Nov 23, 2008

166 - PARA MI EL VIVIR ES CRISTO

Padre Alvaro Torres Fajardo cjm

Qué bella frase de Filipenses 1,21.

Pablo de Tarso, apóstol de Jesucristo, así se presentaría gustosamente san Pablo. Su vida personal es inseparable de la vida del Señor Jesús. Sin él, Pablo no existe en la historia. Y Pablo ha hecho siempre actual el misterio de Cristo.

¿Qué fuentes tuvo san Pablo para su conocimiento de Jesucristo?
En el momento de su conversión, dos o tres años después de la muerte y resurrección de Cristo, los evangelios todavía no habían sido escritos. Había sobre todo una tradición viva, oral, y quizás algunos escritos cortos referentes a Cristo. A ello alude él en la 1 Corintios 15, 3: Les he transmitido lo que yo mismo había recibido: que Cristo murió por nuestros pecados…
Es testigo de la primera Tradición. Sin embargo está cierto de que su fuente primera fue el Señor Jesucristo: Les hago saber que el Evangelio que les anuncié… me lo reveló Jesucristo Gálatas 1, 11-12.
Pablo tiene una enseñanza sobre Jesucristo y sobre todo tiene una experiencia viva y personal de él. Incluso ésta es anterior a aquella.
ENSEÑANZA
1. Nos presenta a Cristo como verdadero hombre:
Ga 4, 4. Cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer… Todo nacido de mujer es verdaderamente hombre, pertenece a nuestra raza, lo podemos llamar hermano,
Ro 8, 29 primogénito de muchos hermanos… Pertenece a un pueblo, el pueblo de la elección, el Israel de la primera alianza:
Ga 4, 4; Ro 9, 5 Nacido bajo la ley
Y precisa todavía: Ro 1, 3 Nacido del linaje de David según la carne… .
Mt 1, 1-17 Pertenece a una familia histórica, se puede escribir su genealogía.
Asume la condición humana con toda su debilidad y caducidad; se hace incluso mortal.
Es lo que encierra el sentido de carne en ese texto.
2. Ro 9, 5 Para Pablo Cristo, es el Hijo del Padre, Dios bendito para siempre, y tiene una misión: Ro, 4, 25: Jesucristo, Señor nuestro, se entregó por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.
Recibió esa misión del Padre Dios: El no reservó a su propio Hijo sino que lo entregó por todos nosotros… Para Pablo esta misión llega en un momento de la Historia de Salvación,
Ro 16, 25-26 que él presenta como el Misterio ,
Ef 1, 3-14 como el Misterio de su Voluntad, que tenía su kairós, su momento oportuno,
Ga 4, 4 la plenitud del tiempo, el punto culminante de la historia del hombre en el plan divino.
3. Para Pablo la misión de Cristo más que una enseñanza es una acción salvadora que tiene su punto central en la muerte y la resurrección del Hijo de Dios.
1 Co 6, 9-11 Es el misterio que cambia la historia del hombre y lo pasa del pecado a la gracia; Col 1, 13 del desamor al amor, de las tinieblas a la luz ;
Ro 3, 21-26; 5, 12-21; 6, 7; 8 de la carne al Espíritu, de la muerte a la vida, de la desobediencia a la obediencia, de la esclavitud a la libertad. Es el misterio de la salvación Soteriología, de la Redención del hombre, de su santificación en el sentido no solo moral sino metafísico, realizada por la muerte y la resurrección de Jesucristo.
4. Esa acción llega de una manera viva, histórica, eficaz a la vida del creyente mediante los sacramentos.
Ro 6, 4-11 El bautismo para él es inserción del hombre en el misterio de muerte, sepultura y resurrección de Cristo.
Ga 3, 27 Es un revestirse de Cristo, no como de un vestido, sino apropiarse de su persona, su misterio.
5. Al ser bautizados todos constituimos un solo pueblo de Dios, la Iglesia. San Pablo acude a la imagen del Cuerpo. Único y diverso, con necesaria relación entre las partes, vivo, vitalizado por una cabeza, y alimentado con un solo Pan…
Su doctrina del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia es esencial. Su enseñanza sobre la Eucaristía, como misterio salvador, que hace presente la muerte y resurrección del Señor, y al ser tomada se entra de lleno en el misterio de Cristo es fundamental para su eclesiología, inseparable, claro está, de su Cristología. Esa unidad, cuyo fundamento es el cuerpo glorioso eucarístico de Cristo, hace la unidad de la Iglesia y genera la necesaria relación entre los miembros de la Iglesia.
6. El punto focal de la Cristología de Pablo es la resurrección de Cristo.
Más que un acontecimiento para imaginar es un misterio para vivir.
La relación del fiel con el Señor es con el Cristo resucitado, o sea, con el Señor glorioso.
Pablo da importancia a este título de Cristo.
En Fp 2, 6-11 nos trae un canto de la Iglesia primitiva (incluso piensan algunos que si el texto no es totalmente paulino, sí ha sido retocado por él) sobre el misterio de Cristo en sus tres fases: Pre-existencia divina>Encarnación>Glorificación.
En este último estado Jesús recibe el nombre divino de Señor que recoge la tradición bíblica del nombre y del ser de Dios, único y soberano.
Ese misterio de Resurrección que es la esencia de la redención es compartido por el bautizado desde su bautismo, participado a lo largo de la peregrinación cristiana a través de los sacramentos y consumado en la parusía individual y comunitaria.
7. El misterio de Cristo va hacia un término cuya culminación se vive en la Parusía, el retorno del Señor. Era el anhelo intenso de Pablo reflejado en su enseñanza sobre la escatología (1 Co 15, 51-54; 1 Ts 1, 9-10).
Experiencia
San Pablo no sólo es un teórico sobre Jesucristo, como han sido muchos en la historia. Lo han estudiado bajo varios puntos de vista, han reflexionado y escrito sobre él pero no han vivido su misterio.
Pablo partió de una experiencia vivida en un momento de su vida. El lo dejó escrito en textos que podemos leer:
1. El impacto inicial como lo cuenta él en Gálatas 1, 11-21…
2. La experiencia vital a lo largo de la vida: Fp 1, 12-26, 3, 7-16
3. Sentir que la vida propia está entroncada en la vida de Cristo y su continuación: Col 1, 24
4. Dejarse habitar por la vida de Cristo: Vivo, pero no soy yo… Ga 2, 20
5. La experiencia del amor que Cristo tiene a Pablo: Ro 8, 35-39
6. Seguridad de haber visto a Jesús: 1 Co 9, 1; 15, 8-10; 16, 22-24
7. Experiencia en el sufrimiento y el consuelo: 2 Co, 1, 5; Ef 6, 24
8. Formación de Cristo en él y en nosotros: Ga, 4, 19
9. Unido a Cristo en la cruz: Ga 5, 24; 6, 14
San Pablo es un modelo de vida cristiana.
Conoció a Cristo no solo con su mente sino con su corazón.
Amó a la Iglesia y la sirvió desde su conversión hasta el final de la vida con desinterés material, con entrega, sin ahorrar cansancios ni sufrimientos.
Por Cristo y por la Iglesia entregó finalmente la vida en el martirio.
Ojalá todos aprendamos de él ese amor sin medida al Señor y a su Iglesia que viven en nuestros hermanos.

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