Apr 6, 2007

78 - LAS CAIDAS DEL HOMBRE

PADRE ALVARO TORRES FAJARDO
sacerdote eudista

Cursó estudios de especialización en teología en la universidad Gregoriana de Roma, y de Biblia en el Instituto bíblico de Roma. Ha dedicado más de cincuenta años de su vida a la formación de sacerdotes en el seminario eudista de Valmaría -Bogotá-, en el seminario mayor Juan XXIII de Barranquilla -Colombia- y en el seminario mayor de Pasto -Colombia-
Ha enseñado sobre todo Sagrada Escritura en el ejercicio de la formación en los seminarios y en comunidades y grupos laicales.
En esta página de Catequesis cultural religiosa, con la que pretendo compartir algunos conocimientos actualizados, he recibido del padre Alvaro Torres una gran colaboración no sólo en sus sabios artículos, sino de su consejo y guía en la publicación de los mismos.
Hoy nos comparte de su visión sobre El Via-crucis, las caídas del Señor Jesús.
FRENTE A LAS CAIDAS DEL HOMBRE
Los cristianos católicos conocemos el ejercicio piadoso llamado del Vía crucis, el camino de la cruz. Jesús condenado a morir crucificado carga con la cruz y se dirige al Calvario. Según una tradición en ese recorrido cae tres veces.
En unas imágenes de esas caídas representadas en la capilla del seminario eudista de Valmaría, en Bogotá -Colombia-, fruto de la oración del artista que las diseñó, y de las que no existe copia en ninguna parte, hay un mensaje rico y fecundo que podemos llamar: Nuestra actitud frente a las caídas del hombre.
La tercera estación se llama Jesús cae por primera vez. El Señor está derribado por tierra, y un verdugo, con dureza extrema y sin mínima compasión, con la mano derecha le hace ademán de que se levante y siga, y en la mano izquierda sostiene un látigo. En la vida hemos visto caer a nuestro lado a nuestros hermanos y hermanas, en circunstancias no sólo físicas sino también morales. En lugar de la mano compasiva que levanta ¿no hemos quizás proferido palabras incomprensivas y reproches amargos? Tal vez también los hemos escuchado en la hora de nuestras propias caídas, venidos de labios que esperábamos fraternos y amigos. Recordemos la advertencia del apóstol: "Quien se sienta seguro tenga cuidado de no caer" (1 Corintios 10, 12)
La séptima estación nos presenta a Jesús caído por segunda vez. Frente a él un personaje, las manos cruzadas sobre el pecho, distraído, indiferente, impasible, lo ve caer y no da un paso para socorrerlo. ¡Cuántas veces en la vida, al ver caer a nuestros hermanos y hermanas, en muchas miserias físicas y morales, hemos permanecido ausentes y quizás hemos pasado de largo sin prestar atención! Que tengamos el valor de detenernos frente al enfermo, al herido por las crueldades de la vida, ante el ignorante, ante el que sufre la terrible desgracia de no conocer al Señor Dios nuestro y no amarlo, le abramos el corazón y lo ayudemos, Parábola del buen samaritano (Lucas 10, 25-37).
La novena estación nos presenta a Jesús caído por tercera vez. Un soldado de corazón humano y generoso le pasa su brazo por debajo del hombro y cuidadosamente lo levanta. A diario somos testigos de las muchas caídas, físicas y morales, de nuestros hermanos y hermanas. Nosotros mismos las tenemos a menudo. Que también nosotros ante las caídas de los demás sintamos que es el mismo Señor que cae y espera de nosotros el gesto de la compasión y la misericordia. El mismo que esperamos recibir en los momentos de nuestras flaquezas y caídas Vengan ustedes los que han sido bendecidos por mi Padre... (Mateo 25, 31-46).
La Semana Santa es tiempo de honda reflexión sobre la calidad y la verdad de nuestra vida cristiana. Tenemos espacio para meditarlo y vivirlo a la luz de la Pasión y muerte del Señor. Que todo nos conduzca al gozo y la luz de la resurrección.

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