En la última etapa del pleistoceno, del griego πλειστος (pleistos "lo más") y καινός (kainos "nuevo") es llamada a veces la era del Hombre, se cree que los primeros seres humanos evolucionaron en ella y pasada la glaciación, las llanuras se tornaron con un manto de vegetación a medida que el hielo se retiraba, lo que hizo que los hombres del estrecho de Vitus Bering continuaran su peregrinación al sur.
Cráneos hallados sobre la región del Tequendama han sido estimados en 17.000 años de antigüedad. “Llegados del pleistoceno tardío al valle del Magdalena hacia el 16.500 a.C...” Gonzalo Correal Urrego y Thomas Van Der Hammen.
Hace 12.500 años, grupos tribales de cazadores y recolectores deambulaban por los bosques, lomas, montañas y cuencas hidrográficas del centro de Colombia.
En una segunda fase poblacional del pueblo Muisca hace unos 5.700 años, coincide con el abandono de los “abrigos rocosos” y la aparición del Hombre del Aguazuque, encontrándose los primeros restos que permiten hablar de este espécimen en la hacienda que lleva su mismo nombre, en límites de Soacha y Mosquera frente a Bosa, con el río Bogotá en medio. El Salto del Tequendama y la laguna de Iguaque en Arcabuco - Boyacá, eran adoratorios comunes o santuarios con que los españoles denominaron a los templos y cementerios indígenas Muisca, sin embargo, la sabana albergó otros lugares o pantanos (chucua): la laguna de Bosachío en límites ente Soacha y Bogotá donde se realizaba la ceremonia de coronación del Zipa.
El humedal de Tibaguya, o Córdoba, en la desembocadura del Río Neuque o Juan Amarillo, sitio sagrado en que se efectuaban los ritos de iniciación de la mujer. En la laguna de Tibanica, junto a Bosa, se hacía la remembranza a Bochica. Jaramillo;14:2003
Hace 2.700 años con la aparición del cultivo del maíz en Zipacón, emerge el pueblo Muisca, su territorio abarcaba las cuencas y valles del río Bogotá hasta Tena, el río Negro hasta Quetame, el Guavio hasta Gachalá, el Garagoa hasta Somondoco, el Chicamocha hasta Soatá y el río Suárez hasta Vélez. Jaramillo;14:2003
Cráneos hallados sobre la región del Tequendama han sido estimados en 17.000 años de antigüedad. “Llegados del pleistoceno tardío al valle del Magdalena hacia el 16.500 a.C...” Gonzalo Correal Urrego y Thomas Van Der Hammen.
Hace 12.500 años, grupos tribales de cazadores y recolectores deambulaban por los bosques, lomas, montañas y cuencas hidrográficas del centro de Colombia.
En una segunda fase poblacional del pueblo Muisca hace unos 5.700 años, coincide con el abandono de los “abrigos rocosos” y la aparición del Hombre del Aguazuque, encontrándose los primeros restos que permiten hablar de este espécimen en la hacienda que lleva su mismo nombre, en límites de Soacha y Mosquera frente a Bosa, con el río Bogotá en medio. El Salto del Tequendama y la laguna de Iguaque en Arcabuco - Boyacá, eran adoratorios comunes o santuarios con que los españoles denominaron a los templos y cementerios indígenas Muisca, sin embargo, la sabana albergó otros lugares o pantanos (chucua): la laguna de Bosachío en límites ente Soacha y Bogotá donde se realizaba la ceremonia de coronación del Zipa.
El humedal de Tibaguya, o Córdoba, en la desembocadura del Río Neuque o Juan Amarillo, sitio sagrado en que se efectuaban los ritos de iniciación de la mujer. En la laguna de Tibanica, junto a Bosa, se hacía la remembranza a Bochica. Jaramillo;14:2003
Hace 2.700 años con la aparición del cultivo del maíz en Zipacón, emerge el pueblo Muisca, su territorio abarcaba las cuencas y valles del río Bogotá hasta Tena, el río Negro hasta Quetame, el Guavio hasta Gachalá, el Garagoa hasta Somondoco, el Chicamocha hasta Soatá y el río Suárez hasta Vélez. Jaramillo;14:2003
Los cálculos varían según los diferentes autores en la vasta bibliografía chibcha.
Se dice que entre el siglo VI a IV a. C. y el siglo XVI d.C. estas agrupaciones habían evolucionado hasta formar una verdadera estructura social, según lo comprueban milenarias evidencias palinológicas e investigaciones arqueológicas. “Investigaciones Arqueológicas en los Abrigos Rocosos del Tequendama”
No existe un acuerdo sobre cifras de población, pero los conquistadores son enfáticos en destacar la multitud de los indígenas.
No existe un acuerdo sobre cifras de población, pero los conquistadores son enfáticos en destacar la multitud de los indígenas.
La etnia indígena que habitó el Altiplano Cundiboyacense hasta la conquista española, fue denominada por estos en el antiguo español como muisca al ver a su llegada Jiménez de Quesada que eran numerosos “como moscas” esta palabra debió inculturarse en muyska o gente.
La sabana de Bogotá vista desde lo alto del cerro de Suba, nombre probablemente de la lengua chibcha Zhuba y derivada de, Sua (sol) y Sia (agua) o quizá de la quinua "mi rostro" o "mi grano"presentaba una amplia zona pantanosa rodeada por una llanura cubierta de pastos y vegetación baja con los humedales de, La Conejera, Córdoba, Juan Amarillo, Guaymaral, Jaboque, Santa María del Lago, Torca, y el Meandro del Say y la laguna de Tibabuyes; aún hay trece en Bogotá.
Numerosas aldeas se destacaban: Bosa, Cota, Engativá, Fontibón, Funza, Soacha, Techo, Teusaquillo, Tibabuyes, Tuna y Usaquén, con sus palacios compuestos por bohíos rodeados por dos o tres empalizadas concéntricas que recordaban a los españoles el paisaje árabe por lo que le llamaron “el valle de los alcázares” o Nuevo Reino de Granada. También el Parque Mirador de Los Nevados, lugar de reunión semanal de la comunidad indígena muisca.
“Cada pueblo era muy hermoso de pocas casas y muy grandes, de paja muy bien labrada; las cuales casas estaban muy bien cercadas de una cerca de haces de cañas, por muy gentil arte obradas. Tenía 10 o 12 puertas con muchas vueltas de muralla en cada puerta. Cercado el pueblo de dos hileras, tenía entre una y otra una gran plaza, y entre las casas tenía otra muy hermosa plaza. Una casa de ellas estaba llena de tasajos de venados, curados sin sal” Anónimo, [1545]: 235
Los nativos de Tocancipá cerca del Neusa, llamaron al río, Tibitó, Fumesa, o Bonsaga, más adelante Bogotá, Funzhé o Funza, hasta el salto de Tequendama, y Patí hasta su desembocadura en el Magdalena. Documento del 22 de abril de 1592
En su organización los chibchas habitaron las regiones centrales de Colombia. El territorio muisca "incluyó valles interandinos, mesetas y laderas condicionadas por diferencias altimétricas, con diversas temperaturas, humedad y precipitación" del historiador Álvaro Botiva en "Colombia prehispánica".
La sociedad muisca se componía de entidades políticas sencillas pero centralizadas, que agrupaban distintas comunidades locales al mando de un cacique o señor al que se reconocían poderes civiles y religiosos, según los cronistas que acompañaron a los primeros europeos en pisar este territorio. Por el siglo XVI d.C. regía el Código de Nenqueteba, cacique enviado por Bochica (el dios civilizador), que les predicó sobre la inmortalidad del alma, los premios y castigos de ultratumba, la resurrección, a la vez que perfeccionó las normas dictadas por su antecesor.
Al comenzar la conquista española, en el siglo XVI, la cultura "estaba organizada en cacicazgos confederados" Geografía Humana de Colombia.
Existían 5 federaciones independientes, formadas por 25 tribus:
Confederación de Bacatá o "El cacicazgo muisca de Bogotá, presidido por el Zipa o gran cacique, era el más extenso poblado e importante de los cinco existentes" Cruz Cárdenas.
La cultura muisca era un estado en formación, contaba con una clase gobernante principal, secundada por otra menor que regia unidades administrativas más pequeñas (capitanías o parcialidades). Los jefes eran asesorados por un consejo tribal de ancianos. Al morir un cacique o jefe de confederación, el poder lo heredaba un sobrino, hijo de una hermana.
Por aquel siglo la sede de gobierno en Funza, era el núcleo regional no sólo del territorio Muisca sino de todo el norte de Sudamérica. Sus gobernantes, los Zipas, lo habían conformado recientemente anexando los cacicazgos intermedios de Guatavita, Fusagasugá, Ubaque, Ubaté, Zipaquirá y comprendía gran parte del departamento de Cundinamarca.
Por esa misma razón, Bogotá era a la vez el más inestable de los cinco cacicazgos regionales del entonces territorio de los muiscas. A pesar de que el cacique de Bogotá opuso resistencia a la conquista, muchos de sus súbditos prefirieron sacudirse su dominio aliándose a los europeos, como sucedió cuando Quesada salió por el valle del Teusacá hacia el norte. Eduardo Londoño, Museo del Oro 1988. Confederación de Hunza o Tunja: abarca algunas zonas de clima frío al norte de Cundinamarca y gran parte de Boyacá (Boiaca, que significa Región de la Manta Real) donde el Zaque gobernaba.
Confederación de Tundama o Duitama, compuesta por pocas tribus.
Confederación de Sogamoso o Iraca: de escasa extensión territorial donde residía el sacerdote más importante, dedicado a la adoración del sol.
Confederación de los indios Guanes: formada por un subgrupo de los muiscas, ocupaba las ollas de los ríos Suarez y Chicamocha y la mesa de Lérida en Santander.
Al centro Tocancipá conserva todos sus nombres geográficos, límites y arcifinios, desde el imperio Muisca. Por su privilegiada posición geográfica y estratégica, los historiadores coinciden en denominarle: "El corazón de los territorios del Zipa"
La sabana de Bogotá vista desde lo alto del cerro de Suba, nombre probablemente de la lengua chibcha Zhuba y derivada de, Sua (sol) y Sia (agua) o quizá de la quinua "mi rostro" o "mi grano"presentaba una amplia zona pantanosa rodeada por una llanura cubierta de pastos y vegetación baja con los humedales de, La Conejera, Córdoba, Juan Amarillo, Guaymaral, Jaboque, Santa María del Lago, Torca, y el Meandro del Say y la laguna de Tibabuyes; aún hay trece en Bogotá.
Numerosas aldeas se destacaban: Bosa, Cota, Engativá, Fontibón, Funza, Soacha, Techo, Teusaquillo, Tibabuyes, Tuna y Usaquén, con sus palacios compuestos por bohíos rodeados por dos o tres empalizadas concéntricas que recordaban a los españoles el paisaje árabe por lo que le llamaron “el valle de los alcázares” o Nuevo Reino de Granada. También el Parque Mirador de Los Nevados, lugar de reunión semanal de la comunidad indígena muisca.
“Cada pueblo era muy hermoso de pocas casas y muy grandes, de paja muy bien labrada; las cuales casas estaban muy bien cercadas de una cerca de haces de cañas, por muy gentil arte obradas. Tenía 10 o 12 puertas con muchas vueltas de muralla en cada puerta. Cercado el pueblo de dos hileras, tenía entre una y otra una gran plaza, y entre las casas tenía otra muy hermosa plaza. Una casa de ellas estaba llena de tasajos de venados, curados sin sal” Anónimo, [1545]: 235
Los nativos de Tocancipá cerca del Neusa, llamaron al río, Tibitó, Fumesa, o Bonsaga, más adelante Bogotá, Funzhé o Funza, hasta el salto de Tequendama, y Patí hasta su desembocadura en el Magdalena. Documento del 22 de abril de 1592
En su organización los chibchas habitaron las regiones centrales de Colombia. El territorio muisca "incluyó valles interandinos, mesetas y laderas condicionadas por diferencias altimétricas, con diversas temperaturas, humedad y precipitación" del historiador Álvaro Botiva en "Colombia prehispánica".
La sociedad muisca se componía de entidades políticas sencillas pero centralizadas, que agrupaban distintas comunidades locales al mando de un cacique o señor al que se reconocían poderes civiles y religiosos, según los cronistas que acompañaron a los primeros europeos en pisar este territorio. Por el siglo XVI d.C. regía el Código de Nenqueteba, cacique enviado por Bochica (el dios civilizador), que les predicó sobre la inmortalidad del alma, los premios y castigos de ultratumba, la resurrección, a la vez que perfeccionó las normas dictadas por su antecesor.
Al comenzar la conquista española, en el siglo XVI, la cultura "estaba organizada en cacicazgos confederados" Geografía Humana de Colombia.
Existían 5 federaciones independientes, formadas por 25 tribus:
Confederación de Bacatá o "El cacicazgo muisca de Bogotá, presidido por el Zipa o gran cacique, era el más extenso poblado e importante de los cinco existentes" Cruz Cárdenas.
La cultura muisca era un estado en formación, contaba con una clase gobernante principal, secundada por otra menor que regia unidades administrativas más pequeñas (capitanías o parcialidades). Los jefes eran asesorados por un consejo tribal de ancianos. Al morir un cacique o jefe de confederación, el poder lo heredaba un sobrino, hijo de una hermana.
Por aquel siglo la sede de gobierno en Funza, era el núcleo regional no sólo del territorio Muisca sino de todo el norte de Sudamérica. Sus gobernantes, los Zipas, lo habían conformado recientemente anexando los cacicazgos intermedios de Guatavita, Fusagasugá, Ubaque, Ubaté, Zipaquirá y comprendía gran parte del departamento de Cundinamarca.
Por esa misma razón, Bogotá era a la vez el más inestable de los cinco cacicazgos regionales del entonces territorio de los muiscas. A pesar de que el cacique de Bogotá opuso resistencia a la conquista, muchos de sus súbditos prefirieron sacudirse su dominio aliándose a los europeos, como sucedió cuando Quesada salió por el valle del Teusacá hacia el norte. Eduardo Londoño, Museo del Oro 1988. Confederación de Hunza o Tunja: abarca algunas zonas de clima frío al norte de Cundinamarca y gran parte de Boyacá (Boiaca, que significa Región de la Manta Real) donde el Zaque gobernaba.
Confederación de Tundama o Duitama, compuesta por pocas tribus.
Confederación de Sogamoso o Iraca: de escasa extensión territorial donde residía el sacerdote más importante, dedicado a la adoración del sol.
Confederación de los indios Guanes: formada por un subgrupo de los muiscas, ocupaba las ollas de los ríos Suarez y Chicamocha y la mesa de Lérida en Santander.
Al centro Tocancipá conserva todos sus nombres geográficos, límites y arcifinios, desde el imperio Muisca. Por su privilegiada posición geográfica y estratégica, los historiadores coinciden en denominarle: "El corazón de los territorios del Zipa"
Entre los episodios históricos ocurridos en la región el más notables fue el combate de Tibitó, librado entre las tropas de la expedición de Quesada y el último zipa, Tisquesusa.
Descendientes directos de los chibchas habitaron Bosa, Chía (luna), Cota (participio del verbo chibcha "cotansuca", que significa "crespo, crespa, encrespado, desgreñado), Engativá, Gachancipá, Sesquilé, Suba, Subachoque (tierra de quinua), Tenjo, Tocancipá, y Ubaté, cuyos descendientes mestizos conforman gran parte de la población colombiana que habita la cordillera oriental actualmente. Geografía Humana de Colombia, Región Andina Central, de la Biblioteca Luis Ángel Arango.
Quedaron huellas de estas comunidades en los apellidos que hoy subsisten:
Originarios de Usme: Táutiva; de Bosa: Neuta, Tunjo, Fontiba, Chiguazuque, Fitatá, Tibacuy, Orobajo, Buennombre, Tiguaque, Chipatuecua; de Chía, Moscué, Quinchanegua, Garibello, Cobos; de Suba y sus veredas como el Rincón y el extremo occidental del territorio se refugiaron y preservaron la pureza familiar chibcha, los Bulla, Cabiativa, Caita, Chipo, Chisaba, Muzuzu, Nivia, Niviayo, Quinche, Bocarejo, Tibaquichia, Neuque, Yopasá y Piracum, como rezan los archivos de parroquias, juzgados y notarías.
Su lengua perteneciente a la familia lingüística chibcha, el chibchano, muysca cubun o muisk kubun o muyskkubun extendido por varias regiones de Centroamérica, norte de Suramérica, permitió que los tres pueblos: chibcha, tairona y u´wa establecieran fuertes nexos de intercambio económico y espiritual. De la lectura de los cronistas se deduce que los Chibchas se expresaban con notable facilidad y que su idioma fuera muy rico en matices. Inclusive cultivaban la poesía y entonaban canciones muy parecidas a los villancicos españoles. Idearon una forma de expresarse por medio de signos y de figuras. Desafortunadamente con el tiempo y la extinción sistemática de su raza, tales métodos de comunicación desaparecieron. Miguel Triana “El jeroglífico Chibcha”
Términos muiscas formaron parte del castellano colombiano así:
Palabras geográficas: Santafé de Bogotá, Boyacá, Cundinamarca, Bogotá, Sogamoso, Zipaquirá, Chía, Soacha, Bojacá o Bosa.
De los vegetales y minerales, curuba, uchuva, maíz, coca, papa, yuca y legumbres, base de su alimentación, también la quinua y algodón, como excelentes orfebres y artesanos de Gachancipá y Tocancipá fabricaban tiestos, ollas, cazuelas o juiches y gachas que los salineros de Nemocón y Zipaquirá compraban para elaborar la sal, con figuras fantásticas animales y humanas; practicaban comercio en trueque de mantas, sal, carbón, cerámicas, y esmeraldas con los cacicazgos ribereños del río de la Magdalena: anapoimas, tocaimas, colimas y panches.
Términos familiaraes: se dice cuba el hijo menor o china a la adolescente, tan mencionados en el lenguaje bogotano y el Dorado nombre de nuestro aeropuerto internacional. Los Chibchas no eran por naturaleza belicosos pero una vez forzados a ella se mostraban sanguinarios y no concedían perdón a ningún contrario que cayese en sus manos. Luchas frecuentes entre el zipa y el zaque, permanentes enemigos, enviaban sus ejércitos al campo de batalla lujosamente adornados y armados de espadas de macana, varas puntiagudas, dardos, hondas, hachas y tiraderas para disparar flechas. Acompañados de músicos con instrumentos especiales producían un ruido ensordecedor parecido al trueno.
De su religión y mitología, con un calendario impreciso conocían el solsticio de junio 21 para rendir culto a Xue, el sol en el templo de Suamox o Sogamuxi cede del sacerdote o iraca. Una comitiva de la corte del Zipa en procesión le acompañaba para visitar el santuario donde la gente alegre y pintada en su cuerpo, hacía ofrendas, se embriagada con chicha y esperaban ver al mandatario. Los sacerdotes, educados desde niños conservaron las tradiciones y en ocasiones criaban niños destinados a los 15 años al sacrificio humano para aplacar a Xue, esto constituía un honor para la familia y para la víctima.
Su rica mitología politeísta conservó la idea de un Génesis donde figuras como Bochica (hombre sabio), Chié (mujer mala) o Bachué (mujer buena) respondían al cosmos y a la vida nacida de las aguas y de la tierra.
Descendientes directos de los chibchas habitaron Bosa, Chía (luna), Cota (participio del verbo chibcha "cotansuca", que significa "crespo, crespa, encrespado, desgreñado), Engativá, Gachancipá, Sesquilé, Suba, Subachoque (tierra de quinua), Tenjo, Tocancipá, y Ubaté, cuyos descendientes mestizos conforman gran parte de la población colombiana que habita la cordillera oriental actualmente. Geografía Humana de Colombia, Región Andina Central, de la Biblioteca Luis Ángel Arango.
Quedaron huellas de estas comunidades en los apellidos que hoy subsisten:
Originarios de Usme: Táutiva; de Bosa: Neuta, Tunjo, Fontiba, Chiguazuque, Fitatá, Tibacuy, Orobajo, Buennombre, Tiguaque, Chipatuecua; de Chía, Moscué, Quinchanegua, Garibello, Cobos; de Suba y sus veredas como el Rincón y el extremo occidental del territorio se refugiaron y preservaron la pureza familiar chibcha, los Bulla, Cabiativa, Caita, Chipo, Chisaba, Muzuzu, Nivia, Niviayo, Quinche, Bocarejo, Tibaquichia, Neuque, Yopasá y Piracum, como rezan los archivos de parroquias, juzgados y notarías.
Su lengua perteneciente a la familia lingüística chibcha, el chibchano, muysca cubun o muisk kubun o muyskkubun extendido por varias regiones de Centroamérica, norte de Suramérica, permitió que los tres pueblos: chibcha, tairona y u´wa establecieran fuertes nexos de intercambio económico y espiritual. De la lectura de los cronistas se deduce que los Chibchas se expresaban con notable facilidad y que su idioma fuera muy rico en matices. Inclusive cultivaban la poesía y entonaban canciones muy parecidas a los villancicos españoles. Idearon una forma de expresarse por medio de signos y de figuras. Desafortunadamente con el tiempo y la extinción sistemática de su raza, tales métodos de comunicación desaparecieron. Miguel Triana “El jeroglífico Chibcha”
Términos muiscas formaron parte del castellano colombiano así:
Palabras geográficas: Santafé de Bogotá, Boyacá, Cundinamarca, Bogotá, Sogamoso, Zipaquirá, Chía, Soacha, Bojacá o Bosa.
De los vegetales y minerales, curuba, uchuva, maíz, coca, papa, yuca y legumbres, base de su alimentación, también la quinua y algodón, como excelentes orfebres y artesanos de Gachancipá y Tocancipá fabricaban tiestos, ollas, cazuelas o juiches y gachas que los salineros de Nemocón y Zipaquirá compraban para elaborar la sal, con figuras fantásticas animales y humanas; practicaban comercio en trueque de mantas, sal, carbón, cerámicas, y esmeraldas con los cacicazgos ribereños del río de la Magdalena: anapoimas, tocaimas, colimas y panches.
Términos familiaraes: se dice cuba el hijo menor o china a la adolescente, tan mencionados en el lenguaje bogotano y el Dorado nombre de nuestro aeropuerto internacional. Los Chibchas no eran por naturaleza belicosos pero una vez forzados a ella se mostraban sanguinarios y no concedían perdón a ningún contrario que cayese en sus manos. Luchas frecuentes entre el zipa y el zaque, permanentes enemigos, enviaban sus ejércitos al campo de batalla lujosamente adornados y armados de espadas de macana, varas puntiagudas, dardos, hondas, hachas y tiraderas para disparar flechas. Acompañados de músicos con instrumentos especiales producían un ruido ensordecedor parecido al trueno.
De su religión y mitología, con un calendario impreciso conocían el solsticio de junio 21 para rendir culto a Xue, el sol en el templo de Suamox o Sogamuxi cede del sacerdote o iraca. Una comitiva de la corte del Zipa en procesión le acompañaba para visitar el santuario donde la gente alegre y pintada en su cuerpo, hacía ofrendas, se embriagada con chicha y esperaban ver al mandatario. Los sacerdotes, educados desde niños conservaron las tradiciones y en ocasiones criaban niños destinados a los 15 años al sacrificio humano para aplacar a Xue, esto constituía un honor para la familia y para la víctima.
Su rica mitología politeísta conservó la idea de un Génesis donde figuras como Bochica (hombre sabio), Chié (mujer mala) o Bachué (mujer buena) respondían al cosmos y a la vida nacida de las aguas y de la tierra.
Bibliografía a solicitud de los interesados.
1 comment:
Es muy buen trabajo de síntesis de la historia Mhuysqa, felicitaciones y gracias por compartirlo.
Me interesa la bibliografía que pueda compartirme. En especial me llamó la atención lo de Bosa, soy de allá: la laguna de Bosachío para la coronación del Zhipa. Lo del apellido Garibello de Chía cuando se encuentra reconocido como raizal de Bosa.
Muchas gracias.
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