de sí mismo.
¿Quién es el hombre?
La respuesta se encuentra en Dios en el proceso de revelación a través de Jesucristo quien revela al Padre y nos muestra quien es Dios revelando el hombre al hombre.
Si nos miramos en el espejo de Jesús, nos morimos de vergüenza.
Quien quiera vivir a plenitud debe seguir identificándose con Jesús.
Proceso de humanización para pasar de inhumano a humano.
Bibliografía
Biblia de Jerusalem
Gaudium et spes: 22
Lonergan B. El Método
Bravo Carlos S.J. Marco antropológico de la fe
Múnera Pedro P. ¿Qué es el hombre?
Sagan Karl: El origen del Universo

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