Jul 15, 2007

96 - LA ESCUELA DE JESUS

A diferencia de aquello que nosotros conocemos por sitio escolar, cerca a los cuatrocientos años antes de Cristo, existieron las escuelas presocráticas, la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles, la escuela de Jesús era itinerante sin muros, sin pupitres, sin tablero ni tiza, con el cielo por techo. Utilizaba lugares exóticos y abiertos para esta actividad como la playa, el desierto, las llanuras, las colinas o las casas y puertas de la ciudad.
Jesús no escribió nada.
Sus alumnos gozaban de un estrato común, sin diferenciar entre intelectuales e iletrados, entre ricos y pobres, entre recaudadores de impuestos y zelotas o rebeldes, no habían reyes ni políticos, todos eran lo que simplemente fueron, seres humanos bajo una condición fraterna de igualdades.
Jesús rechazó cualquier grado de discriminación, por lo cual no existió ninguna huella de jerarquía.
Es casi imposible encontrar una comunidad donde no exista una clasificación de las personas en cuanto a su intelecto, posición, estética, fama, dinero y bienes.
El hombre vive fácilmente la dictadura del qué dirán como una de las más drásticas y destructivas enfermedades de la humanidad, la dictadura del prejuicio que paraliza e inmoviliza la inteligencia y origina toda clase de discriminación.
Por los años 28 a 30 en Galilea, Jesús buscaba y conquistaba a sus alumnos, conocía las necesidades y angustias de cada quien, aprovechaba cada instante y por cada error, les inducía a pensar para mejorar su historia.
Para el Maestro ninguno era indigno o descalificado, una prostituta tenía el mismo valor que un moralista, el coraje de Jesús enfrentaba a los fariseos al decir que los corruptos y los odiados recolectores de impuestos para Roma; y, las prostitutas dignas de ser apedreadas les precedían en su Reino Mt:21,31, lo que fue posible al despojarse de sí mismos y colocarse como aprendices en su escuela.
Predicó la llegada del Reino de Dios, al direccionar al hombre dentro del Misterio de Dios, para vivir el eterno presente cumpliendo así su Plan, no el del futuro que Dios, no ha inventado.
Jesús se mezclaba con sus alumnos entrando en la historia de cada uno, para eliminar el abismo entre él y ellos.
Les enseñó a vencer el miedo y enfrentar la vida con todas sus adversidades como lo hizo en un ambiente contrario a su pensamiento, consciente de las consecuencias que traería su osada intervención.
Predicó en los lugares más peligrosos frente a sus más ardientes opositores a quienes derrotó y desestabilizó en sus conceptos, pero estos y sus seguidores no comprendían su lenguaje, él hablaba de una realidad teológica y ellos, continuaban entendiendo una realidad mundana.
Los discípulos, Nicodemo, la Samaritana, Pedro, Santiago y Juan y muchos más confirman lo difícil de la tarea misional del Maestro de Galilea.
Jesús de Nazareth el Hijo de Dios encarnado en la historia de la humanidad, revela al Padre, con su vivir y su compartir en comunidad, así Jesús requiere un grupo inicial que busca, conforma e instruye para elevarlos a la categoría de discípulos y luego como autorizados o apóstoles enviarlos a misionar llevando el Evangelio o Buena nueva a todo el mundo.
Jesús el predicador del Reino de Dios se convirtió en el predicado de sus seguidores.
A su Pasión Muerte y Resurrección se señala la venida del Espíritu Santo, el comienzo de los últimos tiempos y una vez completado el grupo de los Doce con Matatías, el segundo grupo es dominado por María la Madre del Señor dando paso al nacimiento de la Iglesia.
Muchas mujeres que desde un principio formaron parte del séquito de Jesús y sus parientes después de haberlo ignorado durante su vida terrena antes de su Resurrección, se unieron y es así como Santiago será una de las figuras principales de la Iglesia Primitiva.
Mateo y Lucas presentan a Jesús como un profeta mayor que Jonás Mt:12,41-42 y como un sabio mayor que Salomón Lc: 11,31-32.
Jesús para comunicar su mensaje con sus contemporáneos y con sus discípulos empleó el método del masal, procedimiento hebreo que se traduce por parábola, cuyo campo semántico cubre desde el Proverbio hasta la Parábola, pasando por el Refràn, y la Máxima, incluyendo lo que para nosotros es la Alegoría o la Fábula.
Bibliografía:
Biblia de Jerusalem
Augusto Jorge Cury: El Maestro de los maestros.
Equipo Cahiers Evangile: Primeros pasos por la Biblia.

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