Apr 1, 2012

223 - EL CULMEN DEL SERMON DEL MONTE

Dentro del Sermón del Monte escrito para judeocristianos por el año 80 d.C., Mateo nos  transmite su punto culminante, el primer discurso inaugural de Jesús donde proclama las grandes exigencias del discípulo para entrar en el Reino de Dios.
Su contexto nos presenta tres actitudes básicas del cristiano:
a- Mt: 6,2-4la limosna” no hay en la lengua hebrea una palabra exacta para este gesto, pero existe la solidaria actitud con el pobre y necesitado a lo largo de las Escrituras. Un ejemplo de permanente preocupación para sí mismo y para su hijo, es Tobías cuya palabra usada es “passim
También Jesús Ben Sirac en el Ecleciástico y el Nuevo Testamento en Lc: 19,8; Hch: 3,1-6 el pobre la pide y se exhorta al discípulo a no pasar de largo ante éste.
Dos maneras pueden surgir, Mt: 23; la de los “hipócritasMt: 15,7; 22,18; 23,2-3.13 cuando Jesucristo se refiere con frecuencia a los fariseos de farsantes, que actúan en la vida real de manera distinta de lo que afirman en su pensamiento al adquirir un sentido impío o perverso  Mt: 7,5;24, 51; Lc: 13,15.
Para el cristiano la limosna es verdadera cuando es secreta, cuando tiene como testigo al Padre que valora el corazón. Toda ostentación, todo renombre humano, toda búsqueda de publicidad va en contra del Evangelio.
Son dos mundos que enjuician y valoran con escalas muy diversas las actitudes humanas: humildad contra vanagloria, verdad contra ostentación.
Limosna es toda manera de compartir la vida con el hermano, incluso dar la vida por él. Es la dimensión necesaria comunitaria de la vida pedida al seguidor de Jesucristo.
b-el ayuno” práctica del mundo judío de la época, manera de ingresar en la humanidad que sigue al pecado, así la leemos en Lev: 16 en la fiesta de la expiación; Jo: 2,12-17 el llamamiento personal y comunitario de los grandes profetas en los máximos momentos de necesidad de la conversión.
Is: 58,1-12; Lc: 18,9-14 siempre hubo el peligro de desvirtuar el sentido de la penitencia purificadora haciendo de ella ostentación de vanidades humanas.
Mt: 1,11; Lc: 4,1-13 Cristo asumió la misma actitud, ya no de penitencia como de preparación para la misión recibida del Padre, haciendo vacío para llenarlo de Espíritu.
Hch: 13,2-3; 14,23. la iglesia primitiva lo adoptó como su expresión religiosa.
Mt: 8,27 aquí hay dos testigos con diversa y radical valoración: una, falseada e hipócrita “los hombres” en la escuela mateana como aquellos que no pertenecen a la comunidad y otra “auténtica”, la del Padre, que con verdad ve al hombre y le recompensa con su amor.
El ayuno purifica el corazón y le acerca al próximo, se acentúa la necesidad de llegar a Dios  y a los hermanos desde un  corazón purificado.
c-la oración” la Biblia no hace una teoría de ésta, solo muestra un pueblo orante con abundantes ejemplos en el Antiguo Testamento: Abraham, Moisés, David, Salomón, Jeremías etc. En el libro de los Salmos encontramos numerosas oraciones de diversos géneros que por su carácter profundamente humano continúan siendo actuales identificando al hombre en todas las épocas.
En el Nuevo Testamento aparecen Jesús, María, Zacarías y todos los marginados que gritan salvación.
Hch: 1,12-14; 2,42 la iglesia primitiva inicia su caminar con una prolongada oración en espera del Espíritu.
Pablo de los gentiles da a la oración una dimensión apostólica de "absoluta".
Mt: 6,5-6al orar no hacerlo al estilo fariseo, ostentando y buscando la vanagloria” esa oración no es recibida por el Padre celestial pues recibe una recompensa vana y pasajera, una aprobación terrena.
En cambio el cristiano se encuentra con el Padre en lo secreto, sin testigos, humilde y sencillamente. Cristo pide a los discípulos evitar “la palabrería
¿Qué quiso decir Jesús?
¿Hablar demasiado o decir palabras secretas que solamente entendería Dios?
Las muchas palabras no manipulan a Dios, Él sabe la angustia que lleva cada corazón. El texto no condena la liturgia, máxima expresión de la oración del pueblo de Dios, reunido en nombre de Jesucristo y animado por el Espíritu Santo.
Jn: 17 Jesús participó en la oración de su pueblo en el Templo y posiblemente en la sinagoga, celebró la Cena Pascual con sus discípulos, orante en el silencio, y oró  ante los suyos.

Bibliografía
Biblia de Jerusalem

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