Mar 12, 2009

179 - HISTÓRICA APROXIMACIÓN ESCATOLÓGICA

En el Antiguo Testamento se esbozan varios conceptos que van apareciendo con el tiempo; retribución, inmortalidad y resurrección.
¿El Dios de la vida es justo?
¿Cómo es posible que los justos vayan al foso donde no existe esperanza?
Los hebreos pensaban que al ser justo el hombre obtenía una gratificación heredando una gran generación, bienes materiales y vida opulenta temporal.
Estar enfermo significaba haber cometido pecado, ser impuro y digno de marginación, Dios había castigado a la persona como nos ilustra el libro de Job.
Surgen elementos de justificación a la retribución personal puesto que esta no es suficiente.
Los profetas dicen, Israel es pecaminoso y requiere castigo.
La literatura intertestamentaria nos muestra en el libro de Sabiduría 3,1-5, escrito en el siglo I a.C. que los justos no tienen retribución temporal sino eterna.
En Génesis en el poema de la Creación, Dios da la vida espiritual al hombre en la Ruah y el libro de Daniel, reconoce cómo Dios la da y la quita.
Aparece entonces, la apocalíptica judía y la necesidad de un reino mesiánico precedido de grandes acontecimientos bélicos y tribulaciones en que se exige al participante en este reino inmanente en la tierra, convertirse.
La esperanza es que Palestina sea libre del yugo griego y romano.
Esto originó que los discípulos de Jesús esperaran un mesías político.
Entre el final del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento hay 400 años, Jerusalem para los ínter-testamentarios es el sitio donde se practique la Ley Justa predicada y ejercida por los fariseos.
Esta es la causa de conflicto con Jesús quien predica no un reino terrenal sino de los cielos que trae el Mesías.
La muerte es asunto universal que causa angustia, miedo, temor pues en categorías helenísticas el dualismo antropológico es la separación del cuerpo y del alma, merecedora de castigo o de premio.
Hoy la gente cree que quien se porte bien va al cielo y el que no va al infierno.
Para los judíos era la fosa o sheol y para el justo el paraíso introducido por Jesús.
Sin embargo en la cosmogonía de ese tiempo había un estado intermedio que no se encuentra en la Biblia, el purgatorio o el limbo.
La concepción de resurrección se plantea ya en el libro 2 de Macabeos, aunque no todos los judíos la aceptaban como los saduceos.
La realización del Reino de Dios como basileia en Jesús, era en Palestina un levantarse o subir ereigoi que más tarde Marcos, Mateo y Lucas, utilizarán con dicho significado. Este sentido es diferente en Daniel, que creía en una resucitación para quedar vivo en la tierra eternamente, la actual interpretación es tras la muerte y no aquí (no después de la muerte ya que esta es atemporal)
El juicio tenía estrecha relación con la resurrección, estaba en la perspectiva del Día de Jahvé o de su Gloria. En los libros de Isaías y de Amós, Juicio y Castigo, luego en la apocalíptica hay Salvación, más juicio y más castigo, acompañado de catástrofes cósmicas.
La recompensa eterna era el paraíso o transformación de Palestina tras la batalla de Argamenón en el valle de Megido, antigua ciudad de las caballerizas de Salomón y excelente llanura donde se libraron muchísimas batallas por los imperios antiguos, como anhelaba Napoleón.
Allí estaba asentada la X Legión romana, la más cruel y feroz llamada la de los Hombres de Hierro, gran enemigo del pueblo judío, representado por la bestia en el Apocalipsis de Juan.
Esta vida eterna sería el principal bien fundamental, cuya felicidad de tipo material estaría constituida por bienes, placeres, hijos, lujos etc. (similar a la creencia actual de los Testigos de Jehová)
Castigo escatológico sin impunidad, excluye la felicidad y es eterno, dura siempre, está fuera del tiempo, doloroso y cruel.
Los rabinos de aquel tiempo dicen que por la misericordia de Dios no sería eterno, creencia hoy de judíos y musulmanes.
* En la búsqueda de Dios, unos lo hacen donde parece que está, en el pobre, en la familia, en el sagrario o en la liturgia, este es un Dios parecido o inventado por ellos y por tanto no los sacude, es un Dios compinche y tolerante.
* Otros en forma encantadora le sitúan donde debe estar, en la Cruz que cuestiona, es una imagen dolorosa que no me sirve.
El Nuevo Testamento añade a Jesucristo en quien el Reino de Dios o plenitud ha sido anticipado, ya no se encuentra en el futuro, hay que devolverse al acontecimiento Jesucristo, para alejarse de esperarlo en el futuro.
El bautista trabaja con mentalidad veterotestamentaria, el convertido participa en el juicio de Dios. Durante el Medioevo y la Reforma la teología cristiana se ocupó mucho de los "novísimos" o los últimos cuatro estados del ser humano, muerte, juicio, infierno y gloria.
En Jesús es salvífico y ya no está la dimensión de castigo. La teleología es diferente de la apocalíptica, se acerca a medida que se camine hacia el fin.
En el Nuevo Testamento la importancia es comunitaria no individual y se da también a la espera. En la promesa el Dios de la vida al final va a reinar sobre todo.
El caminar por la esperanza lo invita a ir al encuentro activamente, dualismo para que lo esperado llegue.
Esa espera es la Parusía o la segunda venida del Señor (título divino de Jesús) de Hb:9,27 con gloria, poder, y majestad se empieza a vivir desde ahora pero se intensifica al final es el “ya pero todavía no”.
Biblioggrafía
Biblia de Jerusalem
Apuntes de Escatología

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