A diferencia de toda la naturaleza, esta bendición encierra la creación, y un ordenamiento, la pareja representa la unidad del género humano en una afirmación teológica. En las civilizaciones antiguas se hablaba del árbol del bien y del mal como el que vemos de las colecciones de Asurbanipal en Nínive, esa imagen tomada por el autor para enseñar que este jardín tiene todo al servicio del hombre, pero que aquel árbol situado en el centro es una prohibición de Dios para probar si el hombre en su libertad ejerce una facultad de discernir entre lo que está bien o mal pues sus frutos traen muerte.
La serpiente como animal misterioso vinculado a la tierra es también una criatura de Dios, que estaba asociada a los cultos cananeos de la fecundidad y de la magia, simboliza aquí el origen oculto y misterioso del mal, pero no lo explica.
Ella introduce como una caricatura de la palabra de Dios, la desconfianza y la envidia Gn:3,1-5 sugiere que todo está prohibido no comáis de ninguno de los árboles, y después todo está permitido no moriréis… seréis como dioses, lo que niega toda diferencia entre Dios y el hombre sugiriendo un mundo politeísta.
El hombre como criatura limitada, mortal, no puede como Dios saberlo todo para determinar lo bueno o lo malo, esta narración significa la elección entre la vida y la muerte, fiándose de la palabra de Dios.
En Dt 30,15-20 Dios invita a escoger la vida, pues quiere la felicidad del hombre. Otras citas muestran la intención del escrito Gn:2,3 el Señor Dios plantó un huerto y en él puso al hombre, el Señor dio un mandato, la Ley, es la salida de Egipto y la tierra prometida de Canaan, el Señor Dios lo expulsó del huerto, el exilio, la mujer no es creada por su fecundidad sino para estar acompañando al hombre de frente a él, al ser sacada del hombre y no de la tierra, pues es de su misma naturaleza, (Dios cirujano) y su imagen de desnudez en su relación es transparente y recíproca donde no hay mínima vergüenza.
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