Apr 3, 2012

224 - PONCIO PILATO

Este personaje bíblico no aparece antes del año 26 cuando es enviado como praefectus (no procurador pues es un anacronismo antes de Claudio) de Judea a nombre de Tiberio emperador de Roma, es desconocido por los historiadores antes de llegar a Palestina.

Su nombre completo sugiere haber sido un liberto (pileatus) el pileus era un sombrero que distinguía a los esclavos. Su biografía deriva de relatos judíos y cristianos. 
El relato de los Evangelios nos muestra a un perfecto y cuadriculado burócrata preocupado por hacer cumplir la ley de Roma, exactamente igual que cualquier funcionario celoso de su deber.
Con un cerebro frío y un corazón de piedra en sus acciones, obtuvo el odio de sus gobernados y en el año 36 Lucio Vitelio gobernador de Siria, lo envió a Roma a justificarse con el emperador sobre sus “hazañas” como la masacre de samaritanos en el año 35 en el Monte Garizym y otros asesinatos en masa, pero Tiberio había muerto antes de su llegada. 
 
Según  Eusebio de Cesarea, una antigua tradición, cuenta que el siguiente emperador Calígula ordenó su destierro a las Galias donde se suicidó.
En siglos posteriores surgieron todo tipo de leyendas sobre este personaje, unas le atribuían un final espantoso en el río Tiber o en la Vienne francesa, mientras que otras como las “Actas de Pilato”, que en la Edad Media formaban parte del Evangelio de Nicodemo, le presentan como converso al cristianismo junto con su mujer Prócula, a quien se venera como santa en la Iglesia Ortodoxa por su defensa de Jesús, con alusión a Mt: 27,19
Incluso el propio Pilato se cuenta entre los santos de la iglesia etíope y copta de África.

Pero el profundo desprecio manifestado hacia los judíos y cristianos, pueblo indócil e insociable para él, quien no comprendía por haber sido formado en la cultura griega y romana, debió parecerle como un nido de serpientes venenosas, ralea sucia e inferior, digna apenas de ser domesticada por los garrotes de los mercenarios.
Era uno de aquellos escépticos de la Roma decadente contaminado de pirronismo y de epicureísmo,  enciclopedista del helenismo, no veía más que en los dioses de la patria; y no podía sospechar que un Dios verdadero existiese, ni mucho menos que se pudiese encontrar entre aquella plebe harapienta y supersticiosa, sujeta de aquel clero faccioso, cuya religión le consideraría una bárbara mezcolanza de oráculos siriacos y caldeos.
Debía fingir el aceptar la religión romana, cívica y política por razones de su oficio, “el culto al emperador
Fue acusado de delitos como asesinatos en masa y utilización de dineros del Templo de Jerusalem para la construcción de un acueducto en esta ciudad y haberse acuñado monedas entre los años 29 a 31 según relata Flavio Josefo
Filón de Alejandría denuncia que mandó colocar escudos con águilas en las estribaciones del Templo, lo que determinó una revuelta judía disuelta en baño de sangre.
El juicio de Jesús ha sido muy estudiado por serios investigadores con resultados bastante controversiales, uno de ellos, Peter Connolly de Oxford decide por "situarlo en el Palacio de Herodes, en lugar de la fortaleza Antonia", el sitio elegido, sería sin duda uno de los accesos principales, al ser un juicio público, había que conjugar la presencia del gentío con la seguridad interna del recinto. 
Existía un trámite estricto en los juicios romanos, los acusadores elevaban sus cargos y los testigos los apoyaban, el acusado tenía tres oportunidades de defenderse.
Los miembros del Sanedrín, temerosos de Jesús, decidieron su muerte instigados por Caifás, sumo sacerdote, aunque el sanedrín no tenía competencias jurídicas ni civiles y no podía aplicar el Ius gladii (la pena de muerte) que según Tácito "los romanos se reservaban el derecho de usar la espada y olvidar el resto"
Llevaron a Jesús ante Poncio Pilato y le acusaron no sólo de ser “un blasfemo contra la Ley de Moisés”, lo que no importaba al prefecto, sino también de "rebelión contra Roma", lo que llamó su atención, aunque según menciona Lucas: 23,1-25 percibió de inmediato que Jesús no era un peligro para el imperio y que los judíos sólo pretendían involucrar a Roma en un asunto meramente religioso. 
Tratando de evitar responsabilidad, sugirió enviarle ante el Tetrarca de Galilea Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande para su juicio, pero éste con un comportamiento ridículo lo regresó a Pilato quien ofuscado y cobarde ante la gritería de la plebe sedienta de sangre, decide entregarlo a la pena máxima de muerte en cruz.
Irónicamente, con ello su nombre entró en el símbolo de fe cristiana: “Padeció bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado…”. 

Su presencia en el Credo es de gran importancia, porque nos recuerda que la fe cristiana es una religión histórica y no un programa ético o una filosofía.
La redención se obró en un lugar concreto del mundo, Palestina, en un tiempo concreto de la historia, es decir, cuando Pilato era prefecto de Judea.
Según Spikee Lee “Hay una clara y evidente relación psicológica entre sentirse moralmente limpio y físicamente limpio”. Un estudio publicado en Science, “Revela la relación entre limpiarse las manos y sentir la conciencia tranquila tras tomar una decisión”. Es como limpiarnos de nuestro pasado y partir de cero, como borrón y cuenta nueva de los residuos psicológicos del cerebro.
Un estudio de la Universidad de Michigan, ha comprobado que “La gente que se lava las manos después de tomar una decisión es menos susceptible de racionalizar sus méritos
El hecho de lavarse las manos no sólo tiene un efecto físico sino también emocional sobre el ser humano y que  la limpieza como símbolo moral tiene un correlato biológico

Bibliografía
Biblia de Jerusalem
Otros a solicitud 

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