Aug 10, 2007

100 - REZAR Y/U ORAR

Dios se revela y habla con el hombre a través de sus manifestaciones narradas y consignadas en la Biblia, debe leer, entender y así comprender su Palabra es decir, rezar. Una vez escuchada su palabra debe hacer desde su interioridad una comunicación personal con Dios, es decir, orar.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española nos recuerda que del latín recitāre, recitar, es dirigir a Dios o a personas santas, oraciones de contenido religioso, recitar la misa, hacer una oración, en contraposición a cantarla. También en un escrito, decir, decirse algo, dicho de una cosa, tocar o pertenecer a alguien, ser de su obligación o conocimiento.
Del latín, orāre, es hacer oración a Dios, vocal o mentalmente, hablar en público para persuadir y convencer a los oyentes o mover su ánimo. También es rogar, pedir o suplicar.
Los 150 Salmos localizados en el centro de la Biblia son a la vez rezados para luego con ellos expresar en oración a Dios: hablando con el corazón (interioridad = alma), hablando con la lengua (exteriorización = cuerpo) y hablando con las manos (expresión = espíritu) lo cual invita a la reflexión y a poder sacar de allí algunas conclusiones en torno a la oración misma, que compromete a toda la persona.
La oración no interesa sólo al alma sino a todo el ser, cuerpo, alma y espíritu.
Somos concientes de la dificultad de una verdadera oración por esa especie de sordera que invade la actual sociedad de consumo.
Recordando una oración de la liturgia en la cultura muzárabe
* Pon en nuestros corazones deseos que puedas colmar.
* Pon en nuestros labios oraciones que puedas escuchar.
* Pon en nuestras obras actos que puedas bendecir.
REZAR CON EL CORAZON
Más vale poner el corazón en la oración sin encontrar palabras, que encontrar palabras sin poner en ellas el corazónMahatma Gandhi.
Lo que hay que presentar ante todo es ese rincón del corazón en el que puede alcanzarnos DiosJulián Green.
Así que el lugar por excelencia de la oración es el corazón del hombre, lugar secreto que sólo El conoce.
Mt:6,6 “Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí a solas contigo. Y tu Padre que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio
Con esto no se trata de realizar unas funciones, de multiplicar unas fórmulas ni de hacerse ver ante los demás como un piadoso.
La oración es un acto de un hombre libre que se pone en su sitio ante Dios y ante los demás.
A Dios no se puede manipular o negociar, El se revela en una relación de corazón a corazón en donde dos seres se dan a conocer entre sí.
Mc:11,24 “Por eso les digo que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido, y lo recibirán” entonces podré pedirle a Dios todo lo que mi corazón desea; y El me lo concederá, para mi mayor bien y según su voluntad"
Mt:6,21 "Pues donde está tu tesoro, allá estará también tu corazón
Relataba el padre Jean Laplace, que uno de sus feligreses dijo, “ahora comprendo que la oración no está ni demasiado arriba ni demasiado abajo, antes la ponía en la cabeza con hermosas ideas y a veces en las viseras con grandes sentimientos, pero creo que está en el corazón
REZAR CON LA LENGUA
También hay que encontrar palabras para orar, así es necesario formular la oración de alabanza y de petición expresando y manteniendo en palabras ante la presencia de Dios.
El peligro está en quedarse seco y estéril como un pedazo de leño, hay que reaccionar ante la oración; ni tampoco multiplicar las palabras en una charla inútil Mt:6,7-8 “Cuando recéis, no seáis palabreros como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les hará caso. No seáis como ellos, que vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis"
La oración personal para encontrar palabras adecuadas se alimentará continuamente de la Biblia llegando después de una larga contemplación tranquila a un coloquio con el Señor.
La oración colectiva encuentra una de sus grandes expresiones en la plegaria eucarística de la Iglesia. Los cristianos se reúnen en un grupo para la oración colectiva Mt:18,20 “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre allí estoy Yo en medio de ellos” y comparten mutuamente las palabras y las intenciones de la oración.
Roger Schutz novelista, dice “Las puertas que se abren a Dios se llaman alabanza"
Frente al derrumbamiento de las sociedades humanas, en la Iglesia o dentro de uno mismo, ante las dificultades hay dos caminos:
* O bien las penas y las amarguras se convierten en aflicción, en dolorismo, inmovilizándonos en el mismo sitio donde todo se está perdido.
* O bien estas encuentran una solución en la alabanza de un amor, el amor de aquel que nos amó primero.
La alabanza de Cristo tiene consecuencias inesperadas, arranca a la persona de la pasividad llevándola hacia delante para enfrentarla a lo que pueda suceder.
REZAR CON LAS MANOS
Sencillos gestos nos permiten expresar lo que tenemos de mejor en nuestro interior como un apretón de manos, una sonrisa o una franca mirada.
Los gestos de nuestras manos expresan una verdadera oración al permitir poner así todo nuestro ser y nuestro amor, anteriormente se llamaba oración corporal, pero debe ser de una justa actitud.
* Las manos juntas, como gesto de adoración y de presencia ante Dios.
* Las manos abiertas gesto de acogida y de ofrenda de sí mismo.
* Los brazos levantados expresión desde el naciente cristianismo y del sacerdote en el altar.
* Las manos cerradas con los dedos cruzados entre sí son expresión de recogimiento y favorecen la interiorización.
* Los brazos cruzados en el pecho como gesto de consentimiento y gratitud.
* Manos superpuestas o acunadas al estilo oriental para invitar a la oración de meditación y de profundización.
* Los brazos extendidos con las palmas hacia arriba al estilo de los griegos.
* Los brazos en cruz, como oración suplicante de intercesión.
* Otras expresiones que se recuerdan en los salmos como tradición bíblica.
Bibliografía:
Biblia de Jerusalem.
Pierre Mourlon: El hombre en el lenguaje bíblico.

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