Jun 9, 2007

90 - DEL HEBREO AL GRIEGO

Hace 24 siglos Alejandro hijo de Filipo el macedonio se creía enviado de dios (Zeus) para ser en beneficio de todos, el organizador y árbitro del universo, reuniendo en un solo cuerpo los elementos procedentes de todas partes, mezclando como en una copa de amistad las existencias, las costumbres, los matrimonios, las maneras de vivir, mandaba a todos que consideraran el mundo entero su patria común y reconocieran en todo hombre virtuoso a un griego y en todo hombre malvado a un bárbaroPlutarco.
La biología humana se expresa en la cultura y esta a su vez, en su lengua caracterizada por su “genio” así comprendemos que los orígenes de cada raza tienen unas condiciones propias de comunicación e interpretación.
El griego es una raza indoeuropea con ancestros en el norte de la India, mientras que la hebrea, la aramea, la cananea, la sirio-babilónica y la árabe son propias del Oriente Próximo como pueblos semíticos y por tanto, obedecen a estructuras mentales diferentes.
Después del arameo desde el siglo VI a.C. idioma comercial y popular en Palestina, a partir de la helenización del siglo III, fue superado por el griego popular o la koiné, que se convirtió rápidamente en la lengua internacional de los pueblos del Oriente Mediterráneo, a medida que se modernizaban las ciudades con instituciones típicas del helenismo, tales como, escuelas, gimnasios, teatros, termas e hipódromos.
Los espíritus cultivados se abren a las ideas de los filósofos griegos y los templos acogen las estatuas de Zeus identificado con el gran dios Baal de los cielos en Siria o de Amón en Egipto.
Más tarde el Imperio romano venció militarmente a Grecia, aunque ésta impuso su gran cultura sobre Roma.
Los caminos y las grandes vías necesarias para el desplazamiento de las legiones, el comercio en el control del gran Imperio desde Inglaterra hasta Oriente Medio, favorece el desplazamiento de las comunidades, los mercaderes, el turismo, las peregrinaciones y el asentamiento especialmente de judíos para formar centros religiosos.
Estas colonias desde hacía unos siete siglos antes de Cristo, formaron la diáspora.
Los cristianos siguiendo las vías romanas hacia estas colonias fueron dispersándose por la cuenca del Mediterráneo para la difusión del Evangelio.
Así el choque cultural semítico con el helenismo (mezcla de egipcio ptolemaico, griego y oriental) va a confrontar el judaísmo originando en Alejandría de Egipto bajo el faraón Ptolomeo II Soter, la traducción de la Torah al griego en las habitaciones de Faro, hoy conocida como La Septuaginta o traducción de los Setenta.
Surgen varios problemas al pasar del hebreo al griego y son necesarias varias transformaciones pues las cosas dichas en hebreo no tienen la misma fuerza cuando se traducen a otra lengua.
La lengua hebraica es concreta, rica en imágenes, con frecuencia simbólica, narra situaciones extraordinarias, con los ruidos (truenos, trompetas) con los colores (blancura, oscuridad) y esas exageraciones propias de la literatura oriental.
Por el contrario la lengua griega es discreta, lógica, abstracta, que define, explica, y razona al nutrirse de ideas.
Como hemos visto en artículos anteriores de esta página aparecen entonces dos visiones diferentes del ser humano:
En la antropología semítica la persona humana es una realidad indivisible donde puede apreciarse: la Nefesh, mal traducida por “alma cuyo significado es garganta, el aliento, la persona viviente, con sus sentimientos, su deseo y su voluntad; el Basar mal traducido por "carne", como toda la persona en cuanto frágil y limitada, marcada por el mal y la muerte.
A diferencia de los animales, el hombre posee la Ruah, el viento, el aliento, el espíritu que le procura la respiración, la vida, la energía y viene de Dios.
En hebreo no existe ninguna palabra para decir “cuerpo” por cuanto es indistinguible lo corporal de lo espiritual.
Por el contrario la antropología griega es de tendencia dualista y opone la materia al espíritu, el cuerpo como soma y el alma como psiqué como escribe el autor de Sabiduría en Sab:8,19-20 “Yo era un niño bueno por naturaleza, que había recibido un alma buena, o más bien siendo bueno, entré en un cuerpo puro”.
Así los griegos no pueden dejar de reír con ironía al oír a Pablo hablar de resurrección del cuerpo en el Areópago Hch: 17,32-33 “Al oír hablar de resurrección de los muertos, unos se burlaron y otros dijeron: ya le oiremos hablar de esto en otra ocasión
Para el griego la muerte libera el alma del cuerpo o soma que es como una tumba sema y este lenguaje desde Platón agrega la inmortalidad del alma y su incorruptibilidad. Sab:3,1-4 “Las almas de los buenos están en manos de Dios y el tormento no las alcanzará…” Sab:2,23 “En verdad Dios creó al hombre para que no muriera y lo hizo a imagen de su propio ser...”
Este lenguaje griego presionará y perturbará el lenguaje hebreo tradicional y más tarde, el de la fe cristiana.
Por lo anterior, la Biblia no debe leerse al pie de la letra o de manera fundamentalista para no violentar el texto y crear errores y hacerle decir lo que nunca quiso expresar como revelación.
Bibliografía:
Biblia de Jerusalem.
Service Biblique Evangile et Vie: Itinerario por el Antiguo Testamento.
Ruiz de la Peña: Imagen de Dios Antropología teológica fundamental.

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