Feb 6, 2008

124 - LA PRIMAVERA PARA EL HOMBRE

Y después del invierno existencial, aparece la época del despertar a una nueva vida, que ya desde las antiguas culturas interpretaban como el tiempo del renacer o del resucitar de la naturaleza o de la resurrección, que del latin fue llamado april o abril, en español, cuando abren las flores.
Es el tiempo de resurgir espiritualmente, de ayunar, de reflexionar y de confesar las faltas para abrirse a un nuevo año, limpio en la interioridad para iniciar una mejor vida con Dios, consigo mismo y con los demás.
Tomado su sentido desde el Antiguo Testamento, los cristianos primitivos entendieron que estaba relacionado con la preparación para la celebración de la Pascua en el mes judío de Nisan. Ya no con el sacrificio del cordero para los judíos, sino del sacrificio de Jesús, quien toma su lugar para la salvación de los cristianos y de todos los hombres.
El hombre se transforma en un instrumento obediente a sus pasiones y a veces se comporta peor que una bestia.
Este tiempo litúrgico para la conversión, requiere una disposición interior que lleve a la contrición de corazón (interioridad) y una toma de conciencia para no cometer ni las mismas, ni otras nuevas faltas.
¿Y qué tiempo? Los primeros seguidores de Cristo retomaron de la Biblia citas que les indicaban:
AYUNO
Gn:2,17 Dios, impuso a Adam y Evala prohibición de comer los frutos del conocimiento del bien y del mal” aún permaneciendo en el Paraíso.
Ex:34,28 "Moisés, estuvo alli con Jahvé cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber agua" antes de recibir de Dios los diez mandamientos en el monte Sinaí.
El rey David frecuentemente ayunaba, se deduce de sus Salmos.
1Re:19 "Ayunaba el gran profeta" Elías, el que fue llevado vivo a los cielos.
Dn:10,2 el profeta Daniel "ayunó por tres semanas" antes de recibir la profecía del destino de su pueblo.
El Nuevo Testamento nos muestra a Juan Bautista como el gran ayunador que enseñó a sus discípulos en la abstinencia.
Lc:2,37 Ana la profetisa, "no se apartaba del templo sirviendo a Dios con su ayuno y su oración día y noche", anunció el nacimiento del Salvador.
Lc: 4,1-2 Jesús, cuando a continuación del bautismo "era llevado por el Espíritu al desierto, ayunó durante cuarenta días"
Mt: 6,18 El Señor en el Sermón de la Montaña, al decir: "Tú, en cambio, cuando ayunes... para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará"
Mt:17,21Cuando los discípulos preguntaron a Jesús, por qué no pudieron expulsar un demonio, el Señor les contestó "esa especie (de demonio) se expulsa sólo con plegarias y ayuno"
Finalmente, Jesús ayunó durante cuarenta días para prepararse a la tarea de la salvación del hombre. Los fariseos reprochaban a los Apóstoles de no haber ayunado.
2 Cor:6,2 "En el tiempo de la gracia te escucho, en el día de la salvación te ayudo. Pues mirad: ahora es el tiempo de la gracia, ahora es el día de la salvación" ese tiempo hoy, es cuaresma.
Tiempo después de la muerte de Jesús, en tiempos de los apóstoles ciertos días en el año fueron dedicados al ayuno y fue práctica general desde los albores de la iglesia cristiana,
Se instituye hacia el año 384 de nuestra era, así el tiempo de Cuaresma no es anterior al siglo IV, la celebración de la Pascua contó siempre con una cierta preparación, un ayuno de dos o de tres días de duración, que se extendió a dos semanas más.
En la Iglesia antigua se practicó la penitencia pública de los grandes pecados, con el rito de la reconciliación de los penitentes en la mañana del Jueves Santo.
Usaban el sayal y se cubrían la cabeza con ceniza como acto de arrepentimiento.
Así quedó la costumbre de ayunar los días miércoles, día en que Judas traicionó a Jesús, y los viernes, día en que Jesucristo fue crucificado y muerto en la cruz.
Desde el siglo VII no sólo hubo una Cuadragésima de 40 días, desde el domingo primero de Cuaresma hasta el Jueves Santo inclusive, sino también una Quincuagésima de 50 días, contados desde el domingo anterior al primero de Cuaresma hasta el de Pascua, una Sexagésima de 60 días, que avanzaban hacia atrás otro domingo más y concluían, asombrosamente el miércoles de la octava de Pascua y una Septuagésima de 70 días, su propósito, ganar otro domingo y concluir en el segundo de Pascua.
Y esta Cuaresma comienza el lunes después del domingo del Perdón, la que dura cuarenta días (seis semanas) hasta el domingo de Ramos y se une a la semana de la Pasión. Termina la Cuaresma el día de la Resurrección del Señor.
La Cuaresma que nosotros celebramos es una síntesis de un triple itinerario ascético y sacramental: la preparación de los catecúmenos al bautismo, la penitencia pública y la preparación de toda la comunidad cristiana para la Pascua.
En esta especie de Precuaresma, usando el color morado de los ornamentos y suprimiendo el Gloria y el Aleluya, ha durado hasta la promulgación del nuevo Calendario romano en 1969.
La reforma litúrgica ha devuelto la Cuaresma al substrato más clásico, el de la Cuadragésima, aunque ha conservado el miércoles de Ceniza y las ferias que le siguen, pero en realidad fuera de la cuenta de los cuarenta días.
La Cuaresma es, entonces, un verdadero sacramental puesto a disposición de toda la comunidad cristiana para que reviva y renueve cada año.
Rm:8,21 "el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos de Dios"
Rm:6,3-11; Col 2,12 que un día se realizó "en el bautismo de cada uno" Es esta dimensión pascual y bautismal la que el concilio Vaticano II quiso poner de relieve al hablar de la Cuaresma.
MIERCOLES DE CENIZA Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la (hesed) misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal.
Debe ayudarse a los creyentes a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.
LIMOSNA Esta palabra no la oímos hoy con gusto tiene algo humillante, parece suponer un sistema social en el que reina la injusticia, la desigual distribución de bienes, un sistema que debería ser cambiado con reformas adecuadas, pero su sentido es ayudar al próximo necesitado con lo que no utilizamos al ayunar.
ORACION Luego de ayuno y limosna nos preparamos para nuestra comunicación íntima con Dios como nos recuerda:
Mt:5,24 “Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano: luego vuelves y presentas tu ofrenda
Bibliografía
Biblia de Jerusalem
Mileant Alejandro: La primavera para el alma

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