Sep 27, 2007

106 - EL REINO DEL PECADO

Para Pablo el hombre parece encontrarse entre dos universos cuyas cabezas son El pecado y Cristo sin que sean componentes de un dualismo metafísico que coloque en un mismo plano a un principio del bien, Dios y Cristo y a un principio del mal, Satanás y sus auxiliares en un pugilato que explicaría nuestras luchas interiores con aniquilación radical de nuestra libertad.
Gal:5,16-17 el pecado (desviación del Plan de Dios) intenta seducirnos para poner a prueba nuestra libertad y a la vez encuentra aliados en nuestras apetencias.
Rm:8,5-7 las afecciones de la carne (hombre efímero) en cuanto es débil viéndose espontáneamente inclinado hacia toda clase de mal.
Gn:6,5 el Antiguo Testamento hablaba en el sentido del “corazón malo” del hombre inclinado al mal por su propia voluntad.
Cuando el hombre se deja arrastrar por su fragilidad (carne) cae en esas transgresiones de las que el Nuevo Testamento nos ofrece una lista de ciertas citas muy iluminadoras.
Mc:7,21-22 Porque adentro, es decir, el corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgullo y la falta de juicio.
Rm:1,31-32 No quieren entender, no cumplen su palabra, no sienten cariño por nadie, no saben perdonar, no sienten compasión. Saben muy bien que Dios ha decretado que quienes hacen estas cosas merecen la muerte y sin embargo la siguen haciendo, y hasta ven con gusto que otros las hagan.
Rm:13,13 Actuemos con decencia, como en pleno día. No andemos en borracheras y banquetes ruidosos, ni en inmoralidades y vicios, ni en discordia ni envidias.
1Cor:5,10-11 Y con esto no quise decirles que se aparten por completo de todos los que en este mundo son inmorales, o avaros, o ladrones, o idólatras, pues para lograrlo tendrían ustedes que salirse del mundo. Lo que quise decir es que no deben tener trato con ninguno que llamándose hermano, sea inmoral, o avaro, o idólatra, o chismoso, o borracho, o ladrón. Con gente así, ni siquiera se sienten a comer.
2Cor:12,20 Porque temo que cuando vaya a verlos, quizá no los encuentre como quisiera y que tampoco ustedes me encuentren a mí como ustedes quisieran. Temo que haya discordias, envidias, enojos, egoísmos, chismes, críticas, orgullos y desórdenes.
Gal:5,19-21 Es fácil ver lo que hacen quienes siguen los malos deseos: cometen inmoralidades sexuales hacen cosas impuras y viciosas. Adoran ídolos y practican la brujería, mantienen odios, discordias y celos. Se enojan fácilmente, causan rivalidades, divisiones y partidismos. Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas. Les advierto a ustedes, como ya antes lo he hecho, que los que así se portan no tendrán parte en el Reino de Dios.
Ef:4,31 Echen fuera la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad.
Ef:5,3-5 Ustedes que pertenecen al pueblo de Dios, no deben ni siquiera hablar de la inmoralidad sexual ni en ninguna otra clase de impureza o avaricia. No digan indecencias ni tonterías ni vulgaridades, porque estas cosas no convienen, más bien alaben a Dios. Pues ya saben que quien comete inmoralidades sexuales, o hace cosas impuras, o es avaro (que es una especie de idolatría) no puede tener parte en le Reino de Cristo o de Dios.
Col:3,5-8 Hagan, pues, morir todo lo que de terrenal hay en ustedes: que nadie cometa inmoralidades sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones y malos deseos, ni sea avaro (que es una forma de idolatría) Estas cosas, por las que viene el terrible castigo de Dios sobre aquellos que no le obedecen, son las que ustedes hacían en su vida pasada. Pero ahora dejen todo eso: el enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes.
1Tim:1,9-10 Hay que recordar que ninguna Ley se da para quienes hacen lo bueno. La ley se da para castigar a los rebeldes y desobedientes, a los malvados y pecadores, a los que no respetan a Dios ni a la Religión, a los que matan a su padre o a su madre, a todos los asesinos, a los que cometen inmoralidades sexuales, a los homosexuales, a los traficantes de esclavos, a los mentirosos y a los que juran en falso, es decir, a los que hacen cosas que van en contra de la sana enseñanza.
2Tim:3,2-5 Por eso, la conducta del que tiene responsabilidades como dirigente ha de ser irreprensible. Debe ser esposo de una sola mujer y llevar una vida seria, juiciosa y respetable. Debe estar siempre dispuesto a hospedar gente en su casa; debe ser apto para enseñar; no debe ser borracho ni amigo de peleas; sino bondadoso, pacífico y desinteresado en cuanto al dinero. Debe saber gobernar bien su casa y hacer que sus hijos sean obedientes y respetuosos; porque si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿Cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?
Tit:3,3 Porque antes también nosotros eramos insensatos y desobedientes a Dios; andábamos perdidos y éramos esclavos de toda clase de deseos y placeres. Vivíamos en maldad y envidia odiados y odiándonos unos a otros.
1Pe:4,3 Por mucho tiempo hicieron ustedes las mismas cosas que hacen los paganos, pues vivían entonces en vicio, malos deseos, borracheras y banquetes ruidosos, bebiendo con exceso y adorando ídolos abominables.
Apoc:21,8 Pero en cuanto a los cobardes, los incrédulos, los odiosos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que adoran ídolos, y todos los mentirosos, a ellos les tocará ir al lago de azufre ardiente que es la segunda muerte.
Apoc:22,15 Pero afuera se quedarán los pervertidos, los que practican la brujería, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinatos, los que adoran ídolos y todos los que aman y practican el engaño.
Jn:1,29 Estos pecados son el fruto de compromisos personales de los que cada hombre sigue siendo responsable en cierto modo para construir el pecado del mundo que Cristo ha venido a quitar en el mundo. Pero que a su vez pesa sobre los individuos para influir en sus opciones morales.
En esta extenuante lista se observan los pecados individuales que afectan la comunidad, son los pecados sociales que desnaturalizan las relaciones entre hombres y mujeres bien sean sexuales o entre miembros de los grupos humanos.
Estas apetencias constituyen otras idolatrías que al desconocer al verdadero Dios, divinizan al hombre mismo y sus bienes terrenos que sustituyen el puesto de Dios. Es un desvío radical de su conciencia (pecado) que Pablo reconoce como la fuente o consecuencia de la idolatría originando la alienación en el campo psicológico Rm.1,24-28 y en el campo cultural donde se aprueba a quienes cometen estas faltas Rm:1,32
La afectación de las instituciones está marcada porque toda relación está infectada por ese mal que reside en el corazón de los individuos con ambición de bienes terrenos y de poder.
Así no sólo son los individuos que están en pecado, sino la sociedad misma, la opresión de los esclavos por parte de los hombres libres, el desprecio de los bárbaros por parte de los griegos y de los romanos y de los ignorantes por parte de los hombres cultos.
Estos pecados colectivos pesan sobre todos seriamente.
Los gobernantes no pueden parapetarse en su propio interior para tranquilizar su conciencia en la medida en que los aceptan, los endosan e incurren en la responsabilidad por omisión.
La conversión no puede limitarse a la vida privada pues lleva consigo exigencias de la vida pública.
El individuo entonces lleva difícilmente el peso psicológico de su corazón malo contra el que tiene que luchar, y, el peso sociológico de ese pecado colectivo que tendrá que combatir con perseverancia.
Rm:7,24 Pobre de mí, ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?
Bibliografía:
Biblia de Jerusalem.
Pierre Grelot: El pensamiento de Pablo.

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