Nov 21, 2016

255 - EL PESEBRE

En el Nuevo Testamento, sólo Lucas al comienzo de su Evangelio habla de pesebre tres veces en los relatos de infancia de Jesús, y otra en sus actuaciones de misión.
Todos creemos conocer la representación de Navidad (Natividad de Jesús de Nazareth, no de Papa Noel) y armamos folclóricamente bellas maquetas según el sincretismo y la inculturación en que nos desenvolvemos. Así que no se trata de pesebrera, ni de animales, como adorno mental que solemos dar como primer motivo de representación del pesebre.
Los mayores, abuelos, padres y tíos son quienes indican la construcción de tales obras, efectuadas según los sicologismos de cada quien, pero sin haber leído los textos bíblicos del Nuevo Testamento.
El nacimiento de Jesús en Belén no es histórico, es una reflexión teológica que hacen los escritores neotestamentarios para avalar su procedencia de la ciudad de David, máxima figura del Antiguo Testamento y relacionarlo con el mesianismo judío.
Lucas es el pseudónimo de un escritor heleno-cristiano posiblemente de la diáspora, que escribe para los no judíos. Sus destinatarios son greco-romanos del imperio y quienes desconocen la Torah.
Por el siglo I no se habla el hebreo sino el arameo en sus siete formas como idioma comercial y el griego koiné desde el siglo III a.C. Fue el helenismo y las célebres persecuciones judeo- romanas los que fomentaron la expansión del cristianismo primitivo fuera de su tierra original en PalestinaNuestro carácter latino y tropical nos hace convertir esta bella época en vacaciones, paseos, comilonas, borracheras, pólvora y regalos, donde falta la liturgia doméstica en que la confección del pesebre para niños, adultos y viejos es un momento de juego y de oración. 
Pesebre no es una escenografía, sino una caja o cuna de piedra donde Lucas toma dicha imagen para avalar el Misterio de Encarnación, como vemos en la figura atrás.

Hace nacer a Jesús niño en este artefacto al indicar que el hijo de Dios vino al mundo en las máximas condiciones de pobreza como humano y no como un ser sobrenatural a la manera que algunos siglos después los autores de los llamados Evangelios Apócrifos le describieron a manera de un muchacho mago y malo.
Convocar familiarmente en esta época es hacer eclesía (ek –Kaleos) donde reina la fraternidad, el altruismo, el recogimiento, la reflexión para mejorar el estilo de vida, sintiendo deseos de dar abrazos y parabienes compartiendo delicias intercambiables de comidas, postres y dulces.
Proverbialmente rezamos la Novena de Aguinaldos, cantamos Villancicos, nos cruzamos regalos, pero a veces ese regocijo se acompaña de nostalgia por aquellos que partieron dejando en nosotros sus tradiciones que nos impulsan al perdón y al amor diáfano entre todos y a seguir con esperanza la lucha en este Edén terrenal.
No decimos Jesús de Belén, sino Jesús de Nazareth, no se refirieron las Escrituras al belemita, sino al nazareno. Por último ni Jesús ni Pablo de Tarso fueron cristianos, ellos mantenían un celo radical como judíos. El cristianismo con dichas figuras fueron el pedestal del complejo y difícil movimiento del cristianismo primitivo.
Hay un trio fundamental en las figuras: Jesús María y José, pero de él, sale un binomio inseparable Jesús y María, los cuales para el creyente no se pueden considerar el uno sin el otro, errónea interpretación de las iglesias protestantes. 
La Biblia no es un libro de historia, es un tratado de teología
Fueron los protestantes y luego los judíos, los que la convirtieron en un libro de historia. 
Las imágenes son la espiritualidad de la liturgia católica.


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