El padre jesuita Uldarico Urrutia, en 1923 dejó su moderna pluma de oro para tomar la antigua péñola con que el egregio agustino, fray Luís de León ensayó por primera vez en la literatura castellana, los profundos asuntos de la teología al escribir Los nombres de Cristo.
Sin temer a profanar aquella clásica obra y usando el lenguaje de los padres españoles del siglo XVI o siglo de oro de los escritores clásicos, escribió Los Nombres de María, obra que se convirtió en la prueba de unidad entre las dos razas, España y América.
A pesar del tiempo y de la distancia, la cultura cristiana debe a España algunos de sus más bellos triunfos al conservarse fiel en sus tradiciones, es así como se manifiesta el culto a la mujer ideal de la perfección humana en la Madre de Dios, María.
No hay lugar de España en que no se encuentre un santuario mariano, las grandes Catedrales medievales fueron consagradas a Ella, gloriosas órdenes marianas como la de la Merced, la del Carmen y la del Rosario tiene origen español.
Un puñado de españoles bajo el mando del genial Colón se lanzó a rasgar la niebla de lo desconocido para lograr nuevos rumbos y nuevas tierras a la cultura cristiana.
No colocaron otro nombre a una de sus tres frágiles carabelas, que el de la Santa María y con su confianza puesta en este nombre se internaron en el Océano.
Los valientes no llegaron a la tierra que buscaban.
El 12 de octubre de 1492 cuando en España tañían las campanas para celebrar la festividad de La Virgen del Pilar, otra tierra muy distinta salió de entre las olas a los ojos de los audaces navegantes.
Sin temer a profanar aquella clásica obra y usando el lenguaje de los padres españoles del siglo XVI o siglo de oro de los escritores clásicos, escribió Los Nombres de María, obra que se convirtió en la prueba de unidad entre las dos razas, España y América.
A pesar del tiempo y de la distancia, la cultura cristiana debe a España algunos de sus más bellos triunfos al conservarse fiel en sus tradiciones, es así como se manifiesta el culto a la mujer ideal de la perfección humana en la Madre de Dios, María.
No hay lugar de España en que no se encuentre un santuario mariano, las grandes Catedrales medievales fueron consagradas a Ella, gloriosas órdenes marianas como la de la Merced, la del Carmen y la del Rosario tiene origen español.
Un puñado de españoles bajo el mando del genial Colón se lanzó a rasgar la niebla de lo desconocido para lograr nuevos rumbos y nuevas tierras a la cultura cristiana.
No colocaron otro nombre a una de sus tres frágiles carabelas, que el de la Santa María y con su confianza puesta en este nombre se internaron en el Océano.
Los valientes no llegaron a la tierra que buscaban.
El 12 de octubre de 1492 cuando en España tañían las campanas para celebrar la festividad de La Virgen del Pilar, otra tierra muy distinta salió de entre las olas a los ojos de los audaces navegantes.
La Virgen regalaba a la corona de Castilla un nuevo mundo donde se produjo con el habla y la sangre española, el culto a la Virgen María, y sus diferentes denominaciones como, la Concepción, la Asunción, la Madre de Dios y otros nombres que se encuentran en todas las latitudes americanas.
¿Cuál es el pueblo que por más desamparado que sea, no tenga un altar consagrado a la Virgen sin mancha? La Virgen bendijo la unión de dos razas que iban a fundirse en el continente americano y en prenda de su amor, nos regaló su imagen en traje y rasgos de princesa azteca para recordar al europeo conquistador todo el respeto y toda la consideración que debía a la raza conquistada.
Aquellas viejas tradiciones de la España Católica recordaban a los Padres de la Iglesia cuando en sus homilías trataban los extensos temas marianos.
¿Cuál es el pueblo que por más desamparado que sea, no tenga un altar consagrado a la Virgen sin mancha? La Virgen bendijo la unión de dos razas que iban a fundirse en el continente americano y en prenda de su amor, nos regaló su imagen en traje y rasgos de princesa azteca para recordar al europeo conquistador todo el respeto y toda la consideración que debía a la raza conquistada.
Aquellas viejas tradiciones de la España Católica recordaban a los Padres de la Iglesia cuando en sus homilías trataban los extensos temas marianos.
Demos una mirada a ellos.
373 San Efrén Siro enseñaba “El amor me insta a hablar: da palabras de amor” Fue una da esas lumbreras del Oriente como poeta y orador, había escrito tres millones de versos que traducidos del siriaco, descuellan las alabanzas a María a quien llama la “Vid virginal, cuyo racimo nos dio el dulce vino consuelo de los que lloran” De él dice Bardenhewer “San Efrén aventaja a todos los poetas y oradores de la antigüedad cuando pulsa el arpa en loor a María de su inmarcesible virginidad, de su verdadera maternidad divina, de su limpieza de toda culpa”
Benedicto XV de feliz memoria sobre San Efrén dice “Esta cítara del Espíritu Santo, jamás dio tan dulces notas como cuando trató de celebrar las alabanzas de María, su intacta virginidad, su maternidad, su patrocinio lleno de misericordia para con los hombres"
403 San Epifanio de Chipre en sus homilías sobre los misterios de la Virgen, aunque ausentes de la redundancia propia de los orientales están inundadas de bellísimos conceptos sobre María, la inmensidad de su gracia y la pureza incomparable de su virginidad.
733 San Germán Patriarca de Constantinopla escribió muchísimos temas en sus 98 años. Nueve homilías son verdaderos cánticos épicos en alabanza de María en estilo cálido de entusiasmo y desbordante afecto por quien llamó la “Conductora de su vida” en época de iconoclastía.
“Dios te salve, María; llena de gracia. Más gloriosa que los fíngeles, más santa que los Santos; la más venerada de todas las criaturas”
“Salve, paloma mensajera que llevas el ramo de olivo y anuncias el puerto salvador. Tus alas plateadas reflejan la luz divina del Espíritu”
749 San Juan Damasceno a quien Teófanes llamó Crisorroas (aurifluo) gran escritor y filósofo bizantino predicó los tres discursos en un mismo día sobre la muerte de la Santísima Virgen María. Son dogmáticos por afirmar expresamente en ellos la Asunción en cuerpo y alma de la Madre de Cristo. Otros son famosos sobre la Natividad de Jesús. Su autoridad resalta al considerarse que en él se resume todo el Oriente cristiano.
Benedicto XV de feliz memoria sobre San Efrén dice “Esta cítara del Espíritu Santo, jamás dio tan dulces notas como cuando trató de celebrar las alabanzas de María, su intacta virginidad, su maternidad, su patrocinio lleno de misericordia para con los hombres"
403 San Epifanio de Chipre en sus homilías sobre los misterios de la Virgen, aunque ausentes de la redundancia propia de los orientales están inundadas de bellísimos conceptos sobre María, la inmensidad de su gracia y la pureza incomparable de su virginidad.
733 San Germán Patriarca de Constantinopla escribió muchísimos temas en sus 98 años. Nueve homilías son verdaderos cánticos épicos en alabanza de María en estilo cálido de entusiasmo y desbordante afecto por quien llamó la “Conductora de su vida” en época de iconoclastía.
“Dios te salve, María; llena de gracia. Más gloriosa que los fíngeles, más santa que los Santos; la más venerada de todas las criaturas”
“Salve, paloma mensajera que llevas el ramo de olivo y anuncias el puerto salvador. Tus alas plateadas reflejan la luz divina del Espíritu”
749 San Juan Damasceno a quien Teófanes llamó Crisorroas (aurifluo) gran escritor y filósofo bizantino predicó los tres discursos en un mismo día sobre la muerte de la Santísima Virgen María. Son dogmáticos por afirmar expresamente en ellos la Asunción en cuerpo y alma de la Madre de Cristo. Otros son famosos sobre la Natividad de Jesús. Su autoridad resalta al considerarse que en él se resume todo el Oriente cristiano.
806 San Tarasio de Constantinopla cuyas preciosas homilías sobre la Reina del Cielo saborean los sacerdotes en el Oficio de la Inmaculada.
Pasando a los Padres occidentales aunque de menor inventario mariano que en los Padres griegos, su discurso no obstante más sobrio y menos espléndido contienen alta doctrina sobre la Reina del cielo.
397 San Ambrosio de Milán hijo de un prefecto romano fue gran teólogo y orador, escribió un gran tratado sobre el Evangelio de Lucas y su obra de Virginitate, dejando el más acabado retrato de la “Azucena de Nazareth”. Escribió contra los arrianos. Convirtió y bautizó a San Agustín. Promovió el culto a las reliquias sagradas en occidente.
420 San Jerónimo de Belem, su lengua natal fue el ilirio, fue discípulo de Donato, famoso gramático pagano y leyó a los grandes autores en griego y en latín. En Roma había escrito un libro contra Helvidio sobre la perpetua virginidad de la Santísima Virgen María, ya que aquél sostenía que, después del nacimiento de Cristo, su Madre había tenido otros hijos con José. Este y otros errores semejantes fueron de nuevo puestos en boga por las doctrinas de un tal Joviniano. Hombres piadosos de Antioquía lo mismo que San Pamaquio, yerno de Santa Paula, se escandalizaron con aquellas ideas y enviaron los escritos de Joviniano a San Jerónimo y éste, como respuesta, escribió dos libros contra aquél en el año 393. En el primero, demostraba las excelencias de la virginidad cuando se practicaba por amor a la virtud, lo que había sido negado por Joviniano, y en el segundo atacó los otros errores. Tradujo la Biblia al Latín versión llamada La Vulgata.
430 San Agustín de Hipona, el gran teólogo y doctor de la Iglesia, inspirado por Cicerón con su obra Hortensius, indujo su vena de buscador e investigador de la verdad, ingresó en el maniqueísmo por 9 años dentro de un medio dualista persa que se había difundido por el Imperio romano de Occidente. Tuvo una contienda intelectual entre el bien y el mal tratando de encontrar y de construir un sistema filosófico ético. Desilusionado pone su atención en el escepticismo. En Roma estudia retórica y se mueve en el neoplatonismo, conoce a San Ambrosio quien le muestra cómo volver al cristianismo. Su gran obra lo lleva a ser uno de los obispos y teólogos más importantes de la antigüedad. Su teología no sólo influyó en la católica sino también en la protestante; Juan Calvino y Martín Lutero fueron estudiosos del pensamiento agustino. Su mariología contempla cuatro puntos principales: * Por la comunicación de idiomas defiende la maternidad divina: "Dios ha nacido de una mujer"
* La virginidad perpetua: "Virgen concibió, Virgen dio a luz y Virgen permaneció"
* La santidad de María. "Es inmune a todo pecado"
* La relaciones entre María y la Iglesia. "María es modelo de la Iglesia por el esplendor de sus virtudes y por la gracia de ser corporalmente lo que la iglesia debe ser espiritualmente"
1109 San Anselmo de Canterbury monje benedictino, filósofo escolástico y doctor de la Iglesia, sus oraciones a María están penetradas del afecto que se siente brotar del fondo del alma y sus sentencias que se han hecho célebres sobre la Inmaculada.
1153 San Bernardo de Clairvaux es cronológicamente el último de los padres de la Iglesia, impulsador de la orden de los cirterciences, cuyos sermones no son muchos pero gozan de gran fuerza sobre las grandezas de la Virgen y su mediación universal. Le valieron el sobre nombre de doctor melifluo.
Luego vienen los Doctores de la Iglesia y los escritores bebiendo en aquellos su inspiración y sus ideas. 1280 San Alberto Magno de Colonia, habiendo tomado el hábito de Domingo de Guzmán (quien introdujo el Santo Rosario como culto mariano) penetró en la filosofía aristotélica e impulsó la orden de los Predicadores. Pío XI le confirió el título de Doctor de la Iglesia como uno de los más profundos y abundantes escritores de las grandezas de María cuya obra principal es el Mariale, filón de donde se han extraído preciosos tesoros de la Teología Mariana.
1274 Santo Tomás de Aquino, discípulo del anterior dejó en la tercera parte de su Summa Teológica, ideas fecundísimas sobre los misterios y dignidad excelsa de María.
Los escritores marianos modernos como el Padre Arturo Vermeesch que escribió su completísima obra de ciencia mariana Las meditaciones sobre la Virgen María, llena de exquisitos pensamientos y puntos de vista referente a las virtudes y glorias de Nuestra Señora. Ilustran con destellos de su inteligencia, Augusto Nicolás y el célebre Passaglia, prodigio de erudición patrística.
El jesuita J.B Terrien en su monumental y sólida obra “La Madre de Dios y de los hombres” levanta la honra de la Reina del Cielo.
420 San Jerónimo de Belem, su lengua natal fue el ilirio, fue discípulo de Donato, famoso gramático pagano y leyó a los grandes autores en griego y en latín. En Roma había escrito un libro contra Helvidio sobre la perpetua virginidad de la Santísima Virgen María, ya que aquél sostenía que, después del nacimiento de Cristo, su Madre había tenido otros hijos con José. Este y otros errores semejantes fueron de nuevo puestos en boga por las doctrinas de un tal Joviniano. Hombres piadosos de Antioquía lo mismo que San Pamaquio, yerno de Santa Paula, se escandalizaron con aquellas ideas y enviaron los escritos de Joviniano a San Jerónimo y éste, como respuesta, escribió dos libros contra aquél en el año 393. En el primero, demostraba las excelencias de la virginidad cuando se practicaba por amor a la virtud, lo que había sido negado por Joviniano, y en el segundo atacó los otros errores. Tradujo la Biblia al Latín versión llamada La Vulgata.
430 San Agustín de Hipona, el gran teólogo y doctor de la Iglesia, inspirado por Cicerón con su obra Hortensius, indujo su vena de buscador e investigador de la verdad, ingresó en el maniqueísmo por 9 años dentro de un medio dualista persa que se había difundido por el Imperio romano de Occidente. Tuvo una contienda intelectual entre el bien y el mal tratando de encontrar y de construir un sistema filosófico ético. Desilusionado pone su atención en el escepticismo. En Roma estudia retórica y se mueve en el neoplatonismo, conoce a San Ambrosio quien le muestra cómo volver al cristianismo. Su gran obra lo lleva a ser uno de los obispos y teólogos más importantes de la antigüedad. Su teología no sólo influyó en la católica sino también en la protestante; Juan Calvino y Martín Lutero fueron estudiosos del pensamiento agustino. Su mariología contempla cuatro puntos principales: * Por la comunicación de idiomas defiende la maternidad divina: "Dios ha nacido de una mujer"
* La virginidad perpetua: "Virgen concibió, Virgen dio a luz y Virgen permaneció"
* La santidad de María. "Es inmune a todo pecado"
* La relaciones entre María y la Iglesia. "María es modelo de la Iglesia por el esplendor de sus virtudes y por la gracia de ser corporalmente lo que la iglesia debe ser espiritualmente"
1109 San Anselmo de Canterbury monje benedictino, filósofo escolástico y doctor de la Iglesia, sus oraciones a María están penetradas del afecto que se siente brotar del fondo del alma y sus sentencias que se han hecho célebres sobre la Inmaculada.
1153 San Bernardo de Clairvaux es cronológicamente el último de los padres de la Iglesia, impulsador de la orden de los cirterciences, cuyos sermones no son muchos pero gozan de gran fuerza sobre las grandezas de la Virgen y su mediación universal. Le valieron el sobre nombre de doctor melifluo.
Luego vienen los Doctores de la Iglesia y los escritores bebiendo en aquellos su inspiración y sus ideas. 1280 San Alberto Magno de Colonia, habiendo tomado el hábito de Domingo de Guzmán (quien introdujo el Santo Rosario como culto mariano) penetró en la filosofía aristotélica e impulsó la orden de los Predicadores. Pío XI le confirió el título de Doctor de la Iglesia como uno de los más profundos y abundantes escritores de las grandezas de María cuya obra principal es el Mariale, filón de donde se han extraído preciosos tesoros de la Teología Mariana.
1274 Santo Tomás de Aquino, discípulo del anterior dejó en la tercera parte de su Summa Teológica, ideas fecundísimas sobre los misterios y dignidad excelsa de María.
Los escritores marianos modernos como el Padre Arturo Vermeesch que escribió su completísima obra de ciencia mariana Las meditaciones sobre la Virgen María, llena de exquisitos pensamientos y puntos de vista referente a las virtudes y glorias de Nuestra Señora. Ilustran con destellos de su inteligencia, Augusto Nicolás y el célebre Passaglia, prodigio de erudición patrística.
El jesuita J.B Terrien en su monumental y sólida obra “La Madre de Dios y de los hombres” levanta la honra de la Reina del Cielo.
Bibliografía
Biblia de Jerusalem. Carrasquilla Rafael María, canónigo de la Basílica Primada y Presidente de la Academia Colombiana de la Lengua: Juicio de la Obra del P.Urrutia. Pedroza Pedroza Amadeo: Religiosidad popular. Perdomo Ismael arzobispo primado de Colombia: El mensajero del corazón de Jesús en Colombia. Restrepo Félix S.J.: En vez de prólogo. Rodríguez Garcés C.A.: ¿Qué sabes sobre el pesebre? art. 157. Urrutia Uldarico: Los nombres de María
Biblia de Jerusalem. Carrasquilla Rafael María, canónigo de la Basílica Primada y Presidente de la Academia Colombiana de la Lengua: Juicio de la Obra del P.Urrutia. Pedroza Pedroza Amadeo: Religiosidad popular. Perdomo Ismael arzobispo primado de Colombia: El mensajero del corazón de Jesús en Colombia. Restrepo Félix S.J.: En vez de prólogo. Rodríguez Garcés C.A.: ¿Qué sabes sobre el pesebre? art. 157. Urrutia Uldarico: Los nombres de María
No comments:
Post a Comment