May 8, 2012

226 - DUELO, ANAMNESIS Y RESURRECCION

En los Evangelios sinópticos los relatos de la visita a la tumba vacía, parecen señalar que Marcos fue la fuente principal de Mateo y de Lucas, a juzgar por ciertas coincidencias literales de innegables elementos fundamentales, donde las variaciones son mínimas y explicables como el día de la semana, la mención de la piedra a la entrada del sepulcro y el verbo que indica su estado. 
La lectura detenida detecta en las palabras del ser celestial, que realmente constituye una parte del kerigma pascual comunitario, y que Lucas alarga en su composición particular.
El misterio de la piedra rodada de dos toneladas de peso, no significa que era necesario para que el difunto resucitado saliera, su sentido según el pensamiento hebreo consistía en que esa piedra colocada en la puerta de la tumba, declaraba que la muerte era irreversible, no se podía salir del Sheol, así Jesús ya no estaba allí, había vencido a la muerte.
La verificación del sitio donde Jesús fue puesto y que Lucas lo cambia como alusión de recordar las palabras de Jesús en Galilea; el mensaje del ángel (el mismo Dios) a las mujeres, y que Lucas omite por su plan teológico, como también la salida de las mujeres del Sepulcro que van a anunciar el suceso, no es en Marcos su propio interés teológico .
Otros detalles en que coinciden en los tres evangelios aunque las expresiones utilizadas no permitan una identidad literal son: la hora temprana en la mañana, la descripción del ser o seres celestiales y la respuesta de las mujeres que depende de los intereses teológicos de cada evangelista.
En Juan se descubren algunos rastros de esta tradición pero la no coincidencia literal nos lleva a sospechar sobre una tradición oral anterior a Marcos y que estaría detrás de algunos versículos de Lucas y de Mateo. Después de este complejo análisis estudiado por grandes teólogos es necesario volver a ello si queremos saber algo más sobre el origen de la fe pascual y el papel de las mujeres en ella.
Autores como L. Schenke y G. Bertrand pensaron que estos complejos versículos correspondían a una “leyenda cultica” con un núcleo de reminiscencias históricas y cuya elaboración tenía que ver con prácticas cúlticas de la comunidad tras el recuerdo de la tumba vacía en el contexto del sufrimiento de Jesús.
La cronología no parece ser historiográfica y que corresponda posiblemente a aquella celebración comunitaria  anual de los cristianos primitivos, pues la señalización del lugar subraya el interés por el sitio concreto donde se dice y se recibe el mensaje angelical, como kerigma pascual y por tanto confesión de fe que los primeros seguidores de Jesús celebraban en la Resurrección del Maestro en Jerusalem.
Era hábito de los antiguos visitar las tumbas y venerar a los mártires que existía en Palestina.
Sin embargo Jesús no fue enterrado por los discípulos, sino que los romanos habrían sido los encargados del destino final del cadáver.
De acuerdo a la costumbre de la época, las mujeres eran quienes se encargaban de lavar y embalsamar al difunto mediante una ceremonia de llantos, lamentos e himnos que a manera de anamnesis recordaban las acciones, dichos y momentos históricos del personaje.
Investigaciones recientes del arqueólogo Florentino Díez, en torno al Santo Sepulcro, más  exactamente en la base del Calvario, han desenterrado una cueva que pudo haber sido utilizada allá en la época del Hierro, como lugar de enterramiento, a juzgar por un diente y un hueso hallado en su entrada (no exactamente de Jesús) datada en la mitad del siglo I.
Esta debió haber sufrido desperfectos por un terremoto, posteriormente fue remodelada con pavimento de su suelo, revocando y pintando las paredes, aunque no para uso funerario sino para fines cultuales. Se halló una piedra de ciertas proporciones incrustada en la pared del fondo, con señales de haber estado cubierta con estuco finamente terminada, que se piensa pudo haber sido utilizada como altar votivo semejante al estilo de los que se han encontrado en otras grutas.
En el piso se encontró trozos de estuco pintado con grafito correspondiente a una cruz cósmica, (según J.B. Freyle sobre el apócrifo de Adám relacionado con la redención de la humanidad) procedente de las paredes que al parecer fueron arrancados violentamente por un sismo. 
Así se cree en un lugar de culto judeo-cristiano que se extendió en los siglos II y III.
Aquella gruta quedó muy dañada cuando se sacó piedra de la cantera contigua, durante la construcción de la Aelia Capitalina entre 132 y 150 para la edificación del Templo de Venus y el Foro adyacente, en ese mismo lugar por orden de Adriano.
Es evidente que los romanos construían sus templos sobre los lugares sagrados y mistéricos de las culturas conquistadas, en este caso de la redención, muerte, resurrección y glorificación de Jesús. Allí estaría la capilla de Santa Helena en cercanías del sepulcro donde debió ser enterrado Jesús quedando en el recuerdo de la comunidad local.
Joan Taylor quien estuvo criticando estas tesis, posteriormente reconsiderando su escepticismo las aceptó.
S. Mimouni opina que dichas grutas, incluida la del Calvario, fueron utilizadas en la época herodiana para las reuniones cultuales, de igual manera es el caso de Egeria sobre la gruta bajo la iglesia de Eleona en el Monte de los Olivos.
Al contrario de Bultmann quien calificaba de secundaria toda perícopa al defender su origen redaccional por la comunidad de Marcos, estos autores la contemplan como el Sitz  im Leben (donde no hay texto sin contexto de la crítica bíblica alemana) de la tradición, tras el rastro de la visita a la tumba por parte de las mujeres.
Hacer memoria de un mártir, o un profeta rememorando su vida y sus acciones significaba volver a pasar todo ello por el corazón
En la antigüedad, corazón era la sede de la comprensión y no el cerebro, para hacerlo parte de un todo.
Aunque esto no contesta la razón sobre la presencia de las mujeres en torno a la tumba y su relación con la revelación de la Resurrección de Jesús, elemento  que parece formar parte de aquella tradición desde sus inicios más tempranos, supone hablar de la relación entre las mujeres y la fe pascual, formada en el inicio de la versión tomada por Marcos y los testigos tradicionales.

Bibliografía
Biblia de Jerusalem
Carmen Bernabé y Carlos Gil “Reimaginando los orígenes del cristianismo

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