Jul 1, 2009

188 - RAZONES DE NUESTRA ESPERANZA

Hoy tanto el hombre de fe como el escéptico se preguntan:
¿De dónde el cristianismo saca su sabiduría acerca de las realidades tan decisivas para el destino humano?
Debemos ser realistas y no dejarnos engañar con utopías que puedan representar mecanismos de fuga de la realidad paradójica y ambigua, la que debe ser asumida y enfrentada tal como es.
2Pe:3-4 Pedro encontraba cristianos que se quejaban y preguntaban, ¿Dónde está la promesa de la venida del Señor? Porque desde la muerte de nuestros padres, todo permanece igual desde el principio del mundo.
1Pe:4,7 Era necesario justificar la demora en la parusía o venida gloriosa y liberadora de Cristo, ante la espera para pronto. Pedro consuela a los cristianos consternados asegurándoles así,
2Pe: 3,8-9Ante el Señor un día es como mil años, y mil años como un díaDice que el Señor no se retrasa como algunos suponen.
Sin embargo, estas razones de la Escritura no responden al problema suscitado, recomendando que diéramos razones de nuestra esperanza a todos quienes las pidieran.
Pero sigue la pregunta
¿De dónde sacan los cristianos sus conocimientos acerca de las postrimerías?
El recurso bíblico no es ciertamente adecuado y de por sí convincente, aunque contenga la Palabra de Dios, sabemos que es proferida solamente dentro de la palabra humana.
La inspiración escriturística no dispensó a los autores y escritores sagrados de su condición humana común a nosotros, ellos como nosotros averiguaron, especularon, tantearon y teologizaron dejándose orientar por una vida de fe.
Los 74 libros de la Biblia son testimonio ejemplar de la revelación que permanece en el único Libro de la vida.
La revelación no cae del cielo sino se da en la historia, esa vida vivida y reflexionada.
Por tanto viendo y viviendo la vida podemos descubrir el futuro de esta.
¿Qué es el futuro?
Es aquello que todavía no es.
¿Podría hablarse sobre lo que todavía no es?
Es acertado pues en el hombre y en el mundo no solo hay ser, sino también poder ser, como posibilidad y apertura para un más.
Es por esto que las afirmaciones futuras que se hacen no tienen otra finalidad sino explicitar, descubrir y revelar lo que está implícito y enmascarado dentro de las posibilidades del hombre.
No sólo pasado y presente es el hombre, sino primordialmente futuro, proyecto, prospección y tensión hacia el mañana.
El pasado de hoy está formado por el futuro de ayer, antes de que el pasado se hubiese vuelto pasado, fue futuro.
Con esto se puede decir con razón “el hombre no es un pasado que va al encuentro de un futuro, sino un futuro que va al encuentro de un pasado
El futuro, ese “todavía no” junto con el mañana forman parte esencial del hombre.
El hombre completo en el término de su evolución, todavía no ha nacido.
El hombre se encuentra en proceso de conquistar el futuro, hecho válido para la estructura de dominación tecnológica y también para la naturaleza humana como tal.
El hombre aún no ha alcanzado el punto omega que entrevé, atente y posible, dentro del vasto horizonte de sus capacidades.
El hombre es un nudo de pulsiones y de relaciones vuelto en todas direcciones hasta el infinito, cuya naturaleza fue descrita ampliamente en sus obras A. de Saint-Exúpery (El Principito)
El concepto de Aristóteles capta que el hombre es todas las cosas, no está afincado en esta o en aquella cosa, sino en la totalidad de los objetos conocidos.
No se contenta con los entes, busca ser fundamento de todos ellos.
Por lo que es desertor de todo lo limitado y un eterno contestador en oposición al animal.
Es un ser que vive en constante siesta con todo lo que le rodea y dice siempre sí. Es como un eterno Faustobestia cupidissima rerum novarum” siempre en plan de rasgar las articulaciones fijas y los límites cerrados.
Es un ser-carencia sin ningún instinto especializado sin percibir lo que es vitalmente significativo, tiene que aprender todo.
Para sobrevivir debe trabajar modificando el mundo circundante.
Es así como surge la cultura el conjunto de modificaciones que ha hecho transformando el mundo para subsistir.
Pero no está conforme con ningún modelo cultural y contesta permanentemente en nombre de otros modelos y formas de convivencia humana.
En la dimensión espiritual se encuentra la misma apertura hacia lo “todavía no hecho y logrado
El hombre es un espíritu-en-el-mundo que no agota las capacidades que posee de conocer, querer, sentir y amar pensando en todo.
Su posibilidad de conocer aún está virgen, porque su espíritu se mueve en el horizonte infinito del ser. El querer humano desea mucho más de lo que puede alcanzar en un solo acto concreto.
Aunque los órganos seleccionan naturalmente los objetos sensibles, existe dentro del hombre una disponibilidad ilimitada para sentir.
El amor experimenta la entrega y unión total pero jamás logra realizar la eternidad anhelada. Puede decir “Yo te amo y sé que no puedes morir” pero no logra retener ese momento que se esfuma. El amor eterno es el único descanso del corazón.
El hombre puede esperar, planear y manipular el futuro, pero jamás alcanzar el futuro absoluto donde desemboca, y se aquieta su dinamismo interior y supere todas las alienaciones entre hombre y naturaleza, libertad e historia, idea y hecho.
Tiende como proyección hacia un siempre más, a descubrir la sorpresa que está más allá de su previsión, una incógnita, un novarum, hacia “el Todavía no” Obtiene lo mejor del momento, un siempre y un esbozo de alcanzar la meta continuamente con un objetivo más alto.
Siempre estamos a la espera ya que nos encontramos en la prehistoria de nosotros mismos pues estamos todavía naciendo.
Así el punto de llegada a la vez es un punto de partida, un relevo en la dinámica de ser, encontrando que todo se encuentra abierto y es causa de temor, ansiedad, inseguridad, riesgo, coraje, osadía y esperanza.
Esta reflexión demuestra que el hombre vive en un permanente exceso.
Su centro de gravedad no está en sí mismo sino fuera de sí en una trascendencia, pero vive su vida como existencia asintótico, siempre en camino hacia sigo mismo. Un dinamismo permanente atraviesa e impregna toda su realidad y se orienta hacia un futuro de donde saca el sentido para el presente.
Bibliografía
Biblia de Jerusalem
Aristóteles: Ética a Nicómaco
Boff L.: Jesús Cristo Libertador
Duquoc Ch.: Escatologia y realidades terrestres
Pozo C.: Teología del más allá

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